Padres de alumnos con TDAH en Navarra piden más tiempo y preguntas cortas en exámenes

Más tiempo en los exámenes, preguntas más breves, concretas, en negrita o tipo ‘test’. Las familias de escolares con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) piden al departamento de Educación del Gobierno de Navarra que se cumpla y aplique la normativa foral sobre la situación de estos alumnos en las aulas. Una legislación que data de 2012 y que, una década después, los miembros de la asociación ADHI (Asociación Navarra para el tratamiento y el estudio del Déficit de Atención, Hiperactividad e Impulsividad) reivindican con motivo de la celebración recientemente del día nacional del TDAH. Un trastorno de origen neurológico (en 8 de cada 10 casos, genético) que siempre presenta déficit de atención (niños inatentos) y, en ocasión, hiperactividad e impulsividad. En las aulas navarras estudian este curso unos 3.400 niños y adolescentes con TDAH, un 3% del total de escolares y un 35% de aquellos que tienen necesidades específicas de apoyo educativo, cifra que asciende a 27.471 escolares (con altas capacidades, necesidades especiales, incorporación tardía...), según un informe elaborado por la Cámara de Comptos el pasado octubre. El TDAH afecta, sobre todo, a los varones (3 de cada 4 lo son) y supone el principal motivo de consulta en los centros de salud mental infanto juvenil (el 30% de los casos que se atienden por psiquiatras y psicólogos clínicos). La presidenta de ADHI, Marian Neol Irigoyen, recuerda que el trastorno suele aparecer en la infancia (4-5 años), aunque no se diagnostica hasta los 7-8. Los pediatras de los centros de salud, subraya, son lo que sospechan del diagnóstico y derivan al niño a salud mental. La asociación agrupa actualmente a 175 familias, con 75 menores (desde los 7 años hasta la edad universitaria o estudiantes de FP). “Cada vez tenemos más alumnos porque los diagnósticos aumentan”, explica Neol, madre de tres hijos, uno de ellos diagnosticado con TDAH cuando tenía 9 años y que ahora, con 20, estudia Formación Profesional. Neol ofrece datos. En 2016 eran 54 los menores que acudían a ADHI y ahora ya son 75. Mientras habla asiente su compañera Nerea Olave Arana, tesorera de la asociación, también madre de tres hijos, dos de ellos con TDAH. “Queremos que se aplique la normativa porque no siempre se hace y depende de la voluntad de cada profesor. Incluso, hay algunos que siguen insistiendo en el que este trastorno no existe”. En Secundaria (ESO, Bachillerato y FP), recalcan estas madres, cómo se trate a estos alumnos dependerá de la formación de los docentes. “Porque en este nivel, ellos son especialistas en su materia (Lengua, Matemáticas, Inglés...) pero no todos conocen cómo actuar con el TDAH. Y por eso, se precisa formación”. Algunos docentes, coinciden, critican a estos alumnos y creen que son vagos. “Pero no lo son y tienen muchas dificultades”. En la asociación ADHI, apunta la presidenta Marian Neol, se imparten dos programas para atender a estos menores: uno instrumental de lectoescritura y resolución de problemas (para escolares de entre 8 y 9 años, ya que, según los expertos, hasta los 12 años es más sencillo modificar las conductas) y otro propio, el ‘Programa Reto’, que refuerza la planificación y resolución de problemas. “Los escolares no vienen aquí a hacer la tarea. Sino que aprenden a organizar su tiempo, a estudiar...”. El inglés y la lengua, apuntan, suelen ser las materias que más les cuestan (en algunos casos , al TDAH se suma la dislexia o discalculia, dificultades para leer, escribir o con los números). Pero también, añaden, presentan dificultades en otros ámbitos de la vida (en un partido de fútbol, para organizar su ropa...) “Trabajamos lo académico pero, sobre todo, lo emocional. Porque suelen tener baja autoestima y poca tolerancia a la frustración”. Bajo rendimiento escolar y dificultades en la habilidades para relacionarse con los demás. Son los principales problemas que presentan los niños y adolescentes con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Aunque en algunas ocasiones, coinciden las madres de la asociación ADHI, pueden suplir estas dificultades porque tienen altas capacidades intelectuales (aunque no es algo que se dé en todos los casos). “Hay menores que se enfadan mucho con los amigos y a los que les cuesta expresar sus sentimientos”. Por todo ello, recalcan, es importante un seguimiento psicológico y psiquiátrico (en 8 de cada 10 casos, los menores precisan medicación para paliar los síntomas de la inatención, siempre; y la hiperactividad y la impulsividad, en algunas ocasiones). “Suelen presentar altibajos emocionales y, a veces, tienen baja autoestima por sus problemas académicos o de relación social”. Aunque en el caso de la salud mental, las familias lamentan que la atención resulta escasa (dos veces al año). “Se queda cojísima y es totalmente insuficiente. Por eso, los que pueden terminan recurriendo a la atención psicológica o psiquiátrica privada, con el gasto que eso supone”. El ‘bullying’ o acoso escolar, insisten las familias de ADHI, es una realidad con la que hay que tener “mucho cuidado”. “Porque estos menores pueden convertirse tanto en acosadores como en acosados. Pasan de un extremo al otro porque son muy vulnerables”, especifican. En el caso de los adultos con TDAH sin diagnosticar, muchos acuden a las consulta del psiquiatra por otros motivos (depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, adicciones...) y es allí donde se da con el diagnóstico. En ocasiones, este trastorno les origina problemas laborales o de pareja, pero no siempre.

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El porcentaje más alto de alumnos con dificultades de aprendizaje (35%) es el de TDAH, trastorno que se inicia en la niñez y puede durar hasta la edad adulta

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