Viscarret saca chispa a la crisis de los 40

La actriz Ana Polvorosa cumplió 34 años el martes en Bilbao. Le cantaron el cumpleaños feliz y sopló las velas de una tarta, pero aprovechando los momentos muertos del rodaje; mientras las cámaras le apuntaban, esa mañana tocó grabación sentada en un banco junto a Miki Esparbé, ya tenía 40 años y una crisis. El director Félix Viscarret (Pamplona, 1975) lleva más de un mes rodando en la capital vizcaína su nueva película, Una vida no tan simple, un proyecto personal que llevaba tiempo queriendo convertir en realidad sobre esa edad en la que la vida no es como uno se había imaginado y las obligaciones de la paternidad provocan recelos sobre la carrera profesional que se desearía, mientras el trabajo contraataca causando conciencia de mal padre; siempre mal, pero en la película contado en tono de comedia. “Me he enamorado locamente de Félix”, aseguraba en uno de esos parones Polvorosa, conocida popularmente como la Lore de Aida, aunque ese personaje haya sido superado después por muchos otros como los de Las chicas del cable o, recientemente, La Fortuna. “Ya me enamoré de él el día del cásting, fue maravilloso, pocas veces encuentras escenas en las que tengas esa descripción de personaje y de situación del momento en el que te encuentras, a partir de entonces me sentí muy cómoda y todo fluyó”, apuntaba la actriz. Su pareja no llega a salir nunca en la película, pero ella va a un parque con su hijo y coincide con otro padre en la misma situación, Isaías (Miki Esparbé). “Nuestros hijos van juntos a clase, y a raíz de esto empezamos a entablar conversaciones en el parque y a sentir algo el uno por el otro, pero ambos tenemos pareja”, apunta Polvorosa. “La película habla de esas crisis de identidad que puedes tener cuando llegas a un punto en la vida donde no se sabes bien si has tomado las decisiones correctas”, explica. “En mi caso se habla de la maternidad como algo que llegó y que ella no sabía exactamente si quería ser madre o no, pero de repente veía que su hijo nacía”, añade la actriz, que había hecho antes de embarazada, pero nunca de madre. PROYECTO ESPECIAL Félix Viscarret e Iker Ganuza se conocían de Pamplona, de hacía muchos años, pero cada uno había seguido su carrera; Félix como director e Iker como productor. Llegó un momento en el que retomaron el contacto y Viscarret le contó que tenía este proyecto personal -que no autobiográfico- que había escrito y quería cuidarlo especialmente. “Sintonizamos en la idea de lo que queríamos y empezamos a levantarla hace varios años”, explica Ganuza. Su productora, Lamia Producciones, junto con A Contracorriente, coproduce el largometraje que se rueda íntegramente en Getxo y Bilbao, entre otras localizaciones en el parque de doña Casilda, la universidad o el propio Ayuntamiento, pero también en muchos interiores naturales, casas de diseño relacionadas con los protagonistas, que son arquitectos en horas bajas. Han sido cuatro semanas sin parar de llover en Bilbao, con algún lapsus de unas horas sin que cayera agua que el equipo aprovechaba rápidamente para hacer algunos exteriores. Esta última semana, la quinta de rodaje, no ha llovido, así que les ha salvado porque hay muchos exteriores en la película. “Es una película urbana que tiene cuatro protagonistas principales más niños, con muchas localizaciones diferentes, hay 13 ó 14 jornadas de exteriores, tiene su complejidad”, explica Ganuza. “Tenía muchas ganas de salir del banquillo y rodar otra película”, confiesa el productor. Ésta la tuvieron que retrasar por la pandemia mientras Lamia Producciones prepara Nosotros, la adaptación de la novela de Isaac Rosa Feliz Final que dirigirá Helena Taberna. Han conseguido ya parte de la financiación y están pendientes de terminar de financiarla para, si todo va bien, arrancar el rodaje el próximo otoño de 2022. Pero volviendo a Una vida no tan simple, la acción se centra en los personajes de Miki Esparbé y Olaya Caldera, una pareja con dos hijos. Miki es un arquitecto que ganó hace tiempo el premio al mejor arquitecto joven pero con la crisis no le entran encargos, está en crisis profesional y a la vez está en ese momento de crianza en el que no tiene tiempo para dedicarle al trabajo. “Está con los niños en el parque y se