Opinión
LA VENTANA
Ya estábamos muertos
- Chapu Apaolaza
Fiebre en un piso del corazón de Madrid. La casa es angosta como una estación espacial. Hay una lavadora en el lavabo. La cocina está en el pasillo. Los cubiertos cuelgan de unos ganchos en interior de la puerta del armario. Cuatro tenedores, cuatro cuchillos y cuatro cucharas. No hay sitio para más. La mesa del comedor-dormitorio es la mesa de despacho. Once de marzo, un día cualquiera. Algo falla: el silencio. La Castellana se ha callado del golpe. No hay coches. De pronto, las sirenas, la not
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