EL DUEÑO DEL PERRO Y LOS ADOLESCENTES
Después de varios días con los jardines cubiertos por la nieve he aprovechado para salir al balcón y disfrutar de unos rayos de sol que parecía iban a tardar siglos en volver. Era mediodía, y me he quedado mirando a la gente pasar...he visto en el parquecito al hombre que pasea a su perro y a la pareja de adolescentes sentados en un banco, y me he dado cuenta de que todas las mañanas desde que vivo aquí y he salido al balcón los había estado viendo, y no caí en cuenta de que hacía días que no los veía.
El perro se vuelve hacia el dueño moviendo la cola gritándole "quiero jugar, quiero jugar" y el hombre le tira una pelota hacia esa zona verde libre de nieve gracias al sol y él sale corriendo como loco a por ella.
De repente, los adolescentes se levantan del banco y la chica se cuelga del cuello de él para darle un beso mientras se pone de puntillas. Él le responde rodeando su cuerpo en un abrazo de esos largos, cariñosos, destinados solo a esas personas por las que sientes que quieres de verdad. Se separan, él coge la bici que tiene apoyada en el banco y se va, dándose la vuelta a medio camino para darle otro beso al amor de su vida.
Y entonces empiezo el ejercicio de pensar cómo será la vida de esas tres personas al volver a casa, algo que me ha gustado desde hace mucho tiempo y que fortalece la empatía como pocas otras cosas. Y me viene a la cabeza la duda de qué habrán hecho los días anteriores de frío helador...por dónde habrá paseado el hombre a su perro, dónde habrán intercambiado miradas enamoradas los adolescentes...y me noto sonriendo y concluyendo: "pues se habrán buscado la vida, se habrán adaptado a lo que hay".
Con esto me viene a la cabeza el asunto de las expectativas que tenemos al hacer planes o proyectos, cada día o a largo plazo. Hay cosas que vienen impuestas (como la nieve o el frío helador), que no puedes controlar ni tampoco cambiar por mucho que te empeñes y te quejes: lo único que vas a conseguir quejándote de esas cosas continuamente es perder un tiempo maravilloso que puedes dedicar a hacer tus planes más realistas, más adaptados a las circunstancias. Y no, esto no es una oda al conformismo, es una reflexión para evitar la frustración de no poder realizar tus planes por culpa de "algo" o de "alguien" que no puedes manejar.
Ahora, querido lector, te invito a adaptar estos pensamientos a tu vida, a tus circunstancias: puedes seguir viendo eso que no puedes controlar como una nube negra y densa que rodea tu plan sin dejarlo avanzar, o puedes convertirla en una nubecilla negra y bajarla al mismo nivel que tu plan y contar con ella como un hándicap que dificulta pero que no impide: verás cómo ves el asunto desde diferente perspectiva, harás pequeños (o grandes) cambios para adaptarte al hándicap y, en definitiva, podrás realizar tu plan.
Eso es lo que hicieron el dueño del perro y los adolescentes, seguro...
Carlos Moreira. Psicólogo del Teléfono de la Esperanza de Navarra