PAMPLONA
Detenido un peligroso delincuente que gozaba del tercer grado tras una espectacular persecución
El implicado, Juan Jiménez Jiménez, de 41 años, aprovechó un permiso penitenciario tras 15 años en prisión para cometer varios robos, pero fue arrestado por la Policía Municipal después de una carrera de 25 minutos por distintas calles de la Rochapea
- G.M.A. PAMPLONA
Aprovechó un permiso penitenciario de fin de semana para cometer presuntamente varios robos en la madrugada del sábado, pero tras una espectacular persecución policial de 25 minutos en la que participaron unos doce vehículos policiales, tres de los cuales sufrieron daños, fue detenido por efectivos de la Policía Municipal de Pamplona. El implicado: Juan Jiménez Jiménez, un delincuente habitual de 41 años nacido en Estella, drogodependiente y que disfruta en la actualidad de un tercer grado tras más de quince años preso -sale de la cárcel de la capital navarra a las 08.00 y regresa para dormir en las dependencias penitenciarias-. Cuenta con numerosos antecedentes por robos con fuerza e intimidación; atracos; amenazas, resistencia y atentado contra agentes policiales
Además, él mismo ha asegurado en varias ocasiones que fue condenado por asesinato. Ahora se le acusa de cinco robos con violencia o intimidación perpetrados presuntamente desde los pasados Sanfermines, de robo de vehículo, conducción temeraria sin carné, resistencia grave, daños y amenazas.
En torno a las 00.30 horas del sábado, el Cuerpo Nacional de Policía dio la voz de alarma a través de su emisora: un hombre cuya descripción encajaba con la del imputado había robado el bolso a dos mujeres de mediana edad en San Jorge y la Chantrea -también se le atribuyen otros tres robos llevados a cabo el 7 de julio en Buztintxuri, Rochapea y Chantrea-. Una de ellas pasó momentos de gran tensión y nerviosismo porque, al parecer, Jiménez le había forzado a entrar a un portal al negarse a darle el bolso. Pero, según ha sabido este medio, al final tuvo que ceder después de que el delincuente le amenazara con utilizar la navaja que portaba, una práctica a la que solía recurrir presuntamente para amedrentar a sus víctimas.
Un testigo pudo proporcionar la matrícula del coche en el que se había escapado el implicado, un Opel Kadett de color blanco. En ese momento, las fuerzas de seguridad desconocían que el automóvil también había sido robado esa misma noche, porque la propietaria aún no había interpuesto la pertinente denuncia. Curiosamente, el detenido había sustraído un coche de iguales características una semana antes.
Fue un agente de la Policía Municipal de Pamplona que circulaba en un vehículo de la grúa el que pudo ver al criminal por primera vez en la calle de Errotazar. Seis coches de la propia Policía Municipal de la capital navarra, tres del Cuerpo Nacional de Policía, dos de la Policía Foral y uno de la Policía Municipal de Ansoáin se desplegaron entonces por la zona. Apenas un par de minutos después, una patrulla volvió a avistarlo en el entorno del puente de las Oblatas y, al percatarse de la presencia policial, emprendió la huida a más de 100 kilómetros por hora. Comenzaba así una carrera por el barrio de la Rochapea en la que se vivieron momentos de gran peligro.
25 MINUTOS DE PERSECUCIÓN
En un primer momento, el arrestado, que tiene una gran pericia al volante, pasó por la avenida de Guipúzcoa; el puente de Cuatro Vientos; la travesía de Don Nazario Carriquiri, que tomó en dirección contraria; Bernardino Tirapu, donde tiró de freno de mano para pasarse al carril contrario; la calle de Errotazar; y la calle de Río Arga, a la que accedió igualmente en dirección contraria.
Una patrulla trató de cortarle entonces el paso cuando se acercaba a la rotonda situada junto al puente del Vergel. Lejos de detenerse, intentó coger la glorieta en sentido contrario, pero un segundo vehículo cerró su trayectoria. Y justo cuando un agente abrió la puerta del automóvil robado para arrestarlo, Jiménez pisó a fondo el acelerador y se subió con el coche a la acera para dirigirse de nuevo hacia el puente. Agentes de la Policía Foral dispararon al aire para disuadirle, pero no lo lograron. Al no parar, realizaron un segundo disparo a las ruedas del Opel Kadett, aunque el implicado logró huir y volvió a la calzada aprovechando la pendiente de un paso para peatones.
La persecución se trasladó nuevamente a la calles de Río Arga y Bernardino Tirapu, donde se empotró contra una patrulla que se había cruzado en la carretera para cortarle la salida. Tras el golpe, chocó con una mediana, reventó una rueda y rompió parte del tubo de escape. Pero siguió su camino mientras dejaba un reguero de chispas a su paso.
Fue a la altura de la calle de Artica donde concluyó la fuga. Dos vehículos de la Policía Municipal pamplonesa lograron apresarlo tras hacerle un bocadillo, a pesar de que el delincuente conducía en zig-zag para tratar de echar a sus captores de la calzada. A partir de ese instante, no cesó de amenazar a los agentes y les lanzó varios golpes y patadas, según ha informado el Ayuntamiento de la capital navarra. Y continuó con su actitud agresiva cuando fue trasladado a las dependencias policiales de la calle de Monasterio de Irache.
Las fuentes consultadas por este medio han agregado que este lunes por la mañana, Jiménez fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de la capital navarra. Horas después, el imputado quedaba en libertad provisional por estos hechos a la espera de juicio. Instituciones Penitenciarias o el juez de Vigilancia Penitenciaria deberán decidir ahora si le revocan o no el tercer grado.
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