Piénsenlo. Las calles son el alma de nuestros vecindarios. Sus diseños afectan a comportamientos, decisiones, interacciones, cómo movernos... Por ello, la remodelación de un espacio que llevaba tiempo demandando un cambio de muda es parte indiscutible de la dirección a seguir.
Un ejemplo de esta transformación la encontramos en el barrio de la Rochapea de
Pamplona, que
acaba de estrenar un nuevo espacio peatonal. Y es que el
Ayuntamiento de Pamplona ha dado luz verde a abrir al tránsito la plaza del antiguo Grupo Oscoz tras seis meses de obras de reurbanización, que han cambiado radicalmente la cara a una
zona que ocupaba un edificio de tres plantas derruido en 2020.
Situada entre la avenida de Marcelo Celayeta, Joaquín Beunza y la trasera de la calle Abaurrea Alta, las obras han revitalizado el espacio generando una nueva zona de estancia arbolada, con nuevos pavimentos e instalaciones. Además, y así lo han explicado los técnicos, se han instalado nuevas rampas y escaleras para salvar el desnivel de la plaza hacia Joaquín Beunza.
Ahora, la pendiente de esas rampas y escaleras de hormigón es menor del 6%, adecuándose así a la normativa de accesibilidad vigente. Y como no podía ser de otro modo, también se cuenta con barandillas de acero galvanizado para favorecer el tránsito.
Así las cosas, la nueva plaza cuenta con una zona central arbolada, de estancia y descanso, con cinco bancos de madera de un tramo sin respaldo y con once bancos con respaldo. En cuanto al suelo, consta de piezas modulares de hormigón de alta resistencia con dos diseños: por una parte, pavimento en tres tonos para la conexión con Joaquín Beunza y para la plaza propiamente dicha y, por otra, de adoquín drenante alrededor de los árboles, con su correspondiente sistema de riego.
ILUMINACIÓN EN STAND BY
Los retrasos en los suministros han pospuesto la nueva iluminación prevista. De forma provisional, se han instalado unas luminarias distintas a las que reflejaba el proyecto, a la espera de que lleguen las definitivas, de un modelo como el de la cercana calle Joaquín Beunza, y proceder al cambio.
A pesar de este pequeño contratiempo, desde el consistorio detallan que la plaza se completa con tres papeleras ancladas a farolas; y que en la conexión con la avenida de Marcelo Celayeta se ha colocado una alineación de bolardos de acero para evitar la entrada de vehículos al interior.
Se ha aprovechado también para la revisión y adecuación de las instalaciones de la zona, eliminando las conexiones del edificio en su día derribado. Se han creado las arquetas y los conductos para soterrar las instalaciones aéreas, telefonía y electricidad, aunque ese soterramiento de redes no está incluido en el proyecto. Asimismo, se ha renovado la instalación de recogida de aguas pluviales a través de la construcción de un nuevo pozo que se ha conectado a los ya existentes en la zona.
El Ayuntamiento de Pamplona pretende culminar la transformación de la plaza con un Plan de Intervención General (PIG) para posibilitar la rehabilitación energética, estética y de accesibilidad de los ocho portales del entorno para que se integren con las mismas características que el resto de urbanización que la rodean. Existe un convenio marco con las comunidades de vecinos que ya han presentado los proyectos oportunos para obtener financiación municipal.
Esta actuación comenzó en 2005 con la declaración como ‘zona vulnerable’ del espacio que ocupaba el edificio del Grupo Oscoz, un inmueble de tres pisos construido en 1917 y que quedó ‘encerrado’ en la plaza con el desarrollo de los bloques de alrededor. En septiembre de 2020 se procedió al derribo del edificio, ya en estado de ruina.