INICIATIVA
Actualizada 17/09/2014 a las 06:00
Los vecinos de un edificio de Ezcaba crean un "banco solidario"
- Situado en el portal, los residentes dejan libros, juguetes e incluso baldosas para quien los necesite
- ALBA ÚRIZ. PAMPLONA
Encontrar libros, juguetes, ropa o zapatos solidarios en el banquito del portal de casa no es tan raro si vives en Ezcaba.
Allí, en uno de los edificios de la zona, sus más de 100 vecinos saben que hay quienes llevan tiempo en paro y sufren dificultades económicas, por lo que todos a una han puesto en marcha el 'banco solidario'.
"SE NECESITAN BALDOSAS"
"Cuando sobra algo útil en casa, lo bajas al banco para quien lo necesite", explica María Iturralde, una de las vecinas del inmueble; "una vez alguien dejó hasta un hornillo", añade. Pero se sonríe especialmente con una anécdota: "Un día una vecina puso un cartel en el que pedía por favor dos baldosas para la cocina, y como a mi hermana le habían sobrado varias de la suya, las dejamos en el banco".
Es, explica María, "una iniciativa bonita que empezó sin querer y de forma anónima hace algún tiempo". "Consiste en reciclar cosas que no se usan y en ser solidarios con los demás, fomentando así el sentido de vecindad". Cuenta, además, que cuando se tiran objetos voluminosos al contenedor de la calle, "como silletas", se tiene "mucho cuidado de dejarlos bien puestos" por si le pueden servir a otra persona.
JUGUETES RECICLADOS
La sobrina de María se llama Ainhoa, tiene 16 meses y "sonríe sin parar". A sus padres, que siempre han apostado por el reciclaje, no les gusta el "excesivo consumismo" de hoy en día, relata María, por lo que descubrir "el banco 'solidario' "les encantó".
Ahora la pequeña juega "loca de contenta" con un Pocoyó, un ordenador infantil y una silleta de juguete reciclados que una vez fueron de algún niño al que se le quedaron pequeños.
"Hemos de tener lo que necesitamos, nada más", concluye la tía de Ainhoa, y termina: "Hay que concienciarse de que tener el último modelo de reloj o móvil no lo es todo".
Allí, en uno de los edificios de la zona, sus más de 100 vecinos saben que hay quienes llevan tiempo en paro y sufren dificultades económicas, por lo que todos a una han puesto en marcha el 'banco solidario'.
"SE NECESITAN BALDOSAS"
"Cuando sobra algo útil en casa, lo bajas al banco para quien lo necesite", explica María Iturralde, una de las vecinas del inmueble; "una vez alguien dejó hasta un hornillo", añade. Pero se sonríe especialmente con una anécdota: "Un día una vecina puso un cartel en el que pedía por favor dos baldosas para la cocina, y como a mi hermana le habían sobrado varias de la suya, las dejamos en el banco".
Es, explica María, "una iniciativa bonita que empezó sin querer y de forma anónima hace algún tiempo". "Consiste en reciclar cosas que no se usan y en ser solidarios con los demás, fomentando así el sentido de vecindad". Cuenta, además, que cuando se tiran objetos voluminosos al contenedor de la calle, "como silletas", se tiene "mucho cuidado de dejarlos bien puestos" por si le pueden servir a otra persona.
JUGUETES RECICLADOS
La sobrina de María se llama Ainhoa, tiene 16 meses y "sonríe sin parar". A sus padres, que siempre han apostado por el reciclaje, no les gusta el "excesivo consumismo" de hoy en día, relata María, por lo que descubrir "el banco 'solidario' "les encantó".
Ahora la pequeña juega "loca de contenta" con un Pocoyó, un ordenador infantil y una silleta de juguete reciclados que una vez fueron de algún niño al que se le quedaron pequeños.
"Hemos de tener lo que necesitamos, nada más", concluye la tía de Ainhoa, y termina: "Hay que concienciarse de que tener el último modelo de reloj o móvil no lo es todo".
Etiquetas