Médicos en pueblos navarros de difícil cobertura: "¿Usted no se irá, verdad?"

En los últimos seis años se han incorporado 14 centros de salud a la nómina de difícil cobertura en Aragón. Su Servicio de Salud ya tenía identificados desde verano de 2017 una relación de 29 en esta misma condición “con la finalidad de ofrecer incentivos para atraer a médicos de Familia y pediatras de Atención Primaria”. El objetivo trascendió a la opinión pública en el Heraldo de Aragón poco días antes que el pleno del Parlamento navarro aprobara una serie de mejoras para el personal sanitario, con especial acento en el aumento de 400 euros en las mensualidades de los 2.300 médicos. La consejera de Salud, Santos Induráin, adelantó entonces la intención de dibujar, en función de una serie de criterios, el mapa de las consideradas zonas básicas de difícil cobertura. A falta de una orden foral que proporcione cobertura a nuevas medidas, habló de compensaciones por el esfuerzo añadido que acarrea el desplazamiento en esas áreas específicas. Por de pronto, los cambios estipulan el compromiso de abonar ya el desplazamiento para personal de Atención Primaria -unos 400 profesionales- en plazas de difícil relevo. Pero hasta que las nuevas gestiones no fructifiquen en una nueva orden foral ahora que la legislatura languidece, la inquietud late en profesionales como también en pacientes por el tan temido y denunciado no pocas veces problema de la inestabilidad laboral que hace que las preguntas sean recurrentes en las consultas: “¿Usted no se irá, verdad?”. Allá donde hay “difícil cobertura” o “muy difícil cobertura”, como subraya Ruth González SantoTomás, con jornada repartida en los consultorios de Etxalar y Bera, los médicos realizan un diagnóstico y firman sus recetas para aliviar la salud renquetante del sistema a partir de la experiencia que sufren con sobrecarga de trabajo. “Estamos en la parrilla de salida”, aprecia María Dolores Chueca Sayés, médica de 57 años adscrita al consultorio de Marcilla en la Zona Básica de Salud de Peralta. El repaso al cuadro médico en Funes, Falces, Marcilla y la propia Peralta le devuelve a una situación anterior a la convocatoria de la OPE en mayo de 2022. Dedica palabras de agradecimiento a sus compañeros del Servicio de Urgencias Rural (SUR) que empalman “desde las ocho de la tarde hasta la una o tres” del día siguiente por “pasar consulta en un cupo de Peralta”. Si debe realizarse refuerzo es porque falta un facultativo y porque las necesidades de los últimos años han aumentado al tiempo que la localidad ha ido creciendo en número de habitantes. “De base -dice- hay un planteamiento erróneo. Aunque estuvieran los tres médicos que corresponden a Peralta sería preciso un cuarto. Por término medio, a cada médico le corresponde entre 1.300 y 1.500 TIS (Tarjeta Individual Sanitaria). Pues bien, hay dos compañeras mías que tienen 1.900”. El repaso al área, con un censo demográfico de 14.000 habitantes en su conjunto, muestra que tanto en Funes como en Falces hay un solo facultativo cuando, por norma, debieran ser dos. “El de Falces se tenía que haber jubilado y gracias que está porque hace el trabajo de dos”, señala la doctora Chueca. En Pediatría, como tantos otros puntos de la geografía navarra, pasa consulta un pofesional de los dos que, por número de población, debieran ocuparse de la atención infantil. “Se han ido de Peralta antes del año de la última OPE cinco profesionales”. En marzo de 2022, en un foro organizado por Diario de Navarra para sondear el estado de la Salud en los pueblos, el alcalde de la localidad, Juan Carlos Castillo, habló del derecho laboral que asiste a los profesionales para tramitar su traslado pero también reclamó de la Administración medidas de incentivo para proporcionar estabilidad en la zona rural. Un año después, las necesidades, ya palpables, y el futuro cercano nada alentador, abundan en el mismo problema. “Creo que ha habido una gestión pésima -opina Chueca Sayés-. Antes del año de la OPE se convocaron acoplamientos libres para que personal fijo se pudiese mover. Ahora va a haber nuevos traslados y se irá otra persona”. Sin ningún otro tipo de estímulo que ayude a asentar las plazas, más allá de los médicos que residen en el entorno como