Copa del Rey
Osasuna ya no teme al león
Atrás quedan aquellos años donde la distancia entre Osasuna y el Athletic era gigante. Los tiempos han cambiado. El proyecto rojiblanco echa mano de la hucha y ya no es sostenible con un gasto en personal que casi triplica al rojillo

Publicado el 28/02/2023 a las 06:00
Patxi Izco llegó a decirlo con sorna en una comida de Navidad con los medios en 2009. “Con el Athletic nos llevamos bien, es nuestro mejor cliente”. Eran otros tiempos. Dentro del paisaje, parecía normal que el club vizcaíno se llevara un activo de Osasuna, necesitado en un escalón inferior. El club quería hacerse fuerte y evitar esas fugas en casa vecina. “Te doy 30 millones por Raúl García, Javi Martínez , Azpilicueta, Monreal y Javier Flaño”, le planteó el que era presidente del Athletic, Fernando Lamikiz, unos años antes en Madrid. Era un claro ejemplo de clasismo existente que tuvo otra expresión clarificadora cuando un alto cargo del Athletic afirmó públicamente que les convenía el descenso de Osasuna para ganar como pescadores en río revuelto.
AQUEL CONVENIO QUE DESATÓ LA TORMENTA
El pasado había separado siempre a las dos instituciones. El club rojillo cayó muy bajo cuando en junio de 1998 suscribió un convenio por cuatro temporadas según el cual el Athletic le pagaba 1,2 millones de euros. A cambio, cada campaña tenía un derecho preferente sobre un jugador con un 30% de rebaja de la cláusula de rescisión y descontando esos 300.000 euros adelantados desde Bilbao cada año. Así se marcharon dos grandes canteranos de Tajonar como Pablo Orbaiz (2,1 millones de euros) y Roberto Martínez Tiko (750.000 euros).
La masa social dijo basta y Javier Miranda, el mismo firmante, lo rompió. “Encima que intentamos ayudar, ¿además de cornudo , apaleado ? Ya tiene gracia la cosa”, declaraba el presidente rojiblanco de aquella época, José María Arrate, en una entrevista con este periódico en Ibaigane en 2001. Miranda justifica que gracias a esos ingresos de Bilbao había podido fichar a Alfredo, Trzeciak y Ziganda.
El transcurrir de los años ha ido acercando ese margen que parecía insalvable. Seguramente, Osasuna no haya estado nunca tan próximo al Athletic en cuanto a recursos. No hay más que echar un vistazo a las cuentas para comprobar la encrucijada que ahora mismo hay en la entidad vizcaína.
UNA TENDENCIA NEGATIVA, PÉRDIDA DE 30 MILLONES
Su gasto en personal, atendiendo a las últimas cuentas, ascendió nada menos que a 102 millones de los que 87,8 fueron destinados a pagar a los futbolistas. El presupuesto aprobado va en la misma línea, incluso sube ligeramente. Un ratio elevado para mantener sus activos cuando se compara con lo que genera el club en las tres vertientes principales. Tomando datos de su cifra de negocios, con lo que suma de televisión (66), publicidad y comercialización (19), socios (24) y taquillas (4) ya no le queda para mucho más. No es que vaya apretado, es que es una situación que a medio plazo es insostenible. Tiene que echar mano de su hucha, que por ahora aguanta. Es aquella que engordó de anteriores pagos de cláusulas de jugadores que salieron.
La semana pasada, Jon Uriarte reconocía que las pérdidas en este ejercicio serán de 30 millones. El presidente exponía que es necesario darle la vuelta a la situación cuanto antes al moverse en un contexto “lleno de dificultades” que no frena esa tendencia negativa. Explicaba que ha puesto en marcha un plan estratégico 2023-2026 con una serie de acciones que sin embargo no han calado en el entorno. “Uriarte presenta un plan económico para el Athletic con las fórmulas de siempre”, titulaba El Correo, apuntando a que simplemente aspira a incrementar los ingresos comerciales y a que el club “juegue de forma recurrente competiciones europeas” para sortear esos 30 millones de pérdidas anuales. En esa materia comercial, el Athletic ha vuelto a las casas de apuestas con dos firmas, en la línea de todos los clubes de LaLiga, incluido Osasuna.
Por comparar, el dinero que obtiene el club rojillo de la televisión (51 millones, se va nivelando al Athletic), de la publicidad (6,6) y de socios y taquillas (6) le da de sobra para pagar a su personal (40, de ellos 36 a la plantilla). Son cifras de las últimas cuentas. El presupuesto rojillo es continuista aunque aumenta algo en los patrocinios. Tiene contemplado presentar pérdidas, pero no a ese nivel de Bilbao. Serán por algo más de un millón de euros.
MÁS FUERTES PARA RETENER A LOS MEJORES
Esta fotografía explica que para el Athletic sea complicado fichar aun jugador de la primera plantilla de Osasuna como ha pasado históricamente. Por eso mira a la base de Tajonar más que nunca. Dos candidatos a la presidencia querían a Jon Moncayola y quizá también el elegido, Uriarte, pero este ya avisaba que no sería posible. “¿De verdad nos vamos a endeudar por traerle? ¿Vamos a reforzar encima a Osasuna?”. El mandatario autorizaba después la llegada de Ander Herrera del PSG con una cesión encubierta que se convertía en un fichaje que supone a sus arcas 15 millones al año.
