La huella de Rafael Moneo en su Tudela

La tienda de Confecciones Gallego en la calle Carrera, ya desaparecida; un edificio de viviendas de 6 plantas en la calle Eza; el colegio Elvira España; la residencia de la Misericordia, a la que siguió la urbanización del paseo del Queiles; la casa Añón en la carretera de Corella; y la empresa Promel en el polígono industrial. Estos siete proyectos, con distintas tipologías, diseños y funciones, llevan la firma de uno de los mejores arquitectos de la historia. Y están en su ciudad, en Tudela, de la que se marchó a Madrid en 1954 para estudiar, pero de la que, como siempre recalca él mismo, “nunca” se ha ido. Y todos ellos se muestran en la exposición ‘Rafael Moneo en Navarra’, que se inauguró este viernes en la Casa del Almirante de Tudela y que puede visitarse hasta el 4 de junio. En ella se hace especial hincapié en las obras en su ciudad, pero también otras en la Comunidad foral como el Archivo de Navarra, el Museo de la Universidad de Navarra, la ampliación de la plaza de toros y la de los Fueros de Pamplona o las Bodegas de Arínzano, entre otras. Y en la que, además, se pueden ver objetos muy queridos por Moneo, como cuadros pintados por él mismo cuando todavía era niño; fotos de su juventud, como una corriendo el encierro de Pamplona; escritos en revistas cuando estudiaba en Jesuitas; o una serie de dibujos a lápiz sobre papel sulfurizado de hace 60 años. EMOCIONADO Y AGRADECIDO Y este viernes Moneo, a pesar de su dilatada y exitosa trayectoria que le ha llevado por todo el mundo, se emocionó, y mucho, por poder mostrar, en su casa, su obra. Porque su apego a la ciudad es especial y, como ha reconocido en numerosas ocasiones, le marcó de cara a su desarrollo vital y profesional. Y esa emoción se desbordó al verse rodeado de amigos, compañeros de estudios, familiares... A la apertura de la muestra acudieron, entre otros, los consejeros del Gobierno de Navarra Rebeca Esnaola (Cultura) y José María Ayerdi (Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos); el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero; los tres comisarios de la exposición, Belén Esparza, Curro Blasco y Sixto Marín; y María Forcada, presidenta de Honor del patronato de la fundación que lleva su nombre y donante a Tudela de la Casa del Almirante que acoge la exposición. En su discurso de apertura, Moneo demostró todo el cariño que siente por su ciudad natal y apuntó que “es una suerte haber nacido en un pueblo”. “Realmente estoy muy agradecido a Tudela por el modo en el que se inició mi vida, pero esa gratitud también se extiende a lo que ha sido mi trabajo”, apuntó el arquitecto, quien ahondó en esta reflexión. “Casi puedo decir que fue fácil para mí empezar mi labor profesional ya que encontré una gran ayuda en los amigos de mis padres, familiares y demás círculos cercanos de mi vida cotidiana en Tudela. Ellos me dieron su confianza para iniciarme en mi trabajo y contar desde muy temprano con una carta de presentación. Sin aquellos primeros trabajos en Tudela, y después en otras partes de Navarra, no sé cómo hubiera sido mi trayectoria profesional”, relató Moneo. Ese apego a su Tudela natal no sólo se palpa repasando las entrevistas que ha concedido a lo largo de su carrera, sino también en su día a día, en esa visita obligada, por ejemplo, el día de Santa Ana para participar en la procesión de la patrona con su inconfundible sombrero Panamá como un tudelano más. DE TUDELA..., AL MUNDO Y es que Moneo se crió en el corazón de la ciudad. Su padre, Rafael, ingeniero de Fuerzas Eléctricas, vivía con su madre Teresa en la calle Gaztambide-Carrera. Y su abuela materna lo hacía en la misma plaza de los Fueros, en la esquina con el Muro, donde tenía una tienda de tejidos. Pero si algo influyó en su vida fueron sus estudios