El albergue municipal de Villava, y su bar-restaurante anexo, reabrió este sábado después de un paréntesis de cinco meses con una previsión de alojamiento anual de unas 7.000 personas. El cálculo se estima sobre el 5% aproximadamente del flujo de peregrinos que se adentran por Roncesvalles camino a Santiago de Compostela. Con 54 camas, repartidas en cinco habitaciones, las dependencias están gestionadas por un período de cuatro años por la
Fundación Gaztelan-Transforma, cuya acción se fundamenta en la economía social y la ocupación de personas en riesgo de exclusión social.
En este caso, el albergue proporcionará una estabilidad laboral a siete personas, algunas de ellas con un amplio período en situación de desempleo.
En una primera valoración, la plantilla destacó de manera individual la oportunidad de disponer de un contrato indefinido y de participar en un proyecto con un trasfondo social.
El alojamiento como tal, complementado con un servicio de hostelería, está orientado fundamentalmente a peregrinos de paso en la ruta jacobea, grupos juveniles y familias. Según explicó este sábadp Maiteder Aramendi Bernaola, una de las coordinadoras de la prestación inaugurada a mediodía de este sábado, en invierno "habrá una campaña dirigida a federaciones deportivas" con la intención de ofrecer cobijo a clubes que deban dirimir sus compromisos deportivos en la comarca de Pamplona.
Un segundo acento del proyecto conjunto está representado por su enfoque de "alternativa y participación en el circuito de ocio en el pueblo", como destacó Aramendi. A tal propósito se dirige el empeño de sus responsables de
promover el turismo del parque fluvial y el uso de la bicicleta.
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