La sociedad se encuentra inmersa en un cambio sin precedentes. Este cambio es diferente al de los acaecidos durante los últimos 200 año y Ia empresa debe satisfacer las necesidades que esta nueva sociedad le plantea, y como esta ha cambiado notablemente, la empresa lo debe hacer también, ya que no conforma un ente aislado.
Antes, los
cambios eran locales, lentos, y nacionales. Hoy, son
globales, rápidos e internacionales. El mercado de ayer era pequeño, el de hoy es el mundo entero. Con necesidades diferentes, lo que antes valía hoy no es suficiente. El actual está mucho más informado, conectado y es más exigente.
¿En qué medida nos hemos adaptado las empresas a los nuevos requerimientos que nos plantea la sociedad? ¿
Utilizamos viejos planteamientos para los tiempos modernos que vivimos hoy?
Algunos pensarán: “Yo como exporto en un 70% y tengo lo último en tecnología estoy preparado “.
En la Revolución Industrial del siglo XIX, la sociedad crecía a un ritmo desaforado y las empresas tenían que producir y producir. Los seres humanos eran una pieza más de esa gran maquinaria productiva. Pero los perfiles técnicos y la aparición de las máquinas eliminaron el diálogo. Así lo denunció Charles Chaplin en su magistral película “Tiempos modernos“.
¿Qué ha cambiado? El planteamiento del siglo XIX, así como el de los sistemas ultramodernos del XXI, tienen el mismo error de planteamiento: no tienen en consideración a los integrantes de las empresas, las personas. Y ahí empieza el principio del fin, o el principio del despegue.
Hoy más que nunca, las empresas deben diseñar políticas del siglo XXI, es decir,
políticas encaminadas a la gestión del talento y a la consecución de
empleados “engaged” o comprometidos en cuerpo y alma con la misión de la empresa .¿Y cómo lo conseguimos? Este es el quid de la cuestión.
Si los empleados alinean sus competencias y fortalezas con las necesidades de la empresa, si la relación recursos-demandas laborales es la adecuada, la asignación de las tareas es equilibrada y correcta,
se fomenta la crítica constructiva y el trabajo en equipo, si todos se sienten útiles y
se cultiva el optimismo, la comunicación en general y en particular el feedback positivo público,
las emociones positivas… la empresa se verá exponencialmente beneficiada con una
mayor rentabilidad de su negocio, mayores ventas, una menor rotación de sus empleados, menores bajas por estrés…
Pero, ¿
conocemos a nuestros empleados? ¿Sabemos lo que pueden dar de sí? ¿Son felices en el trabajo? ¿Qué hace la empresa para ello? ¿pagarles un sueldo? Viejas estrategias para necesidades nuevas. Las viejas fórmulas del pasado no nos servirán de mucho para un mundo donde la competencia la tenemos a 12.000 km de distancia y no en el polígono de al lado.
Los nuevos perfiles profesionales de este nuevo mercado cada vez se parecerán menos a los que contratábamos en el siglo XX. Los estilos de gestión empresarial del pasado se han quedado obsoletos en la actualidad.
Hoy más que nunca,
el cliente tiene el poder y las empresas se convierten en seguidores, y no al revés como sucedía hasta ahora.
Vender o morir; esa es la cuestión. Un nuevo paradigma al que todos debemos ser capaces de responder.
Selección DN+
Estamos en un proceso de evolución tanto a nivel político, económico y social fruto de la actual crisis que estamos padeciendo. Las empresas no son ajenas a esta situación que ha abocado al cierre de muchas de ellas como consecuencia del momento en que nos encontramos. Este cierre masivo viene dado por empresas con estructuras inadecuadas faltas de previsión a medio y largo plazo en sus modelos y políticas de organización, producción, inversión e innovación en los tiempos de bonanza económica. A partir de aquí las empresas que están sobreviviendo a esta nueva coyuntura han de hacer un análisis en profundidad de la situación actual y real en que se encuentran haciendo los cambios oportunos y necesarios. Aplicando nuevas políticas de actuación y estrategias de marketing a medida de la idiosincrasia particular de cada una de ellas. Han de mejorar los procesos internos que incluyan una flexibilidad de los trabajadores tanto a nivel de rotación interna y movimiento transversal como forma de aprovechamiento de sus competencias cambiando y cubriendo necesidades. Es necesaria una apertura ante nuevos mercados que busquen la atracción de nuevos clientes y cambios de relación con ellos. Acompañada de una bidireccionalidad mutua de comunicación entre el cliente y la empresa. Hay que mejorar la sincronización interdepartamental de las estructuras de las empresas como modelo de calidad laboral. Se deben revisar los departamentos de ventas y conseguir una profesionalización de sus equipos comerciales que nos aporten una buena transmisión de imagen y marca de la empresa. Ante la situación actual y la gravedad económica del momento, los planes de choque y actuación que se realicen deben aprovechar al máximo los recursos tanto a nivel económico como de capital humano. El liderazgo y el talento en la empresa han de ser fuente de diferenciación ante los competidores en la búsqueda de oportunidades de mercado ante los nuevos tiempos y retos que debemos marcarnos en la búsqueda del éxito como empresa y organización.
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