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Eduardo Gurbindo:“La llamada a la selección me dio vida. Me hizo ver que no estaba tan mal como pensaba”

Tras superar 18 meses de baja por una grave lesión de rodilla, el lateral pamplonés ha recuperado la ilusión, se mantiene entre los ‘Hispanos’ en la recta final de la preparación y aspira a vivir sus segundos Juegos

  • J.J.Imbuluzqueta
Actualizado el 08/07/2021 a las 14:04
“Me encantaría contarle a mi hijo Liam que, a los pocos meses de nacer él, estuve en unos Juegos Olímpicos muy lejos, en un lugar llamado Tokio. Sería un orgullo. Una bonita historieta”. El pamplonés Eduardo Gurbindo Martínez vive estos días, a las órdenes de Jordi Ribera, la recta final de preparación que la selección española de balonmano afronta antes de viajar hacia tierras niponas. Lo hace con la ilusión y el objetivo vivir sus segundos Juegos tras los de Londres 2012, pero también consciente de que aún quedan algunos descartes por hacer en el equipo y con la satisfacción de que, pase lo que pase, sigue disfrutando del balonmano.
Y eso no es poca cosa dadas las circunstancias. Este lateral zurdo de 33 años ya ha obtenido un premio con estar entre los Hispanos estos últimos meses, disputando por ejemplo hoy ante Portugal (19h) el penúltimo amistoso antes de los Juegos. Algo con lo que ni soñaba cuando una grave lesión de menisco en su rodilla derecha, le obligó a pasar dos veces por quirófano y le condenó a 18 meses de baja por las diferentes recaídas. “Hace tiempo que no hablo de ella, la tengo olvidada”, dice ahora -con un contrato ya firmado para las tres próximas temporadas en el Vardar macedonio- , en referencia a una situación “muy dura” y que le hizo dudar “muchas cosas”, entre ellas si tendría que poner fin a su carrera.
“Un aprendizaje tremendo”
“Cuando me lesioné en mayo de 2019 pensaba que iban a ser cuatro o cinco meses de baja. Te preparas para eso, lo aceptas porque son cosas que pasan. ‘Ha ocurrido y ya está’, te dices. Me operé. Pero, entonces, ves que no funciona, que tienes que volver a operarte en diciembre, que en enero empiezas a entrenar solo, con muchos altibajos, días muy buenos, otros muy malos... Luego llega la pandemia, pasé la covid... Y, al final, en lugar de cinco meses acaban siendo dieciocho”, recuerda. “Es mucho tiempo y das muchas vueltas a todo, son 24 horas pensando. Hay momentos muy muy duros, de depresión. Ha sido un tiempo muy complicado a nivel físico y, sobre todo, psicológico. El peor de mi carrera. Y es aún más duro al estar lejos de casa. Más vale que tenía ahí a Elena (Mileva, su pareja)”, explica el pamplonés, quien debutó en la máxima categoría nacional con el galáctico Portland San Antonio con 15 años. “También digo que ha sido algo que me ha enseñado muchísimo. Y de hecho, si me preguntas si lo cambiaría, te diría que no. Han sido dieciocho meses muy jodidos, pero un aprendizaje tremendo”.
Gurbindo logró recuperarse y este enero volvía a jugar con el Nantes, equipo con el que llegó a disputar a mediados de junio la Final a cuatro de la Liga de Campeones. Y en ese momento, el apoyo y la confianza del seleccionador Jordi Ribera -quien habló y se interesó por él varias veces durante su larga recuperación- acabó por ser crucial.
“La llamada de Jordi para ir a la concentración de la selección de marzo me dio mucha vida. Supuso un empujón muy grande. Después llegó la de abril y, ahora , sigo estando en la lista en el tramo final antes de los Juegos... Jordi me quiere mucho, lo sé, pero también sé que no me va a llamar si no estoy en condiciones y bien. Eso lo tengo clarísimo. Por eso, y pase lo que pase con los Juegos, quizá él fue quien me hizo ver que no estaba ni estoy tan mal como pensaba. Puedo seguir jugando. Y eso es lo importante”, afirma, teniendo muy claro que la suspensión de los Juegos el pasado verano le “benefició. Si no, no hubiera tenido ni una oportunidad. Ahora se ha abierto una puerta y estoy pelendo al máximo por aprovecharla. Después de todo lo que he pasado, de todo el sufrimiento, verme así ahora es increíble”.
