Zabalza: "Lo hemos dado todo, nos hemos vaciado"

"Contra los elementos no se puede luchar y seguir adelante en esas condiciones por una ruta tan comprometida era una locura. Estamos cansados y apenados por no poder culminar el objetivo, pero muy contentos de poder contarlo después de un descenso muy delicado desde los 7.100 metros. Lo hemos dado todo, nos hemos vaciado, pero esta vez no ha podido ser. Nos vamos con la conciencia muy tranquila". Así de claro era ayer el pamplonés Mikel Zabalza desde el Campo Base de los Gasherbrum, en el Karakorum paquistaní, donde descansaba junto al alavés Juan Vallejo y el guipuzcoano Alberto Iñurrategi tras su intento por alcanzar la cumbre del Gasherbrum II (8.035m). Un reto que llegó tras haber desistido ya el pasado miércoles del reto de unir las cumbres del Gasherbrum I (8.068m) y II en una travesía en estilo alpino (portando ellos todo el material). “Somos muy pequeños y estas montañas son muy grandes, sobre todo si se intentan en un estilo alpino y por unas rutas comprometidas. Sabíamos que era una apuesta muy ambiciosa y que, con nuestro estilo, tenía menos posibilidades de éxito. Pero es la forma de escalar que realmente nos motiva”. “En el GI lo intentamos pero, en las dos ocasiones, encontramos unas condiciones pésimas. Pendientes muy cargadas de nieve, con hielo por debajo. Nos la jugamos. En algún punto asumimos demasiados riesgos para lo que es aconsejable y, en un momento dado, decidimos que no podíamos seguir así. Vimos que si no queríamos volvernos con una avalancha era mejor parar y dar la vuelta”, recordaba el pamplonés, que el pasado 17 de junio cumplió 47 años. El grupo se dirigió entonces directamente a la vía Kukuzcka-Kurtyca en la cara suroeste del Gasherbrum II para tratar de ascenderla. “Las condiciones no eran tampoco las mejores pero sí que la segunda parte del espolón que sigue esta ruta, dividido por un hombro donde pernoctamos (a unos 7.100 metros), se veía con menos nieve”. Así, tras dormir el jueves, el viernes realizó un intento. “Desmontamos y salimos de la tienda a las 4.00 horas. Pero la ventana de buen tiempo prevista se quedó en agua de borrajas. A la media hora de estar subiendo, el viento era un huracán -explica-. Esperamos hasta las 13.00h pero seguir así era una locura. Es una vía muy comprometida y con una retirada muy delicada, más aún con el poco material que portábamos. Quizá si hubiera sido una normal pudieramos haber apurado, pero ahí... imposible. De hecho, ya de bajada, no daba crédito de cómo habíamos podido subir por ahí en algunos puntos”. El descenso, con una cuerda de 50 metros y tratando de recuperar al máximo el material (apenas llevaban 3 tornillos, 2 estacas, 4 empotrados y dos pitones para asegurar...), exigió que uno de los miembros, después del rápel de los dos primeros, tuviera que destrepar. “Ha sido un descenso muy delicado. Nos ha exigido la máxima concentración, estar muy muy atentos”, aseguraba. El grupo, “afectado” además por el fallecimiento en el cercano Nanga Parbat de Alberto Zerain y Mariano Galván -estuvieron varios días pendientes de participar en un posible rescate- da por concluida la expedición tras más de un mes. “Los partes no son muy favorables. Quizá podíamos intentar la ruta normal al GII pero tampoco nos motiva en exceso. Los porteadores vienen a recoger todo el 26 pero estamos pensando, incluso, en irnos ya algún día antes. Estamos muy cansados. Han sido muchas semanas, con mucho arriba-abajo, y creemos que es el momento ya de descansar y coger aire”, explicaba el alpinista navarro. Zabalza, que tiene previsto acudir en otoño a Nepal dirigiendo al Equipo Español de Alpinismo para intentar “algún seismil técnico”, afirma que no sabe si el grupo volverá el próximo año al Karakorum. “No lo sé. La verdad. No lo hemos hablado ni nos hemos parado a pensar demasiado en ello. Lo cierto es que empezamos a estar ya cansados de vivir tanto tiempo en las morrenas. Ésta era mi expedición 36ª fuera de Europa. No sé si ha llegado ya un punto de inflexión, pero sí que se va acercando”, aseguraba.

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