es su caso, la rotación de facultativos amenaza con cronificarse. “Lo lógico es que compañeros que viven en Pamplona, por ejemplo, estén y opten por estar más cómodos y no que tengan que dedicar dos horas de coche para salir y volver a sus casas. Además del desplazamiento, hay otro hecho y es que aquí, en la zona de Peralta, hay urgencias que cubrir, hay más guardias que en Pamplona”. Sondeada sobre propuestas que podrían activarse para variar la actual tendencia, retoma el mismo ejemplo que expuso hace un año ante la opinión pública cuando habló del caso de una compañera que en Aragón “entraba en su puesto de trabajo una hora más tarde, por el desplazamiento desde Navarra, cobrando lo mismo. Es una forma de incentivar. Hay muchas cosas que se pueden hacer”. En las actuales circunstancias, la resignación se impone en la actitud de los pacientes. Las protestas no trascienden porque “mal o bien se cubren las necesidades”. Eso sí, a costa del esfuerzo del facultativo, precisa. “Lo que sí está sucediendo es que hay más lista de espera. El problema se está concentrando en admisión cuando una persona viene y pide cita para el médico. Igual no hay un hueco hasta tres días después. Y encima aumenta la consulta privada”. La cercanía con el paciente es una ventaja de la Atención Primaria en los pueblos. Aunque el protocolo pueda determinar una dedicación de determinados minutos, la realidad es otra: “Una persona puede necesitar cuatro minutos y otra quizás media hora. Se da lo que necesita el paciente”. Luis Mendo Giner, nacido hace 49 años en Zaragoza, tarda “diez minutos” desde su casa en Fontellas para llegar a su destino laboral como director del Centro de Salud de Cascante. La plantilla -7,5 cupos de Médico de Familia y Enfermería, 1,5 de Pediatría y 3 de SUR- “está completa” para una población de 11.000 personas que abarca Ablitas, Barillas, Tulebras, Monteagudo, Murchante y Cascante. Ahora bien, la denominada médico estructural accedió días atrás a una oferta de Aragón, con una mejora sustancial a la que tenía hasta ahora en Navarra. Su caso ejemplariza “la altísima rotación de profesionales” de los últimos años que convierte la zona, como el resto del Área de Tudela, en entorno de “difícil cobertura y riesgo”. “Dependemos de que vengan médicos de Zaragoza, que tienen plaza en propiedad en Aragón y que si piden su traslado se pueden ir. Y dependemos curiosamente de ellos cuando Aragón ha sacado tres oposiciones por una en Navarra Los de Pamplona no vienen habitualmente al Área de Tudela”. La comparación con la vecina comunidad revela una diferencia más que notable en cuestión de condiciones laborales: “Allí los consultorios de los pueblos tienen guardias pero con libranza al día siguiente. Acaban de subir el sueldo y los horarios son más flexibles”. Con todo, los hay en el entorno de Cascante galenos que viven en Zaragoza y que empeñan en la carretera dos horas al día, entre ida y vuelta. “Aquí tenemos lo que llamamos microguardias, hasta las ocho de la noche. Eso supone que, si un día hacen microguardia, llegan a Zaragoza a las nueve de la noche y al día siguiente se levantan a las seis para estar en consulta”. “Y, ¿qué se puede hacer?”, atiende por interpelación Luis Mendo. “Haría una revisión de cada zona y de cuáles en los últimos tres meses han tenido problemas para encontrar médicos después de tirar de lista. Sería un tema a revisar cada año o cada dos años”, ofrece como primera respuesta. La demora de reacción para cubrir vacantes añadiría, en su opinión, un nuevo elemento al factor de la distancia. Las OPEs son “necesarias pero no son la solución. La hubo en 2022 pero al poco tiempo se realizó una convocatoria de traslados”. Luego está el sistema de contratación que, en su opinión, debe ajustarse a las necesidades reales y al sentido común. “No puede ser que un médico que lleva cubriendo una baja de seis meses o un año acabe marchándose porque esa plaza ha pasado a considerarse de interinidad o su titular se ha jubilado. En tal caso, el propio sistema de contratación determina tirar de lista, con lo cual el médico sustituto se tiene que ir y entra uno nuevo”. “La continuidad es fundamental en Atención Primaria” en esa relación, casi cómplice, que se establece entre facultativo y paciente. Y claro, ante el cambio de rostro en las consultas, los usuarios preguntan con inocencia y temor: “¿Usted no se irá, verdad?”