“Acepto el honor que hoy me concedéis convencida de que se otorga, no a mi persona, sino a mi obra”. Con estas palabras inició su discurso
Dolores Redondo, primera mujer escritora en recibir el
Premio Príncipe de Viana de la Cultura. Lo consideró también un reconocimiento “a la pulsión irrefrenable que llevaba a una adolescente a poner sobre el papel un pensamiento sobre otro, la narrativa oscura de una vida real y otra imaginaría”.
En su discurso destacó las palabras de William Faulkner, Premio Nobel de Literatura en 1949: “Nuestra tragedia consiste en un miedo físico general y universal, sostenido desde hace tanto tiempo, que incluso podemos soportarlo”. Estas palabras le parecieron “tan nuevas y actuales como las mías”, en estos tiempos “donde las amenazas a la creatividad nos llueven con tanta frecuencia”.
Dichas amenazas se han acentuado en los últimos meses, cuando “la inteligencia artificial y su cacareada llegada, vuelven a poner en entredicho el trabajo creativo, la originalidad y el impulso”. Ante esta situación, Redondo se dirigió a los escritores y escritoras jóvenes, y a todos aquellos que han sentido el impulso de crear: “No cedáis ante el desánimo de escribir sobre lo mismo, de censurar vuestras pasiones, de conducir a vuestras ideas como ovejas idénticas a beber, una y otra vez, en el abrevadero del sopor”.
Recordó que en épocas anteriores ese impulso creativo se ha impuesto “sobre la peste, sobre la guerra y la amenaza nuclear, sobre la esclavitud, sobre las hambrunas y las plagas”. Redondo también aludió a ese miedo “ladino y silencioso que habita entre nosotros vestido de desánimo”.
La escritora expresó su preocupación por la existencia de una “plagiadora artificial” que sea capaz de crear una nueva 'Sombra del viento' (en alusión a la novela de Carlos Ruiz Zafón) y que también sea capaz de sustituir a maestros, periodistas, guionistas o escritores.
La autora de 'El guardián invisible' también aludió a la “moda revisionista” que ha llevado a “eliminar, sustituir o suavizar expresiones, descripciones o pasajes enteros que resultan políticamente incorrectos para una parte de la sociedad”.
Redondo trasladó su inquietud por un futuro en el que todo se pueda imitar, plagiar y recrear una y mil veces, “hasta que no valga la pena levantarse de madrugada a escribir”, y señaló que el miedo “nos hace olvidar lo importante, eso sobre lo que vale la pena escribir: del amor, de la vida, la muerte, de la pasión, de la prevalencia y el trascender”.
“El ser humano está llamado a prevalecer, y si algún día una inteligencia artificial diezma a la humanidad, espero que el último aliento del último ser humano se consuma imaginando un mundo mejor, y que, si puede, lo deje escrito”, concluyó.
Javier Azanza, profesor de la UN: “Su obra es una seña de identidad de Navarra”
Miembro del Consejo Navarro de Cultura y defensor de la candidatura de Dolores Redondo, Javier Azanza relató la trayectoria de la premiada. En su laudatio, recordó el primer contacto de la escritora con la literatura a través de los cuentos de Hans Christian Andersen, Julio Verne o la obra Pequeño teatro de Ana María Matute.
Además de los méritos profesionales, Azanza destacó la especial vinculación de Dolores Redondo con Navarra, “tierra en la que ha echado raíces”, afincada en Cintruénigo desde 2006. Según recordó Azanza, este idilio con Navarra comenzó a los 24 años, cuando la autora de la Trilogía del Baztan realizó el Camino de Santiago en solitario.
Profesor de Historia del Arte, Azanza destacó que la escritora “lleva su compromiso con Navarra a cualquier lugar del planeta”. La promoción de la trilogía baztanesa le ha llevado a participar en multitud de eventos y clubes de lectura, viajando incluso a lugares tan remotos como Canberra y Sidney (Australia).
Azanza destacó además “la condición humana” de las obras de Redondo, “indagando en los grandes dilemas de la humanidad a los que trata de encontrar un sentido”, junto con sus escenarios basados en la geografía navarra. “Su obra es una auténtica seña de identidad de la Comunidad foral”, destacó.
María Chivite: “Navarra ha sustentado sus relaciones en el pacto”
La presidenta en funciones, María Chivite, inició su discurso con un resumen sobre la historia de la fundación del Principado de Viana por Carlos III el Noble, “quien no sabía que con ello daba inicio a un juego de tronos con unos giros, traiciones y tragedias a la altura de una auténtica novela”. Chivite reivindicó la figura de Carlos III, “el monarca de la concordia y la integración”, que el 8 de septiembre de 1423 “selló el que fue el movimiento político más determinante de su reinado”, el Privilegio de la Unión de Pamplona, “la instauración de un marco común para la diversidad que representaban los tres burgos”. Para la presidenta de Navarra, “Carlos III el Noble asumió la concepción de Navarra como una y plural”. Chivite continuó su discurso en clave política, afirmando que Navarra “ha sustentado sus relaciones internas y externas en el pacto” y defendió que el diálogo “ha marcado la diferencia en Navarra desde incluso antes de que Carlos III promulgara el Privilegio de la Unión”. “Escuchemos a la historia”, pidió.
En su intervención también desgranó los méritos de Dolores Redondo. “Ella tiene un poder inestimable: la habilidad de crear lectores. Nuestra premiada es una verdadera heroína contra una de las epidemias de nuestro tiempo: la indiferencia y el desapego que provoca la tecnología, y que tiene en los libros una de las vacunas más eficaces”, valoró.
También remarcó que las historias de Dolores Redondo han supuesto “una carta de presentación para Navarra; un camino que, entrando por Baztan, ha permitido que miles de visitantes de todo el mundo lleguen a la Comunidad foral”. Por último, Chivite destacó el papel protagonista de las mujeres en las obras de la escritora, “mujeres poliédricas, empoderadas, que componen personajes complejos y completos, y que lejos de paternalismos, resultan de inspiración para lectoras de todas las edades”.