Investigadora
Biola Javierre: “Dentro de unos años el cáncer no dará tanto miedo, pero aparecerá otra cosa”
Javierre, elegida como una de las quince científicas más prometedoras del mundo, vuelve a la Universidad de Navarra, donde estudió, para hablar de la mujer y la ciencia

Publicado el 11/02/2020 a las 08:48
A Biola Javierre Martínez (Huesca, 1983) no le acaba de convencer el título de la conferencia que dará este martes en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra (13 h). Suscribe del todo la primera frase, “La humanidad necesita ciencia” pero matizaría la segunda: “La ciencia necesita investigadoras”. Preferiría decir que necesita “diversidad”, que abarca mucho más. Pero esta mujer, casada y con dos niños pequeños, que se licenció en Biología y Bioquímica en Pamplona, que el año pasado fue distinguida por la Unesco como una de las quince mujeres investigadoras más prometedoras del mundo y que es jefa de un grupo de científicos en el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, viene justo en el Día de la Mujer y la Niña en la ciencia a hablar de eso, de los problemas que se encuentra la mujer en la ciencia.
¿Cuánto se ha recorrido y cuánto falta por recorrer?
Se ha recorrido muchísimo. La mujer ahora está en todos los niveles, puede ser investigadora y dirigir, pero queda un camino largo. No hay igualdad de género ni en ciencia ni en ningún ámbito profesional. Los números lo dicen. Se llegará pero queda tiempo. Se trata de una reeducación social y la sociedad es reacia al cambio. Van a hacer falta generaciones sobre todo para eliminar los sesgos inconscientes que todos tenemos.
La mujeres son más en la universidad y en los doctorados, pero en las jefaturas suponen apenas el 25 o el 30%. ¿Qué ocurre?
Muchas cosas. La conciliación familiar, el cuidado de hijos y también de los mayores, culturalmente ha estado asociado a la mujer, aunque eso esté cambiando. Pero aunque haya paridad total, juega otro factor, el económico. Cuando se forma una familia es muy posible que uno tenga que pedir una reducción de jornada o bajar sus aspiraciones profesionales. Se sacrifica quien cobra menos y la mujer viene a cobrar entre un 10% o un 20% menos por los mismos puestos de trabajo. No en el funcionariado, pero sí existen diferencias en la empresa privada o a través otro tipo de complementos. Y aún hay otro factor.
¿Cuál es?
Los tribunales que toman decisiones de cierto nivel, sobre una financiación por ejemplo, no son equilibrados. Son de hombres y aplican sus criterios, correctos pero diferentes. Está estudiado que las mujeres valoramos una idea concisa, que sea fácil de entender, mientras para los hombres algo complejo, aunque no lo comprendan, es sinónimo de calidad. Si te juzga un panel masculino, puede valorar más un proyecto complejo y las mujeres no tendemos a explicarnos así.
¿Hasta qué punto es un problema la falta de vocaciones entre las chicas?
Hay vocaciones, al menos en biomedicina. Pero si hablamos de carreras como ingenierías o matemáticas, queda mucho camino. Pero demos tiempo al tiempo. Se está haciendo bastante trabajo a niveles escolares, que tendrá sus frutos. Que un niño, o una niña, experimente un proceso, por ejemplo hacer un experimento en clase, facilita que se pueda ver como un futuro investigador.
¿Es importante que tengan referentes, modelos?
Si se le pregunta a cualquier persona cómo es un científico, va a pensar en Sheldon Cooper de The Big Band Theory, un chico asocial. O en un señor mayor con sandalias y calcetines que sólo vive por y para la ciencia. Ese es el modelo que la gente ha tomado de un gran científico, y no es la realidad. Un científico de calidad puede tener una familia, aficiones, ser una persona interesantísima y supersocial. Tenemos que potenciar que la sociedad no nos vea como bichitos raros, que sienta proximidad y vea el valor y la necesidad de la ciencia.
¿En su experiencia, siente que ha tenido más dificultades que sus colegas hombres?
Supongo que sí. La maternidad y la paternidad penalizan, pero a la mujer quizá un poco más, porque el embarazo es de la mujer. Pero no hay que ser hipócritas, mucha gente se va a enfrentar a problemas, ya no sólo por ser mujer, sino por su cultura, por su religión, etcétera... Al final vivimos en un sociedad no tan tolerante como debería. Las mujeres, por serlo, tenemos más obstáculos que los hombres, pero no hay que insistir con la retórica del victimismo. Tanto la maternidad como la paternidad pasan factura a nivel profesional. No existe conciliación familiar ni para el hombre ni la mujer
Ganar un premio como el de L’Oreal-Unesco, ¿exige mucho?
A veces la gente lo único que ve del premio es lo bonito. Y estoy agradecida pero crea expectativas. Se espera mucho de ti. Este premio te genera mucha presión que no siempre es fácil de gestionar.
Explíqueme su investigación. Tiene que ver con el ADN.
Con la organización tridimensional del ADN. Si se estira todo nuestro genoma, los 23 pares de cromosomas, mide casi dos metros, pero está empaquetado en un núcleo de poquitas micras. Se pliega de manera específica según el tipo de célula y cambia según los estímulos externos. Esa forma en que se organiza en las tres dimensiones y a lo largo del tiempo controla casi todos los procesos celulares. Por ejemplo es clave en la expresión de los genes, que son piezas de información con órdenes que la célula tiene se ejecutar para que funcione. La estructura del ADN permite el contacto físico de los genes diana y las secuencias reguladoras, que son como enchufes que cuando están cerca del gen lo encienden o lo apagan. Mi trabajo en Cambridge se centró en desarrollar un método que permite por primera vez describir cómo son esos enchufes. Esto lo utilizamos para entender las mutaciones, los errores, que se asocian a la mayoría de las enfermedades…
Su investigación sirve entonces para distintas enfermedades.
El objetivo es descubrir nuevos genes que pueden estar implicados con las enfermedades, que sean nuevas dianas terapéuticas. Podríamos diseñar tratamientos más eficaces y personalizados.
¿Por qué se centra en leucemia?
Mi trabajo en Cambridge se centró en células sanguíneas ya diferenciadas. Pero me apetecía ir más atrás y ver la dinámica de esa diferenciación, el proceso de generación de las células sanguíneas. Quería investigar principios fundamentales sobre el papel de la estructura tridimensional de la cromatina (el ADN plegado). Por eso me decidí a utilizar un sistema erróneo como es la leucemia.
Lo suyo entonces es la ciencia básica (la que busca conocer los procesos naturales y no tanto en las aplicaciones prácticas).
Soy amante de la biología básica, me gustaría hacer más, pero no se da apenas financiación a proyectos básicos. Las fundaciones privadas sobre todo necesitan ver el impacto directo. Creo que es un error. Si dejamos de lado la investigación básica, la clínica y la traslacional (las que buscan aplicaciones) no van a tener nada de que nutrirse.
En la lucha contra el cáncer. ¿Estamos más cerca?
Más cerca sí, pero ¿de qué? Se podrá prevenir el cáncer, se podrá curar… Dentro de unos años la palabra ‘cáncer’ no dará miedo o al menos no tanto, pero aparecerá otra cosa. No podemos hacer un ser humano infinito. Hay que trabajar para una mayor esperanza de vida, sí, pero con calidad. Lo que no se puede permitir es que un niño muera. En leucemia linfoblástica aguda, el 20% de los niños mueren a los 5 años. Aunque ha mejorado mucho, no tenemos que permitirlo. Es su futuro y el de toda su familia el que se va con ellos.
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