en Jesuitas, un centro de referencia al que acudían alumnos de Bilbao, San Sebastián, Barcelona o, incluso, Madrid. Con excelentes resultados, empezó a interesarse por las Letras y la Pintura, escribió en el periódico del colegio y también se enfrascó en una revista, Cierzo, de la que apenas salieron 5 números. Aunque también le tentaban las Matemáticas y, ahí se abría una disyuntiva. “Hasta el último momento estuve tentado en matricularme en Filosofía y Letras, pero seguramente mi iniciación en las artes plásticas y también que mi padre era ingeniero y aficionado a la arquitectura, me decidí por esta”, decía en una entrevista. En lo que no era tan bueno era en el fútbol, algo que, como él mismo aseguraba, suplía “con voluntad”. “Yo era defensa y no estaba ni en el equipo titular, pero tenía voluntad en un tiempo en el que el fútbol establecía las aristocracias en el colegio. Así que tenía que hacerme sitio en esa sociedad de otro modo”, reconocía. A partir de su entrada en la Escuela de Arquitectura, su carrera fue meteórica. Ingresó en 2 años, cuando lo normal era hacerlo en 7 u 8. Tras trabajar 2 años con Sáenz de Oiza, se marchó a Dinamarca al estudio de Jørn Utzon para colaborar en el proyecto de la Ópera de Sídney, y seguir luego en Roma con una beca de la Academia Española hasta que volvió a Madrid. Luego llegaron proyectos cada vez más importantes que se han convertido en referencia en todo el mundo y que le llevaron a recibir en 1996 el denominado Oscar de la arquitectura, el Pritzker, siendo el primer español en lograrlo. BARRIO GARDACHALES (POR EJECUTAR) Rafael Moneo es también el autor del proyecto del futuro barrio de Gardachales, que incluye más de 3.000 viviendas y un gran parque de 40.000 metros cuadrados. Irá desde el final actual del casco urbano hasta la Vía Verde del Tarazonica. Ya está aprobado definitivamente y su ejecución depende de los propietarios de los terrenos. El sello de Rafael Moneo en Tudela está presente en las obras que llevan su firma, pero quizás todavía falte una rúbrica más. Y es que el arquitecto tudelano diseñó en 2010 la restauración de Sementales (antiguo convento de San Francisco, del s. XV), y que el Ayuntamiento pretendía convertir en centro cultural. Las dificultades económicas del consistorio paralizaron el inicio de los trabajos y el proyecto quedó en stand by. Ahora, el Ayuntamiento de Tudela desea retomar este proyecto para reformar Sementales y darle un uso, todavía sin definir. De hecho, en el último pleno celebrado en enero se aprobó pedir al Gobierno foral una mesa de trabajo para recuperar este proyecto. El propio Rafael Moneo prefirió este viernes no hacer declaraciones al respecto, aunque durante estos años ha seguido trabajando en el proyecto realizando distintas variaciones. Una evolución que se puede ver en la extensa colección de maquetas sobre Sementales expuesta en la Casa del Almirante. Quien sí se pronunció sobre este asunto fue el alcalde, Alejandro Toquero, quien reiteró su deseo de impulsar este proyecto. “Emplazo al Gobierno a que se una para avanzar en esta reforma y también a ti, Rafael, aunque sé que ya estás trabajando en ello”, indicó. Por su parte, la consejera de Cultura, Rebeca Esnaola, dijo que este proyecto “debe ser un proyecto de ciudad, alejado de tiempos preelectorales y de los colores del Ayuntamiento”. “Sin duda será algo que ayudará a proyectar a Tudela y a Navarra”, apuntó Esnaola, quien dijo que el Gobierno “siempre ha colaborado en proyectos sobre equipamientos culturales, y Tudela no será una excepción”.

La huella de Rafael Moneo en su Tudela

La exposición, que se puede ver hasta el 4 de junio en la Casa del Almirante, repasa las obras realizadas por Moneo en Tudela y en otras localidades de Navarra

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