Opinión
EL PERISCOPIO
Toma asiento
- MANUEL ALCÁNTARA
Por muy cómodo que sea el poder, que dicen que lo es, nadie quiere ausentarse de él y dejar vacíos los sillones de "ignominioso cuero, fregados y pulidos por la saliva aduladora". Influir en el destino de los contemporáneos siempre ha sido una pasión de los que se han creído jefes de la manada, ya sea por su sangre hereditaria o por la que ayudaron a verter. Las tribus romanas necesitan jefes todavía porque está lejano, a pesar de la democracia, que sepamos equivocarnos aritméticamente. Reducien
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