Libros de cine
La Filmoteca de Navarra recupera las figuras de María Francés y Cruz Baleztena
Asier Gil Vázquez escribe el libro sobre la actriz tudelana y Patxi Burillo el del director de arte pamplonés

Publicado el 01/03/2023 a las 06:00
La Filmoteca de Navarra continúa con su labor de sacar del olvido las figuras de cineastas históricos navarros a través de la colección Libros de Cine. Patxi Burillo Nuin (Pamplona, 1990), arquitecto y cineasta, se ha encargado del director de arte Cruz Baleztena (Pamplona, 1932- Madrid, 2019), quien desarrolló una prolífica carrera como decorador entre los años 60 y mediados de los 80. Conforme fue avanzando con el proyecto y hablando con familia y compañeros del director de arte se fue dando cuenta de lo necesario de esta operación de rescate. “Son figuras que han sido importantes, quizá no desde la primera línea, pero sí desde una segunda que en el fondo son los que han sentado las bases de la industria del cine español”, señala Burillo. “En muchos casos han sido olvidadas y requieren cierto reconocimiento”, añade.
Asier Gil Vázquez (Pamplona, 1989), profesor e investigador en la Universidad Carlos III de Madrid, hizo lo propio con la actriz María Francés (Tudela, 1887- Barcelona, 1987), que empezó en el teatro y pasados los 50 años saltó al cine, siempre en papeles de reparto, con un moño cano con el que solía interpretar normalmente personajes de ancianas. “Una colección así me pareció una idea excelente”, apunta Asier Gil Vázquez. “No sólo porque rescata figuras de Navarra, sino porque también al final estos personajes sin ser las grandes figuras como Alfredo Landa son gente que se dedicaba a oficios del cine o de la cultura”, añade. Asier Gil Velázquez sabía de la actriz María Francés porque había investigado el tema para escribir el monográfico 'Personajes femeninos de reparto en el cine español. Mujeres excéntricas y de armas tomar' (Vía Láctea, 2020). En enero de 2021 se acercó a la Filmoteca para comprar los dos primeros libros de esta misma colección y tuvo la oportunidad de hablar con Alberto Cañada, responsable de la Filmoteca y de la colección. “Se dio la circunstancia de que Cañada estaba buscando alguien para que escribiera el libro sobre María Francés”, relata. Y así se puso en marcha el libro.
Los ejemplares se pueden adquirir a 8 euros en la Filmoteca o en el Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra de la calle Navas de Tolosa de Pamplona.

CRUZ BALEZTENA, DE BRONSTON A 'LA TRASTIENDA'
Desde niño, Cruz Baleztena hacía los decorados para algunas obras de su padre, Premin de Iruña, que representaban en la casa familiar de Leitza. Por ese lado su familia fue estimulante, pero cuando ya de joven quiso desarrollar estudios artísticos sus padres no le veían futuro y le matricularon para estudiar perito comercial. Más tarde marchó a estudiar a París y ahí sí le apoyaron. “Su familia fue muy relevante para él, no es cualquiera, es una familia muy importante del carlismo que arrastra ideas desde el siglo XIX en torno a formas de ser que se ven reflejadas en Cruz”, explica Patxi Burillo. Al cine llegó en los 60 y se encontró con un sector en cambio. Coexistía una industria española “bastante raquítica”, sitúa Burillo, con superproducciones de Samuel Bronston, “con unos presupuestos desorbitados que contuvieron algunos de los decorados más grandes de la historia del cine”, añade. Cruz Baleztena se movió entre ambos, como ayudante o de auxiliar de decoración, en películas como '55 días en Pekín'. Tras haber colaborado con Sigfrido Burmann o Tedy Villalba, ejerció ya de director artístico en producciones de spagheti western, terror, y a partir del 75, en el destape. Suya es la escenografía de 'La trastienda', ambientada en San Fermín y que se hizo célebre por mostrar el primer desnudo integral del cine español. “El papel de Cruz fue relevante primero porque él era de Pamplona y era conocedor de los Sanfermines, se encargó del atrezzo y vestuario. Y, luego, porque la famosa tienda de La trastienda pertenecía a su hermana, Silvia Baleztena, con lo cual podemos deducir que fue él quien propuso esta localización, imprescindible en la película”, añade.