pregunta por qué no está trabajando y cuando está trabajando al revés, se siente culpable por no estar con sus hijos, todo con un toque de humor, con el color de perdedor amable”, señala Ganuza. Álex García (Antidisturbios, Hasta que la boda nos separe) interpreta a su socio y mejor amigo, y Ana Polvorosa a su amiga del parque. A Esparbé, Viscarret le contactó hace cuatro o cinco años, se tomaron un café, le contó la historia y le involucró en el proyecto. “Aparte de ser un director excepcional con una sensibilidad brutal, es un tipo muy entusiasta, muy buen comunicador y hace muy bien en compartir el acto creativo a cualquier nivel, ya sea en guion o dirección”, explica Esparbé, que tampoco llega a los 40 años de su personaje en la vida real, tiene 38. Conocido por el cine (Perdiendo el este, El rey tuerto) y las series (Reyes de la noche) Esparbé admite que tenía ganas de rodarlo finalmente. No tiene hijos pero sí cuatro sobrinos de dos hermanos mayores con lo que se siente algo identificado con su personaje. “Hay dos opciones en la vida: torturarse con todo lo que esperabas, con que ha pasado un tren, o dos, o tres, y no has sido capaz de cogerlos, o la otra opción es asumir que igual lo que tienes que hacer es valorar lo que tienes y desde ahí el día a día se vive de otra forma”, resume. Está en racha, Viscarret. Desde que irrumpió en 2007 ganando el Festival de Málaga con su ópera prima, Bajo las estrellas, ha ido labrando a poco a poco una interesante filmografía en la que ha ido adaptando novelas de Fernando Aramburu (en ese primer largometraje y en la serie Patria, cuya primera parte dirigió); Leonardo Padura (Vientos de La Habana y la serie Cuatro estaciones en La Habana) o Juan José Millás (No mires a los ojos, rodada este año en Pamplona y pendiente de estreno). En esta ocasión, y antes de volver a dirigir en Navarra, se enfrenta a una historia escrita por él y con tintes personales. ¿Hasta qué punto es esta película especial por ser una historia suya? Me hace gracia lo de una “historia mía” porque vino mi familia a visitarme el fin de semana y estaba viendo premontajes con mi hijo Nico al lado. Cuando vio la historia de qué trata, de la crisis de paternidad, se me gira y me dice con nueve años: “¿Papá, tú con nosotros has tenido la crisis de paternidad?”. Claro, me desarmó, me empecé a reír y le dije “Mírame, ¿tú que crees?”. Otra cosa es que uno sepa proyectar de esos elementos más o menos autobiográficos en una particular comedia.También ese fin de semana estaba con mi chica y ella también estuvo mirando varias escenas y se empezó a reír diciendo: “Todo el mundo va a pensar que hemos estado fatal como pareja, ¡en una crisis total!”. Va a tener que poner al principio el rótulo de “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Tendré que ponerlo al final [Risas]. Es una historia personal y que está basada en cosas que te suceden cuando ves cómo te va cambiando la vida con la paternidad, cómo cambia la vida profesional cuando entras en una determinada edad, la tuya, la de tu entorno, la de la gente que conoces en el cole de los críos o en el parque después de llevarlos al cole... Empiezas a ver y dices, oye, aquí hay una película muy especial, porque hay mucho de ver la pequeña debacle que es tu vida cuando se empieza a perder el control, o cuando tienes niños o los proyectos no salen... esos pequeños desastres no dejan de tener un cierto humor, y eso me parecía que podía dar pie a una película especial. ¿Igual es la manera de afrontarlo mejor también? Sí. Si no miramos con humor nuestros pequeños desastres cotidianos se convierte todo en un drama. Mejor ver la vida en clave de comedia. Efectivamente son cosas que uno va anotando del día a día y cuando te sucede puede ser más o menos duro, pero es un elemento de comedia. Cuando ves que los amigos sin hijos dejan de llamarte porque ya estás como en otra galaxia, cuando tus críos, a los que más amas, al final del día te sacan de tus casillas, y eres un tipo irascible y gruñón... espero que todo esto sea un elemento entrañable de comedia. Además usted tiene dos hijos. Sí, ahora mismo tienen 11 y 9 años, con lo cual yo digo que estamos en la meseta. Como me explicó una vez un amigo, ya hemos pasado ese rock and roll sin freno que es de