Los 29 concejales de Pamplona en el 36

Si algo destaca hoy de las actas de aquel pleno y de las reseñas de la prensa local, es la normalidad. Sin embargo, “fue el último pleno con normalidad”. Era el del Ayuntamiento de Pamplona del 17 de julio de 1936, el mismo día en el que en Melilla se producía el alzamiento militar que llegaría a la península al día siguiente y a la capital navarra y otras ciudades el 19 de julio. Con aquel pleno se inicia 'Todos se conocían bien', la última obra de Miguel Izu, editada por el Instituto Navarro de la Memoria, que se mueve entre el ensayo y la novela y en el que rescata las biografías de los 29 concejales del Consistorio pamplonés. Posan juntos en una fotografía del 5 de junio de 1931, el día que tomaron posesión de su cargo, sobre la que las notas de los libros señalaba únicamente “El Ayuntamiento de Pamplona el día que ha tomado posesión”. Hasta hoy. Porque la investigación de Izu ahora los identifica y cuenta qué ocurrió con cada uno desde que la bandera tricolor fuera sustituida por la bicolor. Y es que los ideólogos del golpe de estado, con el general Sanjurjo al frente, lo habían planeado para tres o cuatro días, “pero el plan fracasó porque parte de España no se unió y dio lugar a una guerra civil muy sangrienta y cruel”. El escritor -fue abogado y profesor de derecho administrativo en la UPNA y la UN, edil por IU en Pamplona, parlamentario y presidente de la Mancomunidad de la Comarca y vocal del Tribunal Administrativo de Navarra- se decidió a averiguar quiénes eran aquellos concejales mientras colaboraba en un libro. Y el tiempo se detuvo. Natalio Cayuela. Osasuna y justicia, publicado en 2021: le habían reclutado por el papel de Cayuela, presidente de Osasuna, secretario de la Audiencia de Navarra y víctima de la represión en 1936, como presidente de la comisión taurina de la Casa de Misericordia. Y en el archivo de esta y en el municipal comenzó a preguntarse. “Me llamó la atención el ambiente que percibí tras las actas de los plenos; que hay cosas que no han cambiado, y que del año 31 al 36 no se advierte lo que iba a pasar en los debates en esas actas y en las noticias de la prensa local. Había división política y en algunos momentos altercados, pero no muy diferente de lo que yo conocí en política muchos años más tarde. No había ambiente crispado de enfrentamiento prebélico, sino más bien al revés: una convivencia cordial”, expuso el martes en su presentación en Katakrak. Y decidió indagar y “contar la historia de toda esta gente”, en referencia a la fotografía del 5 de junio. “Me preocupaba identificarlos porque en la historia conviene bajar a estas personas poco conocidas o anónimas, a los nadies”. Encontró que sobre ellos se ha escrito muy poco, teniendo en cuenta además que la mayoría no tuvo una carrera política fuera de esos años de política municipal -algunos sí, como el alcalde, Mariano Ansó, que fue después diputado y ministro-. “Con mucho trabajo” consiguió “los mínimos datos”: cuándo y dónde nacieron, dónde fallecieron, quiénes eran sus padres, si tenían hijos, a qué partido político pertenecían, qué otros cargos tuvieron, su profesión... Aquella corporación había surgido después de que las elecciones del 12 de abril de 1931, por las que Alfonso XIII se fue y se proclamó la República, se repitieran a finales de mayo. Y así, si el 12 de abril había ganado la derecha por poco margen, en mayo ganaba la izquierda, también por poco. Hubo 15 concejales de la conjunción republicano-socialista (12 republicanos y 3 socialistas) y 14 de la coalición católico-foral (10 del partido jaimista, 2 del partido integrista y 2 monárquicos). Había cinco abogados, cuatro comerciantes, tres empresarios de la construcción, dos profesores, dos ingenieros, dos farmacéuticos, dos agentes comerciales, un médico, un periodista, un procurador, un delineante, un panadero y un ebanista. En estas breves biografías, Izu refleja cómo acabaron todos. “Por desgracia es irremediable porque esta es la corporación que llega a la Guerra Civil”. Dos murieron por causas naturales antes de la guerra; cuatro fueron asesinados, igual que dos miembros de la gestora que funcionó entre las elecciones de abril y la toma de posesión en junio; cuatro fallecieron en el exilio (Francia, México y Chile); otro estuvo en un campo de concentración en Francia hasta que pudo volver a Pamplona; dos fueron detenidos en los primeros tiempos de la Guerra Civil y liberados después; otro (de la colación de derechas) fue condenado a muerte pero se salvó por la intervención del ministro navarro Manuel de Irujo, y uno fue voluntario en la Guerra Civil y no murió. Del resto, 17, todos los de la derecha y cuatro republicanos, fallecieron en Pamplona de muerte natural a edad avanzada. Era “ejemplar” el clima de 1931 en el Ayuntamiento de Pamplona: Mariano Ansó fue elegido alcalde casi por unanimidad, con el voto de la mayoría de ediles de derechas al admitir deportivamente que era la izquierda quien tenía la mayoría. “A veces parece que toda la República fue una preguerra civil y en absoluto se desprende de las actas de los plenos y las crónicas de la prensa”, apuntó Izu, que ha analizado todas de 1931 a 1936. De hecho, “la República se inició de forma muy pacífica y tranquila” y así transcurrió hasta julio de 1936. Durante muchos años no se hizo memoria de estos ediles y funcionarios. Fue en 2007 que se homenajeó a todos los pamploneses asesinados, y en especial a los concejales. Y desde 2011 hay en el Consistorio una placa “en memoria y homenaje a los que fueron corporativos municipales y a los trabajadores del Ayuntamiento muertos por permanecer leales a la II República”. En la foto del 5 de junio aparecen 30 personas: 26 ediles, 2 miembros de la gestora que cesaba ese día y 2 funcionarios (el secretario y un oficial). Y aunque faltan ahí tres concejales, “esas 30 personas han dejado de ser anónimas”.

Los 29 concejales de Pamplona en el 36

En su última obra, Miguel Izu saca del anonimato a los ediles que formaban la Corporación cuando se declaró la Guerra Civil. De las actas de los plenos y las crónicas de la prensa se desprende un ambiente tranquilo, incluso la víspera del golpe de Estado

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