HOY EN LA EDICIÓN IMPRESA
Actualizada 06/12/2015 a las 09:52
Hay bajeras... y bajeras
- El fenómeno de estos locales de ocio se ha extendido por los barrios de Pamplona. El número de licencias fluctúa en torno a las 250
- Pero ¿por qué se cobijan en su interior? Algunos jóvenes han abierto la puerta de siete bajeras para mostrar el tipo de vida que hacen
- IVÁN BENÍTEZ. PAMPLONA
Empecé a fumar porros con 15 años. Estamos enganchados. Consumimos toda la hierba que podemos y más... Es tan fácil conseguirla en Pamplona. La venden en cualquier barrio”. Sentado en un sofá arruinado por el uso, las palabras de este joven de 19 años estremecen aún más al escucharlas en un escenario en el que hay menores de 15 y 16 años. Son las siete de la tarde de un sábado cualquiera. Recostado sobre otro sofá desbaratado, junto a una pared de pladur saturada de dedicatorias obscenas que recurren a la droga y al sexo, Miguel, de 18, matiza las palabras de su compañero. “En realidad, fumamos para estar tranquilos, para olvidar los problemas de casa. Y lo hacemos aquí en lugar de en la calle. Es la diferencia. Y a la policía le conviene... ”, argumenta. Entre los menores, se encuentran Álex, de 15 años, y Olga, de 16. Ambos escuchan atentos, asintiendo con un gesto cómplice. “Es verdad, en la bajera alivias la presión que tienes en casa o en el colegio y los porros nos ayudan a relajarnos”, añade el chico. Ella asegura que ha empezado a fumar este verano. “Pero sólo tabaco... nada de porros”, dice.
Consulta todos los detalles de esta noticia en la edición impresa de hoy en Diario de Navarra.
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