Opinión
¡Peligro! Empresa sin diálogo
Experta en Comunicación

- CRISTINA OCHOA
Al más puro estilo de “¡Cuidado! Perro peligroso”, deberían alertarnos de la existencia de empresas en las que no se dialoga. Aunque, pensándolo bien, quizá no ganaríamos para carteles.
Lo cierto es que el riesgo que entraña una comunicación poco fluida en una compañía es enorme: una pequeña confusión puede echar por tierra un gran proyecto. Un malentendido puede destrozar la relación con un cliente o con un compañero. Un rumor infundado sangra la energía del más pintado. Y a pesar de que lo sabemos, y de que a nuestras espaldas tenemos una buena retahíla de experiencias similares, la realidad es que todavía no somos del todo conscientes de lo importante que es promover el diálogo permanente en la empresa: más que necesario, es imprescindible.
¿Por qué? La lista es interminable, pero entre otros motivos, podemos destacar los siguientes:
1. La falta de información hace estragos. Si desconoces algo, no puedes actuar en consecuencia. Los despistes, o incluso la ocultación de información de forma deliberada, consiguen crear un equipo ajeno a la realidad y falto de las herramientas precisas para solventar cualquier situación.
2. El miedo a no compartir opiniones, dudas o sugerencias desemboca en un bucle que no permite avanzar a nadie. Muchas buenas ideas se quedan ahogadas en un cajón simplemente porque su dueño ha desistido pensando “para qué las voy a contar, si no me van a escuchar”.
3. Los errores se producen cuando no disponemos de todos los datos. ¿cuántos clientes, proyectos, relaciones incluso, se pierden por una falta de comunicación?
Así que, manos a la obra: detectado el peligro, busquemos soluciones. ¿De qué manera podemos lograr que la comunicación fluya en nuestra empresa? ¿Qué acciones nos ayudan en este sentido?
- ¿Empezamos escuchando? Aunque quizá la primera tentación a la hora de promover el diálogo sea directamente arrancarse a hablar, debemos saber que la operación es justo a la inversa. Escuchar a los demás, prestarles atención con todos los sentidos (y alguno más) es el primero de los pasos. Y el segundo, y el tercero y el último. Siempre debemos escuchar: aprendemos más que hablando. Infinitamente más.
- Abrir mecanismos para el diálogo. ¿De verdad es fácil comunicarnos en nuestra empresa? ¿Tenemos espacios para hablar? ¿Cauces por los que llegar a los demás? Debemos crear vías para entablar el diálogo: una reunión semanal, una intranet (incluso un grupo de WhatsApp) o un simple parte de trabajo son algunas de las acciones sencillas que podemos crear para potenciar la comunicación entre los compañeros.
- Organizar el espacio de manera que se facilite la conversación. ¿Tenemos nuestra empresa bien distribuida? ¿Están próximos aquellos departamentos que deben estar en contacto? ¿Para llegar al despacho del director hace falta celebrar una gymkana? Una política de “puertas abiertas” con la que sea sencillo acceder a los diferentes espacios y la generación de lugares donde compartir experiencias, ideas o, simplemente, anécdotas de la jornada, motivan la interrelación entre compañeros, el sentimiento de grupo y la puesta en común de información.
- Cuidar la expresión corporal. Podríamos extendernos mucho en este aspecto, pero vamos a sintetizar. Elige: sonrisa o cara de perro. Brazos cruzados o brazos abiertos. Carrera persiguiendo al jefe por el pasillo o mirada a los ojos.
- Adquirir recursos para expresarnos con asertividad. Sentirse seguro para exponer lo que uno verdaderamente quiere y siente, respetando a los demás, es una liberación. Y una tremenda oportunidad para construir relaciones y proyectos con futuro. Saber lidiar con personas difíciles y ser capaz de actuar pensando en el beneficio común es fundamental para sentirse bien con uno mismo y avanzar con energía.
- Potenciar las habilidades para hacer atractiva una idea. En demasiadas ocasiones la comunicación no llega a buen puerto porque no sabemos expresar con acierto las ventajas o cualidades de nuestras ideas o proyectos. Si aprendemos a mostrar con entusiasmo y fuerza aquello en lo que creemos conseguiremos transmitir más y llegar a los demás. En definitiva: conectaremos.
Todos estos aspectos, y alguno más, van a ser desarrollados en el curso que organiza la Confederación de Empresarios de Navarra bajo el título “Cómo conseguir el diálogo permanente en la empresa. Habilidades para defender tu postura con respeto e impulsar el diálogo permanente”. A lo largo de tres sesiones, no sólo aprenderemos a comunicarnos de una manera más fluida y eficaz, sino que daremos un paso más y lograremos mostrar nuestras ideas con convicción. Tanto es así que incluso nos plantearemos ser capaces de captar la atención de los medios de comunicación y bordar una entrevista en un periódico, radio o televisión. Porque lo cierto es que una vez que logramos promover el diálogo y participación en una empresa, seremos capaces de captar su verdadera esencia y transmitirla con fuerza y aplomo ante cualquier persona o auditorio y (¿por qué no?), también ante un medio de comunicación. El esfuerzo merece la pena y los resultados, también.
Por cierto, no te lo dije, pero el final de este artículo lo escribes tú. En tu empresa, ¿gana el diálogo o las barreras? Tú respondes.
Cristina Ochoa es periodista y experta en Comunicación