María Jiménez cose su ofrenda a la naturaleza en la capilla del Museo de Navarra

Una aguja puede cambiar una capilla de cinco siglos de antigüedad. María Jiménez Moreno lo ha hecho en el coqueto edificio del siglo XVI anexo al del Museo de Navarra. Allí, la artista pamplonesa ha situado seis obras textiles y coloridas que si bien contrastan a primera vista con las piezas religiosas que ya había en el lugar, en realidad acaban dialogando con el espacio, en un entorno de espiritualidad y recogimiento. La exposición 'Meditaciones', visitable hasta el 17 de marzo del año que viene, “se concibe como una ofrenda a la madre naturaleza como creadora de vida”, explica la artista, que se propone invitar al visitante a la “la meditación, a la introspección y la oración”. El espacio la ha estimulado como artista. Normalmente las exposiciones tienen lugar en espacios neutros, pero aquí la capilla ya estaba llena de partida, por lo que a lo largo del año que ha tenido para preparar la exposición 'site specific' María Jiménez Moreno se ha propuesto trabajar con el contenido que se encontró y sacarle partido. De ahí surgió todo. Lo más llamativo es el bosque de árboles de ganchillo que ocupa el centro de la nave. “El bosque siempre ha sido un símbolo de crecimiento personal y santuario primitivo en el que tiene lugar la unión de lo celestial y lo terrenal”, explica la artista, nacida en Pamplona en 1978. El bosque aparece como un espacio para transitarlo y que conecta el resto de piezas. La directora del Museo, Mercedes Jover, se mostraba este jueves entusiasmada. “Te deja mudo, a la vez que te pellizca el corazón”, señala. Se trata de una pieza que la artista hizo en 2009 y que pertenece a la colección del museo desde 2021. La luz de las piezas, además, se proyecta sobre el retablo de San Juan Bautista, y hace que el espacio crezca y se cree esa atmósfera especial. Allí, en el hueco vacío del antiguo sagrario, la artista ha instalado 'Germen', otra escultura textil que simula una semilla abriéndose. En ella está bordada una especie de célula que se expande, que hace referencia a la creación. La primera obra que se encuentra el visitante nada más entrar es 'Fe', un cojín zafu o asiento de meditación. En él se pueden ver unas manos serigrafiadas en tela dorada, que son las de la propia artista, en posición de ofrenda. “Es un guiño a la actitud que tendríamos para ver la exposición”, explica. También son llamativas en un lateral del edificio las 'Vainas', seis esculturas colgantes que tienen debajo sus respectivos seis cuencos realizados en cerámica por la tía de la artista, María José Moreno, y que recogen simbólicamente el fruto de esas vainas de tela. Tanto 'Germen' como 'Vainas' se relacionan con el retablo mayor de La Anunciación de María. “Se relacionan como receptáculo de madre, receptáculo creador de vida, de semilla que florece, del germen de la vida”, apunta. Otra de las obras es 'Misterios', cuatro imágenes ovaladas donde se representan unos bodegones florales basados en las vanitas del Barroco. “Hablan de los misterios del rosario cristiano, con flores y plantas relacionadas simbólicamente con los relatos de los misterios”, explica. Cada bastidor se une al siguiente por una cuerda de diez nudos que simboliza el cordón arcaico de oración o la sarta de cuentas del rosario. Por último, 'Flores a María' se compone de una tela dorada en cuyo centro se encuentra otra tela con forma de mandorla estampada con flores de simbología mariana. “Alude a los jardines marianos que existen por el mundo como ofrenda a la virgen y, en este caso, a la madre naturaleza”, relata Jiménez. En el altar se sitúa la única pieza que no es de la artista, sino de Alfredo Sada (19950-1992). “Yo quería integrar alguna pieza del museo y visitándolo la vi, me enamoré de ella y luego el título que tenía, 'Exvoto', la ofrenda que se hace en agradecimiento, lo redondeaba”, explica. ‘REALISMO MÁGICO’ Mercedes Jover, directora del Museo, tiene la sensación de que es la primera vez que una artista integra su obra en la capilla “no solamente desde el punto de vista de la forma, de la conquista del espacio, sino también de su relación con el colorido”. Jover alabó ese diálogo entre lo sacro y lo profano, lo barroco y lo primitivo, lo carnal y lo espiritual. “Sus árboles, sus flores, sus semillas del siglo XXI han germinado en un espacio del siglo XVI, propiciando un festival para nuestros sentidos, un festival sensorial lleno de poética, de sutilidad, de elegancia, de armonía”, añadió. El director general de cultura del Gobierno de Navarra, Ignacio Apezteguía, alabó que el lenguaje plástico y conceptual de María Jiménez está ligado al realismo mágico, “en el sentido de que le interesa potenciar lo sensorial como parte de la percepción de la realidad, así como enlazar lo real y lo imaginado cultivando un territorio lírico personal”. La capilla ha acogido antes dentro del programa Todo el arte es contemporáneo las exposiciones de Dora Salazar, Carlos Irijalba, Celia Eslava, Gentz del Valle y Javier Muro.

María Jiménez cose su ofrenda a la naturaleza en la capilla del Museo de Navarra

La exposición titulada ‘Meditaciones’ dialoga con el espacio religioso del siglo XVI e incluye un bosque de árboles de ganchillo en el centro

Qué ver y hacer hoy en Pamplona y Navarra

El Levante se pone serio en la pelea por el ascenso

La Conference se marcha a Londres

Hosteleros chinos reabrirán media plaza de la Coronación de Estella

Osasuna defiende que el club no fue condenado y que colaboró para esclarecer los hechos