Por un lado, el proyecto rojillo ha ido cogiendo vuelo. En lo deportivo, los resultados han sido parecidos estos años. En los despachos, el club ha podido ofrecer mejores contratos a sus futbolistas. Por otro, el proyecto rojiblanco refleja grietas. Sus vecinos no le temen tanto. Y existe preocupación por el futuro de dos joyas, Nico Williams y Oihan Sancet.
Dos estadios del siglo XXI que conservan la esencia
El Sadar y San Mamés han cambiado su cara en los últimos años. Son dos estadios que siempre han desprendido ese aroma tradicional de fútbol y que el paso del tiempo les ha obligado a modernizarse. El rojillo se reformó y se amplió en 2021. El rojiblanco se construyó de cero junto al antiguo y se inauguró en 2013. Conservan su toque.
Las diferencias son obvias. Comenzando por el coste. Por el lavado de imagen de El Sadar se invirtieron 23,5 millones. Esa inversión quedará liquidada del todo en poco tiempo. En nada se parece en el exterior al de antes. Por dentro, presume de verticalidad y 6.000 butacas más, hasta un aforo de 23.576. Ha ganado comodidad. El negocio del club es mayor. Genera 3 millones más.
El Sadar era elegido el mejor estadio de fútbol del mundo de los construidos o reformados en 2021, mientras que San Mamés era distinguido en 2015 como el mejor edificio deportivo del mundo. La dimensión de este coloso es otra. El coste fue de 186 millones, financiados en lo fundamental con fondos públicos y dispone de una capacidad para 53. 289 espectadores. El número de socios ronda los 44.000, el doble que Osasuna. De sus abonados recauda 24 millones, cuatro veces más que el club navarro. Es evidente que existen diferencias claras en cuanto al coste de la tarjeta. También genera bastante más en taquillas (4,5), zonas VIP (4) y tiendas y museo (5,8).
San Mamés está valorado como uno de los mejores estadios de Europa por su calidad. La UEFA le ha calificado como élite de categoría 4. Capaz de albergar grandes eventos musicales, su icónica fachada forma parte del paisaje de Bilbao. El confort marca el interior. El tour guiado y la visita al museo despiertan atención y generan ingresos. En julio y agosto de 2022 se produjo un récord con 33.000 visitantes. Una idea que tiene entre manos Osasuna, sabiendo cuál es su realidad.
Un trasvase de 20 millones que se frena
El puente de jugadores entre el Athletic y Osasuna ha supuesto en la historia unos ingresos de más de 20 millones que al aficionado rojillo nunca le han servido de consuelo. Javi Martínez , siendo juvenil con 17 años, y David López protagonizaron los fichajes que mayor desembolso han supuesto a Ibaigane con 6 millones A continuación, Kike Sola, que costó 4. Más lejos quedan los 2,1 de Pablo Orbaiz, los 1,2 de Iñigo Larráinzar, los 900.000 euros de Ziganda o los 600.000 por Mari Lacruz y Txomin Nagore juntos en una operación lamentable. Ha habido ventas buenas y malas. Cada una en su contexto. Siempre con Osasuna en una posición rezagada.
Ha habido otros movimientos que no han fructificado en Bilbao. Monreal, Azpilicueta y Raúl García eran piezas codiciadas que no salieron para vestir la camiseta vizcaína. Cuando la institución pasaba sus horas más bajas, el Athletic se desplazó a El Sadar para fichar a Mikel Merino y a Miguel Olavide, últimas perlas que nacían. La oferta fue baja. Al principio de 1 millón y después de solo 2 por el actual jugador de la Real.
Tampoco hubo acuerdo por Alex Berenguer más adelante. El Athletic ofrecía 2,5 millones más un descarte. Luego subió a 4 más 1 en bonus. Insuficiente. Fue al Torino por 5,5 (más cláusula anti-Athletic de 1,5 pendiente de cobrar) y después a San Mamés por 10,7. Mucho más que antes.
El último caso que generó una tormenta fue el abono de la cláusula de Jesús Areso, 450.000 euros siendo juvenil, en un movimiento que supuso la ruptura de relaciones. Areso, por cierto, se negaría a renovar después para volver a Pamplona en un movimiento de vuelta sin precedentes. Un síntoma de que las fuerzas no eran tan dispares. Silenciosa fue la salida de Oihan Sancet sin contrato por edad y por el que Osasuna recibió una cantidad pequeña, 300.000 euros, según hitos.
Desde entonces, las fugas al Athletic se han localizado en la cantera, pero en Osasuna aseguran que son cada vez menos. Joyas como Aimar Oroz o Asier Bonel han rechazado al Athletic. El verano pasado se fueron dos infantiles, dentro de un aluvión de ofertas en una categoría en la que, según la dirección de Tajonar, ponen la atención ahora los ojeadores del Athletic. Lezama busca mejorar el músculo. Prueba de ello es que su filial tiene muy complicada la permanencia en Segunda RFEF.
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