HOY EN LA EDICIÓN IMPRESA
Actualizada 15/09/2014 a las 06:00
Piquillo, tradición frente a importaciones
- Arranca la cosecha de una de las banderas gastronómicas de Navarra
- Este año, 61 hectáreas más y la previsión de recuperar la cifra de un millón de kilos certificados tras la campaña de 2013, reducida a la mitad por culpa del granizo
- M. CARMEN GARDE. PAMPLONA
El otoño en Lodosa acostumbra a llegar de la mano del piquillo. En estos días, cuando el atardecer pierde luz, el pueblo se empieza a colorear de rojo y la tradición de generaciones y generaciones impregna la vida de un millar de personas que, durante tres meses, de septiembre a diciembre, viven en torno a un producto que la internacionalización de los mercados ha convertido en un reducto gastronómico frente a las masivas importaciones. La proporción es abrumadora. Más de diez millones de kilos importados al año frente al millón de kilos que sale la docena de conserveras que elaboran para la denominación, según datos del propio sector. Sin embargo, este manjar rojo es buscado con ansia por los paladares más sibaritas, los maestros de los más prestigiosos fogones y, en definitiva, por todo aquel amante de la artesanía en la mesa. Y es que el pimiento de Lodosa sigue teniendo una de sus señas de identidad en ser asado y pelado a mano, sin que lo roce ni una sola gota de agua.
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