Congreso
7.771 gritos por un Plan de Prevención contra el Suicidio
Una delegación navarra encabezada por el exdiputado Íñigo Alli y la superviviente Elena Aisa, de Besarkada, participó el jueves en el Congreso en una jornada por un Plan de Prevención contra el Suicidio

Actualizado el 06/05/2022 a las 16:57
De las 183.188 llamadas atendidas en 2021 en España por voluntarios del Teléfono de Esperanza, en 7.771 el interlocutor trasladó en su mensaje un componente suicida, bien en forma de crisis o de ideación. En todo el país, la cifra de personas que se suicidan cada año ronda las 3.000 y, por cada una de ellas, se estima que otras 20 lo intentan. Son solo tres escalofriantes magnitudes extraídas del discurso de Miguel Ángel Terrero Prada, presidente nacional del Teléfono de la Esperanza. Su testimonio fue uno de los que inauguró el jueves la sesión que acogió el Congreso de los Diputados, con profesionales y supervivientes, donde se volvió a reclamar la puesta en marcha de un Plan de Estado de Prevención del suicidio. “Hagamos un Plan”, reivindicó Terrero, como lema del encuentro. “La vida es un bien en sí mismo y esos 7.771 gritos de socorro buscan un rayo de luz que les ayude a recuperar su confianza en la vida”.
SIN IDEOLOGÍAS
El exdiputado navarro Íñigo Alli encabezó una nutrida representación de profesionales que participaron en la sesión. Alli, promotor de la propuesta de una proposición no de ley para llevar a cabo un Plan de Estado de Prevención del Suicidio que fue aprobado por unanimidad en 2017, volvió a exigir a los políticos que se pusieran manos a la obra. “Aquella iniciativa fue aprobada por todos los representantes políticos y daba un plazo de 6 meses para sacar adelante la ley. Seguimos esperando, a pesar de la incidencia severa. Si sabemos hablar bien del suicidio, se pueden salvar vidas”. Para ello repitió la necesidad de un trabajo “sin ideologías”, para salvarnos a todos.
En la sesión participaron bomberos, Guardia Civil, policías, efectivos del Samur, psicólogos, psiquiatras, profesores de universidad, asociaciones profesionales, periodistas y grupos parlamentarios, con personas provenientes de todo España. Desde la Comunidad foral se desplazaron, entre otros, Alfonso Echávarri, del Teléfono de la Esperanza, Gabriel González, periodista de Diario de Navarra y autor de un libro sobre cómo informar bien del suicidio o Elena Aisa, superviviente y presidenta de la asociación Besarkada-Abrazo.

UNA BOMBA DE DOLOR
Precisamente Aisa compartió uno de los testimonios más estremecedores describiendo su proceso de duelo después de que su hijo, Markel, se quitara la vida con 20 años. “El suicidio fue una bomba que dinamitó toda la familia, con una intensidad de sufrimiento brutal, traumático”. Relató cómo el dolor fue in crescendo, “quemando y destruyendo mi identidad, hasta convertirme en una desconocida para mí misma”.
En ese recorrido reconoció que le resultó fundamental “el apoyo social” y, entre todos los testimonios que le ayudaron, el de otras dos madres que habían vivido una situación similar. Aisa recomendó a los políticos que contemplaran que el Plan debe ir “mucho más allá de la salud mental”, apostar por una prevención en multitud de ámbitos y llegar hasta la crianza y el apego seguro, así como incluir a los supervivientes (familiares y entorno de una persona que se suicida), porque el dolor incomparable que provoca esta tragedia les convierte en perfiles muy vulnerables.

“Llevamos muchos muertos de retraso”
La recapitulación de las sesiones correspondió a los dos periodistas que moderaron las mesas. Iñaki Gabilondo puntualizó que en realidad los foros no fueron de debate. “No hay contraposición de argumentos. Hemos venido a presionar, a acumular argumentos médicos, científicos, de emergencias, etc. El objetivo es que sea inevitable poner en marcha el Plan. Ha llegado la hora. Progreso es iluminar territorios que a lo largo de la Historia han estado invisibilizados. Lo fueron los esclavos, las mujeres, los homosexuales o las personas con discapacidad”. Gabriel González se expresó en la misma línea. “Ha llegado la hora, pero con muchos muertos de retraso”. Y citó jornadas reivindicativas o promesas en ese sentido hechos en 2014, 2017 o 2019. “No queremos más palabras. Necesitamos recursos concretos”.
ETIQUETAS