SAN BLAS
Actualizada 06/02/2014 a las 06:01
Mascotas y muñecos, bendecidos en Lodosa
- Cientos de vecinos participaron en la procesión que recorrió las calles con la imagen del santo y la reliquia
- mari paz gener. Lodosa
Vecinos, mascotas y muñecos recibieron la bendición de San Blas en Lodosa, una ceremonia que, según marca la tradición, les protegerá tanto a los lodosanos como a sus mascotas de los males de garganta y boca durante el resto del año. La jornada, festiva nivel local, contó con una amplia participación infantil. Raquel Simón Martínez, de 9 años, llevó una rosca que había preparado con una amigas. Los hermanos Janire y Javier Baigorri, de 9 y 10 años, fueron con su perro, un Yorkshire llamado Barto. "Siempre lo traemos para que lo bendigan", aseguraron.
Esther Ezquerro Falces, de 66 años, apuntaba que la tradición de San Blas, permanecía muy arraigada entre la población. "Yo todavía preparo los roscos para mis ocho nietos con sus respectivos nombres. Antes, el día 4 los mozos iban a casa de las chicas a pedir su rosco. En realidad, era la excusa para entrar, por primera vez, a casa de la novia", contaba.
La jornada comenzó con la salida de los auroros por las calles de Lodosa. A las 12 de la mañana, salió la procesión de la parroquia de San Miguel. Un sorteo entre todos los monaguillos, decidió que fuese el niño Erik Zabala Pastor, de 9 años, quien llevase la reliquia de San Blas durante el recorrido por las calles Ancha y Mayor. De vuelta a la iglesia, tuvo lugar la bendición. Mientras Domingo Urtasun, párroco de Mendavia, bendecía a los animales-perros, gatos e, incluso, cabras- en la puerta del templo, el párroco de Lodosa, Pedro María Sanz, explicaba la historia de San Blas y bendecía a los vecinos en el interior. "Este año, he querido hacer hincapié en la tradición de poner el nombre en cada roscón", explicó el sacerdote.
Esther Ezquerro Falces, de 66 años, apuntaba que la tradición de San Blas, permanecía muy arraigada entre la población. "Yo todavía preparo los roscos para mis ocho nietos con sus respectivos nombres. Antes, el día 4 los mozos iban a casa de las chicas a pedir su rosco. En realidad, era la excusa para entrar, por primera vez, a casa de la novia", contaba.
La jornada comenzó con la salida de los auroros por las calles de Lodosa. A las 12 de la mañana, salió la procesión de la parroquia de San Miguel. Un sorteo entre todos los monaguillos, decidió que fuese el niño Erik Zabala Pastor, de 9 años, quien llevase la reliquia de San Blas durante el recorrido por las calles Ancha y Mayor. De vuelta a la iglesia, tuvo lugar la bendición. Mientras Domingo Urtasun, párroco de Mendavia, bendecía a los animales-perros, gatos e, incluso, cabras- en la puerta del templo, el párroco de Lodosa, Pedro María Sanz, explicaba la historia de San Blas y bendecía a los vecinos en el interior. "Este año, he querido hacer hincapié en la tradición de poner el nombre en cada roscón", explicó el sacerdote.
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