Cartas de los lectores
Profesionales portadores de oxitocina en las Escuelas Infantiles de Pamplona

- Asun Sola Sirón
- psicóloga
- y Patricia Iribarren Corera
- trabajadora social de las Escuelas Infantiles del Ayuntamiento de Pamplona
Desde el Servicio de Orientación y Trabajo Social de las Escuelas Infantiles del Ayuntamiento de Pamplona nos sumamos a la preocupación por el posible aumento del número de niños y niñas en las escuelas para el curso 2023/2024.
La protección a la infancia no constituye solamente una responsabilidad de la familia, sino que se extiende a toda la comunidad a la que pertenecen los niños/as. El contexto natural de la escuela infantil en la que se desenvuelve el niño/a es un espacio privilegiado de observación y visibilización, el más idóneo para la detección de posibles dificultades y facilitador de actuaciones de prevención. Nuestro trabajo consiste en la atención psicológica y social en las doce escuelas del Ayuntamiento de Pamplona. Pertenecemos y actuamos estrechamente con los equipos educativos de cada escuela en la observación, análisis, valoración e intervención en casos concretos de niños/as estableciendo planes de acción conjunta y trabajando en red con otros recursos comunitarios necesarios. Sus buenas prácticas nutren, complementan y dan sentido a nuestro trabajo. El perfil de niños/as y familias que acuden a cada una de las escuelas va cambiando de la mano de la sociedad actual. Diariamente en el aula nos encontramos con nuevas necesidades en el desarrollo de niños/as y con familias muy diversas. Todo ello requiere, como equipo, actuaciones de mayor especialización y recursos profesionales y personales.
Niños/as con diferentes alteraciones en el desarrollo, retrasos evolutivos, falta de estimulación, apego inseguro, dificultades emocionales, trastornos de conducta, secuelas de la pandemia vivida, niños/as víctimas de violencia de género, abuso de dispositivos tecnológicos, enfermedades raras o crónicas, etc. Familias que necesitan acompañamiento en competencias parentales/vinculares, nuevos estilos de crianza, debilidad de las redes de apoyo social informal, situaciones de exclusión social y riesgo psicosocial por distintos motivos. La diversidad cultural existente también plantea retos educativos permanentes. Con las actuales ratios y organización es muy difícil para la persona educadora acompañar, individualizar y atender dificultades multifactoriales, así como dar un espacio a las familias como parte activa de sus propios procesos y los de sus hijos/as. Todo ello contribuye a situaciones frecuentes de estrés, frustración e impotencia en los equipos educativos. Para avanzar hacia una red integral de atención temprana, cumplir los objetivos de la normativa de Protección, Prevención y Promoción de los derechos de la Infancia y sus familias es imprescindible dedicar más esfuerzo a la coordinación de la escuela con el resto de agentes implicados. Este proceso requiere cambios en la organización, disponibilidad de recursos profesionales, contextos funcionales, referentes, espacios, tiempos, nuevas acciones y formas de trabajar. Tenemos la certeza que un posible aumento del número de niños y niñas obstaculizará todo este recorrido que se está forjando día a día desde la profesionalidad de las/los trabajadores de las escuelas infantiles, el trabajo cooperativo con los servicios socio sanitarios, educativos y las propias familias.
Como nos propone Iñigo Martínez de Mandojana (autor de “Profesionales portadores de oxitocina. Los buenos tratos profesionales”), queremos seguir favoreciendo y promocionando el desarrollo de relaciones que posibiliten resiliencia, experiencias cristalizadoras, trabajo con fortalezas y amor del que cura.
Asun Sola Sirón, psicóloga, y Patricia Iribarren Corera, trabajadora social de las Escuelas Infantiles del Ayuntamiento de Pamplona