Aladino Colín: “La autocomplacencia nos debilita, no somos tan fuertes y ricos como creemos”

Aladino Colín Rodríguez (León, 1958) compagina su actividad como abogado en un despacho de la calle Bergamín de Pamplona con la presidencia de Co.ciudadana, una asociación sin ánimo de lucro que persigue contribuir al común social. Colín conoce bien la Administración, a él le correspondió el desarrollo legislativo del Amejoramiento y el proceso de transferencias a Navarra y con solo 29 años fue nombrado consejero de Presidencia e Interior en el segundo gobierno socialista de Gabriel Urralburu (1987-1991). Ha llovido mucho desde entonces y los problemas de Navarra, reconoce Colín, son bien distintos. La asociación que usted preside defiende el pensamiento ilustrado, la razón, el humanismo y la ciencia. ¿No es ir a la contra de una sociedad donde prima lo irracional, las emociones, la tecnología? En los últimos cincuenta años se han producido una serie de cambios paradigmáticos, esenciales, y lo han hecho a una enorme velocidad. Pero en estas circunstancias en las que lo viejo no acaba de desaparecer y lo nuevo no emerge como algo tangible, sino que es algo difuso, gaseoso, se genera una gran incertidumbre. Y en los tiempos de incertidumbre de la historia de la humanidad desgraciadamente prima lo emotivo. El refugio del hombre, en lugar de la razón, suele ser la emoción. Y eso no es bueno. Sobre todo si se convierte en caldo de cultivo para los populismos... Así es, los peores movimientos en la historia de la humanidad tienen que ver con la excitación de las emociones. En cambio, los avances se ha soportado siempre en la razón. La pérdida de calidad democrática es uno de los problemas que se apuntan en los paneles de tendencias de Co.ciudadana en Navarra. ¿Hasta qué punto llega? La pérdida de calidad democrática es una de nuestras debilidades. Damos por entendido que la democracia está conquistada y que no está en riesgo, pero sí está en riesgo. Solo hace falta ver lo ocurrido con el asalto al Capitolio para darse cuenta de que la democracia es una conquista diaria. Pero también está en riesgo aquí, si por riesgo se entiende también la pérdida de calidad. ¿La falta de acuerdo entre diferentes supone merma de la calidad democrática? ¿Por qué los políticos de hoy no logran consensos amplios sobre lo que es importante para Navarra, desde infraestructuras a Educación? Recientemente leí a la filósofa Victoria Camps que no ponemos en el corazón de la democracia la palabra acuerdo. Cierto que la democracia se soporta en la capacidad de alternancia política, pero esta se halla directísimamente unida al acuerdo entre diferentes. El acuerdo es lo contrario a la imposición, es la búsqueda permanente de lo que nos une. De lo contrario, se produce una pérdida enorme de energías. Es un problema de España y de Navarra. Hay que intentar pactar con todos aquellos que acepten las reglas del juego y dejar solo fuera a quienes intentan dinamitarlas. ¿Quizás faltan políticos que vivan para la política y sobran políticos que vivan de ella? No me gustaría ser demagogo, pero debajo de esa cuestión hay un problema que es la profesionalización de la vida pública. Cuando uno mira a los parlamentarios, diputados y senadores, descubre que muchos son funcionarios de los partidos o funcionarios de las administraciones, y eso deja fuera de la posibilidad de participar en la vida pública a la inmensa parte de la sociedad. Además, lo más importante en la vida política es sentirte libre para decir lo que piensas, sin tener el freno de mano echado porque si uno dice lo que piensa puede que mañana no ocupe el cargo que ocupa. Eso también afecta a la calidad de la democracia. Tampoco se puede cargar todas las tintas con la clase política. ¿Cómo andamos los ciudadanos de comprometidos con lo común? En general hablamos mucho de la participación y participamos poco. Cierto que tenemos constituidas muchas asociaciones, fundaciones, pero nos cuesta participar mayoritariamente en ellas. Le diría que siempre nos vemos los mismos en los mismos sitios. ¿Y cómo percibe la convivencia? Tenemos un problema de cohesión política y social. Hemos mejorado, sí, porque ETA ya no mata, pero seguimos levantando entre nosotros muros que afectan a lo más básico. Todavía hay rescoldo, pero por eso sigue siendo necesario más que en ningún otro sitio el acuerdo. Es verdad que se mantiene la convivencia y el orden social porque los ciudadanos vivimos con más sensatez nuestras