En la investigación de Burillo fue clave una frase que encontró en un currículum: “Ha trabajado en más de 80 películas”. Él había rastreado 15. ¿Dónde estaba el resto? Baleztena tuvo seis hijos, dejó de trabajar en el cine en 1985, y pasó a la televisión justo en un momento de cambio, en el que Jesús Hermida iniciaba un tipo de magazine que ocupaba toda la mañana. La gente de televisión al principio le miró con recelo porque él entró gracias a su mujer, que había sido directora de informativos, y no por oposición. “Pero en el momento en que Hermida comienza a hacer esta revolución, con distintas secciones dentro del programa, Cruz se vuelve imprescindible porque es la única persona que sabe cómo desarrollar esos decorados y cómo hacerlos rápido y con medios escasos”, explica Burillo.
En 1998 cuando se va a jubilar, le ofrecen trabajar en una última película, 'Un dolar por los muertos', y pensando en si le convenía más jubilarse trabajando en la película o en televisión, recopiló todos los contratos del cine para hacer cuentas. Por fortuna sus hijas guardaban la carpeta. “Fue un auténtico tesoro”, dice Burillo, que localizó así las 80 películas. Además, sus hijas tenían contactos con algunas personas que habían trabajado con él y así pudo rellenar algunas zonas que permanecían oscuras de su filmografía y de su vida.

MARÍA FRANCÉS, 80 AÑOS COMO ACTRIZ DE CARÁCTER
Reconstruir la vida de María Francés García no ha sido fácil para Asier Gil Vázquez . Sobre su trayectoria sí que encontró información, sobre todo de su carrera en teatro y cine, gracias a la Filmoteca Española y a diversas plataformas. María Francés se forjó una sólida carrera como actriz de carácter, especializada en papeles de reparto. Lo difícil era reconstruir la parte personal. No había archivos personales, ni herederos que pudieran contar por ejemplo qué le llevó a salir de Tudela, cómo empezó a trabajar como corista de zarzuela en 1903, con 16 años, o por qué desapareció su marido -Gil supone que fue por la Guerra Civil-. “Era como recomponer un puzzle al que le faltaban muchas piezas para entender la vida de una mujer que no para de trabajar, que hace muchas giras, tiene seis hijos y un marido que trabaja en el Teatro Arriaga de Bilbao”, explica. Así como las distintas filmotecas van recogiendo archivos de directores, guionistas o productores que normalmente legan ellos o sus hijos, con los actores no ha ocurrido lo mismo. “En este caso, como vivió 100 años, María Francés sobrevivió a cinco de sus seis hijos, he intentado rastrear a la hija que le sobrevivió, que además también fue actriz, pero no ha habido manera”, lamenta Gil.
Su trayectoria, que duró 80 años, ilustra bien lo que era el oficio de una actriz de reparto a principios del siglo XX. Saltó al cine pasados los 50 años. “El cine español, sobre todo para personajes de reparto, se alimentaba mucho de gente que trabajaba en teatro”, explica Gil. “Y muchas de estas personas en los años 30 y 40 son gente que tienen ya una edad evanzada”, añade. Francés llegó a realizar más de 40 largometrajes, la mayoría comedias o películas policiacas producidas en Barcelona, aunque también melodramas y películas de terror, con directores como José Antonio Nieves Conde o Jaime Chávarri. “Cuando necesitaban a gente con experiencia una de ellas era Maria Francés”, apunta el autor del libro. Con Berlanga trabajó en Plácido, como muchos compañeros, con una participación de un par de minutos.
No era primera actriz, era lo que se llamaba “una actriz de carácter”, las que solamente interpretaban personajes de reparto. En las reseñas de la época aparece “el buen hacer” de María Francés, pero siempre como actriz de reparto, no ha encontrado Asier Gil, por ejemplo, ninguna entrevista a ella. Se le reconocían las tablas. Pertenecía a una escuela de actores que eran muy efectivos. Se formaban sobre las tablas del teatro. “Si todos las semanas haces 14 funciones, porque había doble función, ahí vas viendo lo que funciona y lo que no, tenían la capacidad de conectar con el público porque ya venían con un bagaje teatral enorme”, explica Gil. Al final hizo también televisión, en espacios dramáticos como Estudio 1 o Ficciones. Con casi 90 años decidió retirarse en 1976, cuando se instaló con su hija, Carmen Pradillo, en Barcelona.