Opinión
OPINIÓN
El enemigo de la izquierda
- Antonio Papell
La obstinación de Pablo Iglesias de alcanzar un gobierno de coalición entre su organización, Unidas Podemos, y el PSOE podría ser comprensible y hasta legítima si hubiera surgido de un marco procesal democrático, basado en la coincidencia ideológica que hubiera conducido pacíficamente a pactos concretos y al establecimiento de un vínculo profundo entre las dos organizaciones. Lo grave es que la exigencia es previa a cualquier otra consideración. Es más: incluye una explícita negativa a negociar
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