La familia navarra "de acogida" de la monja
Juliana Bonoha, que ha pasado sus vacaciones en la localidad de Mélida durante cuarenta años, está preocupada por la situación de la que consideran como una hermana, aunque están contentos por su repatriación a España.
Juliana Bonoha, monja de la orden de las Misioneras de la Inmaculada Concepción, ha sido repatriada a España junto al religioso Miguel Pajares, enfermo de ébola, aunque ella no está contagiada.
Esta religiosa guineana, con pasaporte español, hizo su noviciado en los años sesenta en la localidad navarra de
Elizondo y pasó muchas de sus vacaciones en
Mélida, en la ribera de Navarra, en una casa donde se la considera parte de la familia.
María Jesús Garde ha señalado a Efe que han estado "muy preocupados" por lo ocurrido, porque la extensión del ébola "es un problema muy gordo", aunque "ahora estamos más contentos con lo que se refiere a Juliana, porque ya sabemos que ha venido a España, que no ha cogido la enfermedad. Me imagino que ahora la tendrán aislada, porque no tenemos contacto con ella".
Garde ha afirmado que el último contacto que tuvieron con Juliana tuvo lugar el pasado lunes: "No nos comentó ni como estaba la situación porque
no nos quería preocupar".
"Nosotros, en el sentido de ella, estamos muy contentos, porque sabemos que no tiene la enfermedad y que está ahora bien atendida", ha destacado Garde, que no ha querido olvidarse de otras dos religiosas de su comunidad que sí están enfermas, pero "no tienen nacionalidad española y entonces es muy difícil que puedan venir".
Esta vecina de Mélida ha aseverado que Juliana "es hermana, es de nuestra casa, es nuestra familia, porque lleva cuarenta años viniendo y todas las vacaciones las ha programado siempre para venir aquí".
"Cuando el noviciado, cuando Guinea cerró las fronteras, perdió el contacto con su familia y es cuando empezó a venir a nuestra casa", pero, con
Teodoro Obiang como presidente, "la reclamaron a ella por si quería ir a colaborar con el país y entonces ya se fueron otra vez".
A partir de ese momento, la religiosa se desplazó cada dos años a España para hacerse revisiones médicas y luego visitaba Mélida para pasar las vacaciones, generalmente en septiembre.
Durante las vacaciones, la religiosa acostumbraba a "pasear mucho, estar con la familia. Iba a misa con mi madre y con las amigas iba luego a tomar un café todos los días", ha recordado Garde, que ha afirmado que la monja es "muy casera, muy de estar en casa".
Garde ha explicado que Juliana "no es muy comunicativa. Con nosotros sí que lo es, pero delante de la gente, si no la conoces, es un poco reservada".
Sí ha destacado que la religiosa es muy aficionada al fútbol: "Cuando estaba en Guinea, en unas vacaciones que vino se fue a hablar con el presidente de Osasuna, consiguió unas camisetas y formó allí un equipo de Osasuna con los chicos".
Selección DN+