El
colegio La Milagrosa de Lodosa, centro de Infantil y Primaria perteneciente a la red diocesana de enseñanza, ampliará sus instalaciones tras la compra de una de las antiguas salas de fiesta de la localidad, la
discoteca Txapalan sin uso en los últimos años. Cerrada la adquisición, se piensa ya en adecuarla como un futuro
salón de actos y dar respuesta así a las necesidades de un proyecto educativo cuya matrícula al alza suma en estos momentos 200 alumnos de 0 a 12 años de edad.
El local, 270 metros cuadrados diáfanos y en planta baja, formaba parte de un espacio más amplio que disponía también de un bar no incluido en esta operación. Anexo al colegio, quedará conectado con las dependencias escolares a través de una puerta que lo comunicará con el patio. Aunque La Milagrosa cuenta con un salón de actos, el incremento de su alumnado lo ha dejado pequeño y hace necesario recurrir a la casa de cultura municipal, sobre todo para festivales y otras actividades que se abren también a las familias. La idea es esperar a después de Navidad para poner en marcha las reformas necesarias, aunque el estado del local es bueno y cuenta tanto con su propio escenario como con piezas de mobiliario que se podrán reutilizar.
PARTE DE UN ANTIGUO LEGADO
Heredero de un proyecto educativo fundando por las
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en 1900, el colegio pertenece desde 2010 a la
Fundación Diocesana de Enseñanza, que tomó el relevo de las religiosas como había hecho también en otro de sus centros de Tierra Estella, el de Mater Dei de la congregación orionista de Ayegui. De aquella etapa que comenzó en septiembre de 2010 con 161 escolares y 15 profesores, se ha pasado a los 200 alumnos de ahora con un equipo de 18 docentes, de los que nueve son antiguos alumnos.
La oferta que comienza en el primer ciclo de Educación Infantil, con 36 pequeños de 0 a 3 años, continúa en el tramo 3-6, con tres unidades donde se distribuyen 74 niños, y se completa con toda la Primaria, este curso con 90 matriculados. Terminado este nivel, se da la posibilidad de continuar los estudios de ESO y Bachillerato en el consorcio Mater Dei-Puy-Andéraz con su traslado diario a Estella.
En los orígenes de todo ello, el legado de la benefactora local
Julia Gastón, que donó a la congregación su casa con la extensión ajardinada del exterior en la que se levantaría luego un colegio. Esa casa, convertida hasta su marcha en el hogar de las religiosas, completa hoy la finca urbana donde La Milagrosa sigue ejerciendo su labor educativa.
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