. “El sistema está un poco deshumanizado. Tendría que tener más en cuenta al paciente”, interpreta el médico de Cascante. El contacto estrecho posibilita conocer “a la persona y a su familia”. Una rápida visión al panorama de Navarra confirma su lectura pesimista sobre la realidad sanitaria, sobre todo en ámbito rural, que ahonda su lamento: “Hay personas que llevan sin médico de referencia meses y meses en Navarra”. Sólo tiene que mirar a alrededor para plantear sugerencias que podrían mejorar la actual situación: “En octubre, en Galicia se adoptaron una serie de medidas para potenciar la medicina rural. Se triplicó la puntuación de méritos para aquellos médicos que quisieran trabajar en pueblos. Se prevé realizar una fase de concurso, no una oposición, de modo que en tres años se pueda acceder a una plaza fija, entre comillas, en medicina rural en función de los méritos. No se puede competir con el País Vasco, con mejoras económicas. Sin guardias se cobra más , a pesar de la última subida de aquí”. Ruth González Santo Tomás, nacida hace 53 años en Valladolid, madre de tres hijos y casada con un médico, dimitió de directora de la Zona Básica de Salud de Lesaka en un momento en que hubo tres bajas de facultativos. El problema no fue sólo ese. “¿Qué idea hay para el conjunto de Navarra para atender la Pediatría?”, preguntó a la dirección general de Salud. “Si no se sabe hace dónde vamos es muy difícil asumir una responsabilidad. Echo en falta una visión a medio y largo plazo por parte de Osasunbidea”. De no vivir en el entorno, las garantías de relativa estabilidad proceden de galenos desplazados de Guipúzcoa. Tras haber superado una crisis que abocó a centralizar la atención médica en Lesaka, la radiografía muestra hoy día la disponibilidad de cinco profesionales y la carencia de pediatras. Hay un servicio de dos tardes a la semana. “Los médicos de la zona vemos todos los días por la mañana a niños. El problema es que en Irún, el servicio de urgencias de Pediatrías es de tarde, noche y festivo. Si vemos a un niño que está mal, por necesidad ha de ir a Pamplona o San Sebastián”. El mes sin médicos en los consultorios de Bera, Etxalar, Arantza e Ibardin tuvo un efecto directo en la conciencia ciudadana sobre el déficit de personal. “Llevamos tiempo en situación de precariedad. Hasta ahora no habían coincidido tantas ausencias, pero en los últimos años ha habido bajas y bajas de larga duración. Hacíamos cualquier ajuste y se daba servicio”, recuerda Ruth González. Según dice, en sus nóminas tienen reconicido el complemento de dispersión por ocuparse de un área con barrios y caseríos diseminados que obligan a recorrer largas distancias. La singularidad de la zona se advierte en otros elementos, como, por ejemplo, los desplazamientos que se producen en verano de franceses que se acercan a las Ventas de Ibardin. “No hubo semana el verano pasado sin urgencia allí. Y además hay un problema de gestión porque igual la persona atendida necesita ser trasladada a Bayona”. La médico de Etxalar y Bera cree oportuno elaborar el análisis de la situación, requerido ahora por la Subdirección de la Zona Norte de Salud, pero insiste en la conveniencia de conocer los centros de salud, de “poner en valor a todos los profesionales” y de llevar a cabo una “labor educativa entre la población para diferenciar las tareas que son propias de médicos, enfermeros o admininistrativos”. A un caso concreto se remite para ensalzar y defender la Medicina Rural: “Una vez vimos una compañera y yo al pasar por la plaza a una persona que no tenía buen aspecto. Le llamamos y le propusimos que se hiciese un análisis. Detectamos un cáncer”. El segundo ejemplo es diáfano: “Acompañamos a las personas hasta el final de la vida. En Etxalar, casi todas ellas fallecen en sus domicilios”.

Médicos en pueblos navarros de difícil cobertura: "¿Usted no se irá, verdad?"

Esta pregunta es la que escuchan los galenos de zonas expuestas en Navarra a una rotación. Proponen medidas de estabilidad y acusan la falta de una visión de futuro en Salud

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