La
calle Guerreros se encuentra enclavada en pleno
corazón del Casco Antiguo de Tudela. Su trazado angosto y en pendiente, encajonado entre otras vías con mayor tráfico y paso de peatones, hacen que quienes transitan por ella puedan sentir la sensación de
retroceder en el tiempo a la Tudela de la Edad Media.
Incluso su nombre, Guerreros, retrotrae a los visitantes a aquella época medieval.
En realidad, la denominación de la calle se debe al apellido de una
familia de nobles tudelanos muy extensa y con varias ramificaciones. Según explica el ya fallecido
Jesús Martínez Escalada en su obra 'La historia de Tudela contada por sus calles', tal fue la prole que formó esta familia que el título de la calle fue inscrito en plural.
Este mismo autor señala la existencia de un escudo de armas en el número 1 de la calle de San Pedro -anexa a Guerreros- que debió pertenecer a este linaje.
La primera noticia que se tiene de esta familia data de 1483, según un protocolo de Sancho Ezquerro de aquel año que dice: “Martín Guerrero, casado con Toda Sánchez de Mélida, hace testamento el día 22 de noviembre de 1482 y dice que desea ser enterrado en la Claustra de la Colegial donde yace mi ‘agüela’”.
A partir de ahí, las ramificaciones familiares se extienden creciendo con ellas la documentación referente a esta familia.
UN TRAZADO PECULIAR
Pero si por algo se distingue la calle Guerreros es por su peculiar trazado y morfología.
Comienza en la calle Caldereros y sale por Salcedo. El inicio de la vía es en fuerte pendiente ascendente a través de una cuesta empedrada que, tras su última reforma, cuenta con unos
escalones laterales que hacen más asequible el tránsito de los viandantes.
A lo largo de su trazado hay dos callejones: uno a la derecha que sale a Caldereros frente al
área conocida como Huerfanicos, y otro a la izquierda, sin salida, próximo a la calle de San Pedro.
Selección DN+