Uno de los establecimientos más emblemáticos de Tudela, el hostal-restaurante
La Parrilla, ha cerrado sus puertas después de
48 años de actividad por la jubilación de sus tres fundadores, los hermanos Manuel, Fernando y Germán Lorente Hernández.
El origen de este negocio se remonta a 1966, cuando los tres hermanos decidieron alquilar un pequeño negocio de hostelería en un local de la calle
Carlos III El Noble. “Poco a poco, la clientela fue creciendo, creando una fiel comunidad de clientes que elegía este establecimiento para celebrar sus bodas, comuniones o bautizos.
“Fueron grandes momentos en los que disfrutamos compartiendo con ellos su felicidad”, señalan
emocionados los tres hermanos, que añaden que “incluso algunos de ellos volvieron a celebrar con nosotros sus bodas de planta años después”.
Traslado a otro edificio
Fue a raíz de este éxito cuando decidieron trasladarse a la que ha sido su ubicación durante las últimas décadas. Fue en
julio de 1971 y lo hicieron a otro edificio más grande en la misma calle Carlos III El Noble, donde contaban con bar, restaurante y más de 20 habitaciones en varias plantas justo al lado de la plaza de toros.
Precisamente, y como muestra del arraigo que tenía en Tudela, se llegó a hacer una canción relacionada con este establecimiento.
Y es que cuando se celebraban corridas de toros, los espectadores cantaban a los que se encontraban en los últimos pisos de ese edificio, a pesar de que no pertenecían al hostal, una canción que se hizo tradicional: “Los de la Parrilla, que pasen por taquilla”, decían en broma a los que estaban asomados en los balcones viendo el espectáculo.
Los hermanos Lorente Hernández recordaban ayer que lo que más se demandaba en su restaurante era la parrillada de marisco y el asado, “reclamo de muchos oriundos y foráneos”. “Queremos agradecer a todos nuestros clientes el cariño y confianza que han depositado en La Parrilla durante todos estos años”, aseguraron.
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