Un chute de energía al que se añadió la alegría de la paternidad y el nacimiento en abril de su primer hijo Liam. “Fue una alegría enorme. Me ayudó. Claro. Tenía otros temas en los que pensar y centrarme, no sólo en la lesión o en no jugar. Fue y está siendo muy importante y estoy encantado. Es increíble como te cambia la vida”, afirma, muy sonriente y reconociendo que, si viaja a Tokio, junto a los cascos de música, el neceser, el iPad y una baraja de cartas “para jugar a la pocha en los ratos libres y desconectar”, esta vez no faltará en su equipaje “una foto de Liam. De hecho llevo un montón en el móvil, una en la portada. Le echaré de menos, tendré ganas de verlo. Pero también tengo ganas de contarle, cuando se haga algo más mayor, las historietas que está viviendo su padre. Eso, si quiere escucharme... (ríe)”.
De Londres... ¿a Tokio?
Hace ya 9 años, el pamplonés ya pudo vivir una primera experiencia olímpica en Londres tras ser convocado por Valero Rivera. Desde entonces, y salvo el año y medio de lesión, ha sido un fijo en la selección por sucalidad, polivalencia y aportación en ataque y en defensa. “Ha llovido mucho desde entonces. Ahora tengo más experiencia, más años de rodaje, es otro entrenador, otra forma de juego... -afirma-. En Londres estuve pero no me sentí al cien por cien, no disfruté en la pista plenamente. Luego llegó la gran dececepción de no clasificarnos para Río. Y ahora, si finalmente voy, estoy seguro de que van a ser muy diferentes en ese aspecto. Sé que voy a disfrutarlos muchísimo a pesar de que los Juegos, como toda la temporada, van a ser raros y atípicos por las restricciones”.
¿Y cómo puede afectar toda las circunstancias derivadas por la covid de esta temporada en las selecciones y en las quinielas olímpicas? “Hay que adaptarse y estar siempre atento a cumplir las reglas. Pienso que las selecciones de siempre vamos a estar ahí, peleando en el tramo final. Francia, Dinamarca, España, Alemania... Pero también creo que habrá alguna sorpresa. Se puede desestabilizar todo si sale algún positivo o hay lesiones... Porque se ha demostrado que, desde que se han retomado las competiciones, han aumentado el número de lesiones graves. Nadie sabe lo que va a pasar. Ojalá a nadie le toque pero somo muchos deportistas, muchos equipos...”, asegura.
España abrirá los Juegos en durísimo grupo junto a Noruega, Francia, Alemania, Brasil y Argentina. “El objetivo , tal como está ahora el equipo, debe ser la de luchar por una medalla y tratar de estar en el podio. Es muy complicado. El grupo es difícil, la competición exige mucho y hay que hacer las cosas muy bien en cada partido... pero hay que ponerse el listón alto. El equipo está preparado. Ahora toca plasmarlo en la pista y tener un poco de suerte”, afirma.
Con su experiencia, el pamplonés no duda en destacar la unión y el ambiente reinante en el equipo como una de las bazas. “Tenemos suerte. Hay un ambiente bestial. Y es cosa de todos. Quizá por mi caracter sí que me gusta más hacer alguna broma o soltar algún comentario gracioso, pero cada uno pone su granico de arena para que todo funcione. Y el ambiente del grupo es realmente bueno, muy cordial y tranquilo. En ninguna concentración he vivido algo distinto. Jamás”.
Preparación específica
Antes sus circunstancias físicas, Gurbindo ha añadido, a los planes de preparación colectivos, otro menú de ejercicios individualizado para fortalecer la rodilla. “Sí, sí. Tengo una preparación más específica. He ido hablando con Jesús Rivilla, el preparador físico, y ya desde antes de empezar a jugar me iba aconsejando y me mandaba ejercicios para la rodilla. En las concentraciones de marzo y abril me enseñó un programa, me explicó bien todo y ahora me ayuda un poco a la carta. Tengo confianza para decirle ‘hoy me siento bien’, ‘hoy me siento peor y quiero trabajar más la rodilla...’. Es una cosa que yo no puedo dejar. Debo seguir trabajando la articulación. Es una lesión de por vida. Y Jesús es un preparador metódico, estudioso y tiene todo calculado. Me viene muy bien tenerlo ahí a mi lado”, explica, reconociendo que estas semanas de concentración son “exigentes” pero que a ninguno de los internacionales les sorprenden ya.
“La preparación es lo que es: estar entrenando con Jordi a tope las semanas que sean. Preparación física en gimnasio y circuitos, sesiones de entrenamientos tácticos en pista, vídeos preparatorios... Y ya está. No hay más”, explica, asegurando que Jordi Ribera “es un entrenador muy meticuloso. Aunque sean 10 o 15 minutos, antes de cada entrenamiento siempre hay un vídeo para preparar lo que vas a hacer y con detalles ya de cara a lo que vas a encontrar en los Juegos”, apunta. “No deja nada al azar, es muy metódico y está todo el día preparando vídeos, analizando... Seguro que tiene todas las cábalas estudiadas, miradas y remiradas, de lo que puede pasar en Tokio. Es una pasada”.
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