Copa del Rey
Así tumbó Osasuna al Sevilla: dos goles, dos estilos
Los rojillos anotaron el 1-0 tras culminar el Chimy una bonita triangulación donde participaron hasta siete futbolistas en 18 segundos. En el 2-1, de Abde, bastó una transición de solo nueve segundos

Publicado el 27/01/2023 a las 06:00
No fue uno de los partidos más completos de Osasuna y aún así le bastó para meterse en las semifinales de la Copa del Rey por sexta vez en su historia. Sufrió en la primera mitad y se sintió más cómodo en la segunda. Ajustó la presión y fue ganando confianza con balón. De hecho, de una bonita y larga triangulación llegó el gol del Chimy Ávila. En cambio, el 2-1, fue un zarpazo de Abde en la prórroga con un equipo cansado y con jugadores de corte defensivo. Con estos dos registros, los rojillos tumbaron al Sevilla.
1-0. JUGADA CORAL DE LADO A LADO
Osasuna mostraba síntomas de una clara mejoría. Aimar Oroz, desaparecido hasta entonces, trató de regatear a Acuña. El balón salió rebotado a los pies de Lucas Torró. Minuto 69:50. El alicantino la picó para el canterano, que controló y se la cedió a Rubén García, recién salido al terreno de juego. El valenciano la retrasó de espuela, de nuevo, a Lucas Torró. El ‘6’ giró su cuerpo y vió la posición de Moi Gómez. Control orientado y pase atrás a Unai García. El central, de primeras, se la envió a David García, que dio rapidez a la jugada abriendo para Juan Cruz. El lateral puso un buen centro para que Rubén García, que había participado antes en la jugada, se elevara para retrasar de cabeza al Chimy Ávila. El argentino la controló con la derecha y se revolvió con maestría, a pesar de la presión del central Badé. El balón, sin mucha fuerza, entró rozando el palo derecho del guardameta Bono. 18 segundos habían transcurrido desde la intervención de Lucas Torró y hasta siete futbolistas participaron.
2-1. VERTICALIDAD EN ESTADO PURO
Todo lo contrario sucedió en el 2-1. Osasuna sacó a relucir su registro más agresivo y vertical. El sello de Jagoba Arrasate. Rubén García estuvo listo para interceptar un pase de Rakitic a Lamela. Minuto 98:37. Sonaron entonces los tambores de guerra. El valenciano pasó a Moncayola, que condujo unos metros y levantó la vista para ver el desmarque de Abde. El Sevilla estaba saliendo y ese robo certero del ‘14’ obligó a los andaluces a correr sin piedad. Entonces el marroquí enfiló imparable el área de su compatriota Bono. Mimó el balón con su pierna derecha y recortó al central Badé. Se perfiló para golpear fuerte y batir, por el palo corto, al arquero sevillista. Una jugada de genio, una sangre fría de superclase que supuso el billete a la siguiente ronda.
El delirio invadió El Sadar. Juan Cruz y Darko, que acompañaban la jugada, se abrazaron. Los futbolistas que estaban en el banquillo se dejaron el último aliento para felicitar al marroquí. Aitor Fernández aupó al Chimy Ávila, mientras la grada se volvía completamente loca. Nueve segundos y tres jugadores para dar un zarpazo definitivo.