relaciones que lo que se traslada mediáticamente de cómo las viven nuestros políticos en el Parlamento o el Congreso. ¿Qué foto hace de Navarra? La foto general de lo que es Navarra es una buena foto. Hablar de Navarra es signo de calidad de vida. Todos nuestros indicadores comparados con los de otras comunidades son buenos, pero existen amenazas y debilidades. ¿Y cuál es la mayor amenaza? La autocomplacencia. No debemos olvidar que todos los imperios y las sociedades más desarrolladas han empezado su declive desde el esplendor. Quizás porque en la cima se cae en la inercia de que todo es terreno conquistado y para siempre. Pero en Navarra, no somos hoy tan fuertes ni tan ricos como nos creemos. Por eso tenemos que tener todas las alertas levantadas y más en un mundo en el que existen demasiadas incertidumbres que escapan a nuestro control. INMIGRANTES Y BUROCRACIA ADMINISTRATIVA ¿Qué otros retos nos esperan? El envejecimiento poblacional y la baja natalidad. El pasado año fallecieron mil navarros más de los que nacieron. Estamos lejísimos de la tasa de reposición de natalidad. No llegamos a 1,3 hijos por mujer fértil y teníamos que estar en 2,3. Esto nos puede generar problemas a largo. Por otra parte, desde el punto de vista económico ahora mismo la mitad de los navarros colgamos de los presupuestos públicos si sumamos a los 48.000 empleados públicos los 129.000 pasivos (parados y pensionistas). Y eso va a ser muy difícil de sostener. Una solución a este tema es la emigración, que a la vez plantea otros retos. ¿Cuál es su análisis? Efectivamente, a medio y largo plazo se adivina un problema de integración de esa inmigración que está supliendo la baja natalidad de los de aquí. Se vislumbra una dificultad y por ello desde la asociación Co.ciudadana vamos a propiciar un encuentro en la Ribera el próximo otoño. No se puede esconder que hay un problema con la inmigración que no viene de modo ordenado, al reclamo de muchas cosas que no siempre son el propio trabajo. El flujo migratorio se concentra mucho en la zona de la Ribera y hay que digerirlo y bien, pero no lo estamos haciendo. Por ello, es importantísimo que estas personas se integren de una manera ordenada en nuestra forma de entender y vivir la vida, en los valores de nuestra cultura. De momento lo que se está profundizando es algo que ya vienen advirtiendo algunas personas relevantes de la Comunidad y es el desequilibrio territorial. Se está abriendo una zanja. ¿Qué reto nos plantea el futuro como sociedad industrial? Tenemos una industrialización potente, pero no podemos olvidar que aproximadamente la mitad de eso es sector automoción y hablar de automación en Navarra es hablar de Volkswagen. Las noticias que están llegando últimamente son buenas respecto a inversiones, pero no debemos olvidar que somos una planta de montaje y que el pensamiento y la ingeniería no están aquí. Y sin embargo disponemos de un importantísimo capital humano y de un elevado nivel de formación... Así es. Sin embargo, hay poco emprendimiento que aporte valor añadido y que tenga vocación de permanecer aquí. Por eso, insisto, aunque el hoy sea bueno, tenemos debilidades y riesgos de cara al futuro. A veces, las zancadillas no las ponemos nosotros mismos. ¿Cómo es posible que los fondos europeos de recuperación ralenticen su llegada por la complejidad de trámites? Porque la administración se está burocratizando a unos niveles que son inadmisibles. So pretexto de mayor transparencia, cada día estamos levantando más torres de babel. El ciudadano constata que cada día es más difícil la relación directa con la Administración. Éramos ejemplo de accesibilidad y hoy estamos mal en eso. Todos los procesos administrativos son infinitamente más complejos que hace 20 años. Tampoco andamos finos en el desarrollo de las infraestructuras. ¿Cómo impulsar este tema? Hoy tenemos dos grandes infraestructuras que están retrasando su real implementación por la falta de acuerdo, pero no con el Gobierno de Madrid, sino entre nosotros. Y necesitamos como el comer la segunda fase del canal de Navarra y el TAV. No podemos seguir esperando. Pero el problema lo tenemos aquí.

Aladino Colín: “La autocomplacencia nos debilita, no somos tan fuertes y ricos como creemos”

El abogado pamplonés sostiene que la foto de Navarra hoy es buena, pero sugiere activar las alertas ante los retos del envejecimiento y de la inmigración. Deplora la falta de acuerdo político.

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