Martín Armendáriz, DJ Budin: "Si estoy pinchando soul o funk, no me pidas Shakira"

¿DJ Budin, un DJ ecléctico? Sí. Abarco muchos estilos y sobre todo mucha música negra. Desde los comienzos del blues hasta el hip-hop ahora. Desde Robert Johnson y el blues del Delta hasta... Hasta De La Soul, que son de los 90. A mí la música negra me encanta. ¿No me dirá que es un negro atrapado en el cuerpo de un blanco? Es un tópico, pero dentro de la música, sí lo soy, sin duda. Y me encanta también todo ‘el latin’, que también tiene raíces negras. Mucha de esta música nació en Cuba por el mestizaje de negros y españoles. La rumba cubana, el son... ¿Y en qué momento da el paso de coleccionar vinilos a querer pinchar en locales? Todo empieza en mi pueblo, en Lerín, a principios de los 90. Teníamos un bar, el Akelarre. Yo era el encargado de comprar la música, el que tenía verdadero interés por esto. Después me vine a vivir a Pamplona. ¿Año? 1998. Empecé pinchando en el Atrio música electrónica. Después abrieron el Nicolette, que será el local en el que más he pinchado en mi vida. Es el club con más solera, que sigue programando y haciendo flyers... Haciendo cultura de club. Eso es. ¿Y su trueno con la música de dónde viene? Pues muchas veces lo pienso: ¿qué me pasó para que me guste tanto la música? Y recuerdo que en Lerín, el hermano de mi amigo José Luis Bea, tenía un cuartito con LPs, discos, y todo forrado con posters de Bowie, Lou Reed, los Stones... Siempre íbamos a escondidas a cogerle los discos. Luego se chinaba. El caso es que escuché a muchos de los clásicos hasta que llegó el punk. Guardo todos los discos. Cada uno tiene una historia. Los buenos tiempos de Kilkir Diskak en la calle Compañía... Eso es. Yo me venía mucho de Lerín a Kilkir. El Napo, el dueño de la tienda, me abrió muchas puertas a otros sonidos. Yo entonces era mucho de rock’n’roll, de punk... Y Napo me abrió hacia otros sonidos como el hip-hop. En el mundo del DJhay mucha tontería. Vende más la imagen del DJ que el que siente pasión por la música. Y un verdadero amante de la música no deja de escuchar ni de explorar. Ni de descubrir. A mí lo que realmente me gusta es descubrir nuevas cosas. Yo de chaval me escuchaba los discos de arriba abajo. Me sabía todas las canciones, los discos, dónde se había grabado... Lo escuchabas entero y sin parar. Ahora no. Ahora, me llega un paquete, lo escucho, pero ya he comprado nueva música. ¿Así que lo que gana como DJ lo invierte en más música? Todo, sí. A mí me encanta hacer sesiones y difundirlas, que la música que compro se pueda escuchar en plataformas. En Mixcloud (mixcloud.com/djbudin) tengo más de 20 sesiones con todo tipo de música: latin, soul, rhythm and blues, boogaloo... Ahora estoy en un proyecto para hacer radio con DLC Kultur, Dios Los Cría, un colectivo en el que está metido, por ejemplo, Pablo Cotton, de Cintruénigo. Estamos mirando un local en Pamplona, una especie de oficina para grabar todo desde allí y emitirlo en streaming. A mí me encanta que la gente descubra lo que yo me compro. Pero en el mundo de la electrónica, había DJs que tapaban las galletas del disco para que la gente no supiese qué pinchaban. ¿Y su espíritu sería justo lo contrario? Completamente. A mí me encanta cuando estoy pinchando y se me acerca alguien a preguntar qué suena. Se lo apunto encantadísimo. Porque lo habitual es, “¿me pones tal canción?”... Sí. El coñazo de “ponme tal cosa”... ¿Qué es lo peor que le han pedido? Yo qué sé. Shakira (risas)... Para mí, la peor frase que me han dicho y que más me duele es: “¿Cuándo vas a poner algo para bailar?”. El problema es que no hay cultura musical. La gente está acostumbrada a pedir Spotify. Pero es que yo voy con una maleta de vinilos y lo que puedo poner es lo que llevo. Si está sonando soul o funk, no me pidas Shakira, que no tiene sentido. Falta cultura. ¿Ha estado en alguna rave? Pues la verdad es que no. Nunca he estado en la típica rave en el campo. Lo gracioso de la que se montó hace poco en La Peza, en Granada, es que la gente del pueblo estaba encantada. Sí, sí. Las mujeres del pueblo decían que fuesen todos los años. La música electrónica se ha ganado ya cierto respeto, pero ha tenido muy mala imagen. Sigue demonizada por las drogas y la noche. Y lo que creo es que en la historia de la música, cuando empieza un estilo nuevo, se demoniza por los mayores. Cierto. Cuando salió el tango, para las élites de Argentina era música arrabalera, de borrachos y gente chunga. Ahora tiene prestigio. Con el hip hop pasó lo mismo. Y es lo que ocurre ahora con el reggaeton. Y eso que lleva ya 20 años. Y yo creo que hay cosas interesantes. Lo mismo ocurrió cuando surgió el rock’n’roll. Por entonces solo había crooners: Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Junior... Y de repente llega la chavalería gritando. No los podían ver.

Martín Armendáriz, DJ Budin: "Si estoy pinchando soul o funk, no me pidas Shakira"

Contesta a las preguntas mientras rebusca entre su frondosa discoteca, cientos de vinilos que rebosan de las estanterías. “No los he contado”. Chiflado por la música negra, es uno de los fijos de la noche pamplonesa y donostiarra. Su paladar musical es rico, denso y felizmente desprejuiciado

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