La obra
'Publicaciones periódicas en Navarra (1900-1940)', de
Ángel Zoco Sarasa, editada por el Gobierno foral, ha descubierto
200 cabeceras de prensa, revistas, boletines, etc., cuya existencia se desconocía hasta el momento.
El libro de Zoco,
director del archivo de Diario de Navarra hasta su jubilación, está basado en la
tesis doctoral que el periodista navarro presentó en la Universidad del País Vasco en 1994 y que había permanecido inédita.
La obra aborda el inventario y catalogación de todas las publicaciones periódicas producidas en Navarra
desde comienzos del siglo XX hasta el año 1940, así como de la prensa que, nacida en el siglo anterior, aún perduraba en este periodo.
En total recoge más de
tres centenares de cabeceras, de las que el autor fue teniendo constancia gracias a haber consultado 98 centros hemerográficos dispersos, desde los archivos más importantes de la provincia (el Archivo General de Navarra, el Municipal de Pamplona y el de la Delegación de Gobierno), hasta los municipales de las cabeceras de partido judicial o merindad y archivos privados, así como las bibliotecas de numerosos conventos y seminarios, y otras situados en el País Vasco (12), Madrid (10), en varias ciudades españolas (7) y en Reno (Estados Unidos).
MAPA SOCIOHISTÓRICO
El libro ha sido presentado esta mañana por Zoco y por el consejero de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales,
Juan Luis Sánchez de Muniáin, en la
Biblioteca General de Navarra. La Dirección General de Cultura ha editado
500 ejemplares que se venderán a 15 euros.
Según explica en su prólogo, hasta entonces, P.A. Pérez-Goyena había escrito su Ensayo de Bibliografía Navarra, que sólo alcanzaba hasta 1910, y Jaime del Burgo Torres había publicado su Catálogo bibliográfico. Obras impresas en Navarra 1936-1945, obra "que resultaba muy incompleta".
En este libro el autor recoge la reseña exhaustiva de 300 cabeceras, casi 200 publicaciones periódicas nuevas, no mencionadas en ninguna de las dos obras precedentes, entendiendo por publicaciones periódicas aquellas que mantenían cierta periodicidad, aunque no fuese uniforme en sus intervalos o su publicación fuera cambiante o inconstante.
El autor no sólo ha determinado el número de publicaciones, sino que también les ha agregado su adscripción ideológica, su ámbito de influencia, el número de personas que las reciben y leen, los mentores, así como su capacidad intelectual y económica, lo que ayuda a crear también un interesante mapa sociohistórico del periodo estudiado.
Zoco comienza su trabajo con reflexiones sobre la génesis y el proceso comunicativo de las noticias, su capacidad para influir en la opinión y reflejarla, y el régimen legal en el que se enmarcan. Además, se ocupa de diversos aspectos técnicos de las publicaciones periódicas como los talleres, la introducción de la fotografía, la publicidad como medio de financiación y los lectores.
La parte más extensa del libro corresponde a las fichas de estas publicaciones con información sobre sus directores, los propietarios, los redactores, el lugar de edición, la ideología, las fechas de salida y del cese, el formato, la zona de difusión, la tirada, la publicidad, las suspensiones gubernativas, y el lugar donde se encuentran, sobre todo, las más desconocidas y más difíciles de encontrar.
CINCO DIARIOS Y TRES SEMANARIOS POLÍTICOS
El prologuista del libro, el profesor
Ángel García Sanz Marcotegui, destaca una serie de conclusiones que cabe extraer de esta obra: la constancia de un número de publicaciones que no desmerece del que tienen otras provincias y el gran número de publicaciones religiosas (68), el 22,6% del total.
Igualmente, destaca el porcentaje de las publicaciones políticas (87), que ponen de manifiesto una heterogeneidad política “que rompe con la imagen de una provincia y su capital monolíticamente carlistas”, ya que entre 1905 y 1913, en Pamplona salían cinco periódicos diarios (La Tradición Navarra, integrista; El Pensamiento Navarro, carlista; El Eco de Navarra y Diario de Navarra, próximos a los conservadores; y el Demócrata Navarro, canalejista) y tres semanarios (El Porvenir Navarro, republicano; La Verdad, próximo a la UGT, y Napartarra, nacionalista vasco).
Destaca también el descenso de la poderosa prensa liberal del siglo XIX y la creciente importancia de la conservadora. Cabe destacar, asimismo, la disminución de las publicaciones de Tudela que eran un 31% del total en el s. XIX y que descienden ahora al 19%.
La proclamación de la II República propició la aparición de publicaciones defensoras del nuevo régimen, aunque tan sólo un diario, Democracia, que duró ocho meses.
Y, finalmente, llama la atención las numerosas publicaciones culturales, jurídicas, sanitarias, profesionales, boletines económico-administrativos, de enseñanza, profesionales y deportivas, que “matizan cuando menos el estereotipo de ciudad anclada en el pasado, estancada y levítica por antonomasia”.
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