Villava se vuelca con la costillada popular

La tradicional costillada de las fiestas patronales de Villava reunió ayer a cientos de personas en el parque Ribed de la localidad. Equipados con sillas y mesas, los vecinos ocuparon todo el espacio del césped, mientras que el humo y el olor de las barbacoas impregnó cada rincón.

Desde la entrada a la calle Mayor se pudo percibir el aroma de los platos cocinados en las sesenta parrillas instaladas en el parque. Algunos de los vecinos, preocupados por el escozor en los ojos producido por el humo, acudieron al acto con gafas de bucear. "Es la forma más efectiva de evitar que entre alguna ceniza y te quedes ciego", explicó Ángel Larramendi Álvarez, de 41 años, vecino de la localidad.

Los jóvenes de Villava aseguraron esperar "con emoción" la costillada y reconocieron que el día de ayer es el que menos duermen durante las fiestas. "Ayer nos dormimos muy tarde y hoy nos hemos despertado muy pronto", afirmaron Arantxa Morentin Beloqui, Marta Checa Ros y Maite Úcar Tornos, con edades comprendidas entre los 20 y 21 años, a la vez que de su parrilla salía una gran llamarada. "Nos quedará una chistorra un poco quemada, pero seguro que entra bien".

"Mejor entra con sangría", argumentaron Julen López López y Beatriz Maínz Esáin, de 17 y 16 años, y que, ante la falta de sillas, improvisaron una mesa con cartones. "Sobre todo traemos chistorra y costillas. Hoy es el día en el que nos juntamos con más gente y disfrutamos juntos".

De Algeciras a Villava

El acento de Miguel Recio Rivas, natural de Algeciras y de 68 años, no pasó desapercibido para los vecinos de la localidad, que le preguntaron el motivo por el que iba hasta Villava para participar en la costillada. "Mi cuñado, Saturnino López, es de aquí. Estoy jubilado y aquí siempre lo paso bien".

La jornada estuvo amenizada por la escuela de música Hilarión Eslava, que imparte clases a alumnos de Burlada y Villava, y que ayer reprodujeron una batukada para los asistentes bajo la dirección de Marco Bellizze.