Inquietud en los centros por revivir los conflictos si en 2024 deben volver a votar el horario escolar

La educación de los niños navarros suspende en cuestiones tan esenciales como la falta de estabilidad en las plantillas de los centros, con un elevado grado de interinidad (49%), lo que dificulta poner en práctica los programas educativos. También escasean las formaciones para que los profesores asimilen las nuevas tecnologías y para atender al creciente número de niños con necesidades especiales. Además, la pandemia ha dejado un cráter emocional en muchos niños con dificultades para relacionarse y una tecnología, que irrumpió de forma abrupta, que se percibe como una buena herramienta educativa, pero que sin una dosificación medida, empieza a ser fuente de problemas oftalmológicos, neurológicos o, simplemente, provoca que los niños escriban y lean cada vez peor. Y en este surtido de problemas y carencias, docentes y padres tiemblan al pensar en revivir los conflictos entre familias y centros a la hora de votar el horario escolar. El Gobierno foral ultima una orden foral que obligará a que en 2024 todas las familias de Navarra con hijos en edad escolar voten qué jornada quieren en su centro: partida o continua. Estas son algunas de las calabazas que docentes y padres de la red pública y concertada pusieron encima de la mesa durante el cuarto foro DN en Vivo de la legislatura. En esta ocasión se trataba de hacer balance de lo acontecido en estos últimos cuatro años en materia educación. María Pilar Asurmendi (docente y directora del colegio concertado FEC Vedruna, de Pamplona), Mariví Pérez (directora del Colegio Público Elvira España, de Tudela y presidenta de la Asociación de directores de centros públicos de la Ribera), Teresa Mòdol (docente en un instituto público y presidenta de CONCAPA Navarra, la federación de apymas mayoritaria en la red concertada) y Yolanda Erro (docente y presidenta del sindicato AFAPNA). “El departamento de Educación nos ha pasado la patata caliente a los padres y a los centros y ha habido mucho conflictos. Es un tema espinoso y hay tanta casuística como familias”, lamentó Teresa Mòdol. La presidenta de CONCAPA puso el foco en los alumnos y pidió excluir de esa decisión a los centros y a los padres “porque somos partes implicadas”. “Debería haber un exhaustivo estudio científico que avale qué jornada es la más beneficiosa para nuestros hijos. Debería ser un externo quien expusiera los pros y contras de cada jornada y así poder decidir bien. No, un nuevo decreto foral y ¡otra vez pelea!”. Mòdol confió en que Educación, al regular la votación y criterios, incluya la opción de que un centro pueda revertir la jornada en determinados casos. Mariví López confesó que en su centro, Elvira España, de Tudela, la votación sobre la jornada se vivió “con muchísima angustia”. “Nos causó a los centros una revolución de auténticas crisis”, agregó. López recordó que la práctica mayoría de centros de la Ribera apostaron por la jornada continua y que las encuestas han mostrado la satisfacción de las familias. Afirmó que la orden foral preocupa y que debería contarse “solo” el voto de las familias que emitan voto . “Dependiendo de cuáles sean los criterios igual volvemos a la jornada partida porque para el profesorado se ha implementado la carga laboral, aunque parezca lo contrario”. Y añadió que las escuelas “no podemos ser el único agente para la conciliación familiar”. Yolanda Erro habló de estabilidad. “A los docentes nos interesa que un centro tenga una estabilidad. No podemos andar haciendo votaciones cada curso eligiendo la jornada porque sabemos qué origina a nivel de claustro, familiar y de ambiente escolar”, apuntó. Erro quiso dejar claro que los docentes, con jornada continua o partida, trabajan “las mismas horas”. En su opinión, lo conveniente es que un centro tenga una determinada jornada durante “un tiempo suficiente “ como para valorar “objetivamente” si ha funcionado. María Pilar Asurmendi explicó que su colegio, FEC Vedruna, mantiene y apuesta por la jornada partida. “No hay evidencias científicas de que la continua sea beneficiosa para el alumnado. Las familias, cuando nos han elegido, lo han hecho por la jornada partida”. Ahora, con la nueva orden foral, Asurmedi a indicó que se convocará a las familias y “se votará”. “Me parece bien que haya pluralidad y así las familias elijan lo que mejor se adapte a sus necesidades”. El ordenador en clase para dar lecciones mediante videojuegos y, luego el ordenador para las tareas en casa, amén de su uso como mera diversión. La digitalización de las aulas es una realidad en los centros de enseñanza. “La tecnología ha venido para quedarse”, afirmó María Pilar Asurmendi, docente y directora del colegio concertado FEC Vedruna, de Pamplona, que defendió el “esfuerzo” del profesorado y de las familias durante la pandemia. Ahora bien, la profesora subrayó con igual firmeza que la tecnología, pese a ser una herramienta que ayuda, por ejemplo, a personalizar la educación según las necesidades, “no puede sustituir la interacción” entre alumnos y entre alumnos y profesores. “La tecnología no pudo paliar la parte emocional y hay una serie de necesidades médicas en los alumnos que antes no se habían dado”, indicó Asurmedi, para quien hay que buscar la mezcla de los dos sistemas: presencial y digital. Para Mariví Pérez (directora del Colegio Público Elvira España, de Tudela y presidenta de la Asociación de directores de centros públicos de la Ribera) aún se está trabajando en los centros en “recuperar el contacto emocional”, así como las tutorías presenciales con los padres. “El centro tiene una labor de comunicación. Emocionalmente nos está costando. Vemos a niños con dificultades sociales”, agregó. Según la presidenta de CONCAPA, Teresa Mòdol, los niños con necesidades especiales fueron “los más castigados” a pesar del esfuerzo de los docentes. Criticó que Educación no marcara directrices y que los fondos europeos para digitalización solo hayan llegado a la enseñanza pública cuando, según indicó, eran para “todos los colegios”. Yolanda Erro (docente y presidenta del sindicato AFAPNA) recordó que había alumnos sin ordenadores en casa o, aunque se los dieran, no disponían de wifi. Abogó porque Educación disponga de un sistema de préstamos de ordenadores para los docentes. “Como en las empresas privadas. Te dan el ordenador al comienzo del curso y luego lo vuelves a dejar”. En ese sentido, avanzó que los centros reclaman más formación para que los docentes asimilen las nuevas tecnologías y que se empieza a hablar de niveles de competencias en tecnología similares a los idiomas (A1, A2, etc). Mariví Pérez destacó que el alumnado está “muy pendiente de la imagen”, que es lo que le resulta atractivo, pero que ya se están detectando “dificultades de lectura y escritura” . El abuso de la exposición a pantallas, según Teresa Mòdol, hace que haya padres “preocupados” porque se están empezando a ver sus consecuencias “a nivel oftalmológico, pedagógico y neurálgico”. La digitalización también permite un contacto más directo y rápido entre las familias y el profesorado. “Nos ha obligado a establecer horarios. Las familias quieren todo inmediatamente. La sociedad quiere todo inmediato. Y hay que poner unos límites”.

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