Alegría, emoción, satisfacción y agradecimiento. Los cuatro sentimientos por igual. Así, como dijo públicamente, se sentía el pasado sábado
Jerusalén Lorea Ortiz. Alegría y emoción por estar viva, satisfacción por haber logrado un sueño perseguido desde hacía ocho años y agradecimiento a los demás por creer en él para hacerlo realidad. Ella, nerviosa también, encadenó por este orden estas cuatro palabras en el inicio de su intervención por la inauguración del monumento al
donante de órganos en
Estella, el primero en
Navarra. Lo hizo como promotora de una iniciativa que creía necesaria para devolver en cierta manera el inmenso gesto de generosidad que ella recibió hace ahora una década: un riñón tenía por fin su nombre y sería trasplantada. “Con el mayor gesto de amor me devolvieron la vida y he podido ver crecer a mis hijos y volver a tener proyectos junto a los míos”, dijo.
Como ella, 1.750 personas en Navarra recibieron un día esa esperada noticia y los seis metros y 4.500 kilos de acero que lucen en la entrada al
paseo de Los Llanos como dos corazones entrelazados no quieren pasar por alto el valor de la donación. Este mensaje se refuerza con la frase Gracias por dar vida, inscrita en la escultura. Su autor, Daniel Resano Cayuela, repasó cómo se ha gestado su obra desde que el cuñado de
Jerusalén, Óscar Esteban Esparza, unió a ambos y terminó con una frase tomada de Manuel Arellano Armisen, presidente de
Alcer (Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales) en Navarra: “la vida vívela y luego dónala”.
Este último también estuvo presente en el acto de estreno. “En Alcer llevamos trabajando 40 años para que los enfermos renales tengan calidad de vida. Este homenaje es necesario porque obras son amores y no buenas razones”, apuntó. Arellano animó, en este sentido, a extender la
donación en vida. “La donación de cadáver lleva muchos años, un donante que fallece puede dar hasta siete vidas, pero ahora hay que pasar a la donación en vida; un acto voluntario, altruista y universal igualmente”. En estas tres premisas incidió Javier Aldave Villanueva, coordinador autonómico de trasplantes. “Sin donantes no hay trasplantes. España lleva 25 años liderando a nivel mundial este asunto y en Navarra se ha hecho el trasplante número mil de riñón este septiembre. Pero que no nos nublen las cifras ni la política. Lo más importante es la calidad de la sociedad navarra, francamente solidaria, fuerte y mentalizada”, señaló.
Entorno a esta generosidad articularon sus discursos el
concejal de Cultura del Ayuntamiento de Estella, Regino Etxabe; el vicepresidente y consejero de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra, Miguel Laparra; y la
presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez. Justo después, todos juntos descubrieron la placa explicativa del monumento. Entonces, muy pegada Jerusalén Lorea a Esteban Aramendía Camprubí (trasplantado también y quien le ha ayudado a tirar del proyecto) llegaron las felicitaciones; una tras otra.
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