lo que trata la película, cuando los críos están entre los 3 y los 5 años. Ya no son bebés, ya son personitas, pero todavía dependen de ti para todo, hasta para hacer pis. En una de las secuencias, la niña pide hacer pis cuando él está tratando de tener un encuentro en el que quiere quedar con dignidad. En ese tipo de cosas está la comedia, cuando estás haciendo malabarismos entre la paternidad y la vida profesional. Es un proyecto que se remonta tiempo atrás,ya tendría ganas de hacerlo realidad. Las películas son barcos que van navegando y esperas que lleguen a buen puerto, pero tienen su propio ritmo para poder tener los elementos necesarios para contarla lo mejor posible. Lleva su tiempo. También de esto habla la película. De los años que tardan en salir los proyectos más especiales, va pasando el tiempo y dices: “A ver si se me ha pasado el arroz”... “Ay, ay, ay”... “Y si no sale”... “Qué pasa aquí”... La angustia profesional de “Y si esto no sale”. De eso trata también la película. En un principio iba a rodarse en parte en Pamplona, ¿Qué ha pasado para que no sea así? En realidad hay un importante elemento navarro pero siempre se vio que la ciudad más idónea para la historia iba a ser Bilbao. No mires a los ojos, la adaptación de Desde la sombra, la he rodado en Pamplona y si todo va bien, toco madera, mi siguiente proyecto también lo voy a volver a rodar en Navarra. Pero en concreto Una vida no tan simple, por las características de la historia, vimos que lo más idóneo era una ciudad como Bilbao. Ya se verá cuando esté terminado por qué. ¿Qué puede contar de esa próxima película en Navarra? Esas cosas pasito a pasito. No se puede contar nada, ¡para que luego me digas “ya te ha costado sacar la siguiente”! [Risas]. Hay que ser muy cauto. ¿Cómo ha sido el trabajo con niños? Ha desoído el consejo de Hitchcock. Hitchcock efectivamente decía que era mejor no rodar con niños, con animales, ni con Charles Laughton, como elementos ingobernables o incontrolables. Hay una fantasía del ser humano que es creer que podemos tener control sobre la vida porque eso nos da seguridad o tranquilidad, y luego hay una parte de la madurez que es asumir que no vamos a tener el control sobre nuestras vidas. En el cine pasa lo mismo. Y los niños descontrolan todo. Hay una fantasía de los directores que es pensar que podemos controlar nuestra labor como directores de una película o podemos aceptar que la vida tiene elementos de caos que, si los sabes disfrutar, sale algo mucho más fresco, más vivo, mucho más espontáneo que cualquier idea que tú puedas tener preconcebida. Rodar con niños es eso. ¿Me tiro de los pelos, me quedo sin dormir por la noche pensando si este plano lo tenemos o puedes disfrutar de la vida que te da un niño cuando está bien, porque es la verdad, no está actuando, porque él es así? Hace un rato cuando han acabado de grabar una secuencia era para ver los abrazos que se daban con uno de estos niños actores. [Risas] Tenemos unos críos muy majos. Si lo que tratas es que haya una especie de control, mejor que te olvides, y que disfrutes del elemento de caos que es trabajar con niños. También ese caos trae vida, frescura, verdad, diversión... En la inauguración del Centro Navarro de Producción Cinematográfica, el productor de Tornasol, Gerardo Herrero, decía que la película rodada en Pamplona había quedado muy bien, ¿tiene la misma sensación? Estamos muy contentos, ahora toca que empiece su caminar. La distribuidora es Universal, va a salir en 2022 y estamos todos muy contentos. Es una película muy especial que refleja muy bien ese marciano y desquiciante universo de Juan José Millás con su elemento de humor surrealista, con su historia inquietante y extraña. Ojalá conecte con los espectadores. Se estrenará en la primera mitad de 2022. ¿Y el proyecto de seguir con las aventuras del personaje de Padura Mario Conde? Eso también la productora baraja la posibilidad de hacer una especie de spin off pero si Gerardo [Herrero] y Mariola [ Besuievsky] no dijeron nada el otro día hay que ser cautos.

Viscarret saca chispa a la crisis de los 40

El director navarro rueda en Bilbao su proyecto personal ‘Una vida no tan simple’, con Lamia y A Contracorriente Films

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