El suelo rocoso de Navarra evita daños en un terremoto de 4,2

El tipo de sustrato que hay en la Comunidad foral, más duro y rocoso, contribuye a minimizar los daños en los terremotos que se producen en la Comunidad foral y fue una de las razones por las que el seísmo de ayer y sus réplicas apenas causaron desperfectos. Juan Cruz Larraosaña, geólogo del Instituto Geológico y Minero de España, explica que es el suelo el que explica que templores de similar magnitud tengan consecuencias bien diferentes. “En una zona con el sustrato rocoso y duro, como el que se da en Navarra, los daños son menores. En cambio, el terremoto de Lorca, que no fue mucho mayor, resultó mucho más grave”. Aquel seismo, ocurrido en mayo de 2011, alcanzó una magnitud de 5,1 y dejó nueve muertos, más de 300 heridos y cuantiosos daños materiales. En la memoria de muchos, por ejemplo, queda el hundimiento de la torre de la iglesia de Santiago. “En esa zona el suelo es especialmente delicado. Es una llanura fluvial, un terreno blando que se mueve como si fuerese una especie de pasta”, señala el geólogo pamplonés. Eso se refleja también en un concepto técnico, la llamada aceleración sísmica básica, que es probablemente la que da una mejor medida del riesgo que existe de que un terremoto cause daños. En Navarra ese índice está por debajo de 0,04g, salvo en varias localidades pirenaicas que llegan a 0,06 y Uztárroz, que está en 0,07. Para hacerse una idea, este índice en Lorca de 0,12, el doble que en el Pirineo navarro. ¿Habrá réplicas? En realidad ya las ha habido. Al terremoto de las 7.43 con epicentro en Olave, le siguió otro mucho menos intenso a las 7.47 horas, con su centro en Egüés, un tercero a las 16.21 horas localizado en Ripa y con una magnitud de 3,6 y un cuarto también menor que se produjo a las 18.38 horas en Larraintzar. Juan Cruz Larrasoaña señalaba ayer por la tarde que podían darse más réplicas, pero “serán pequeñas”, tranquilizaba. “Son pequeños reajustes. Cuando pasan estas cosas es lo normal”, indicaba otro geólogo navarro, Antonio Aretxabala, en una entrevista en diariodenavarra.es. ¿Por qué se nota un terremoto más que otros? Cuando el seísmo se produce a poca profundidad se pueden ocasionar mayores daños y notarse más. “Cuanto más superficial sea, hay más ondas que agitan las cosas lateralmente, que son las que hacen más daño”, explica Larrasoaña. Por su parte, Aretxabala señala que el terremoto de ayer se notó con más claridad que otros porque había sido “muy superficial y tenía direccionalidad. Las ondas han sido lanzadas con un cierto enfoque hacia algunas zonas”. Cuando Aretxabala hacía esa consideración, el Instituto Geográfico Nacional señalaba todavía que el seísmo se había producido apenas a un kilómetro de profundidad. Horas más tarde rectificaría esos datos y aclaraba que tanto el terremoto principal como dos de las tres réplicas se habían dado a 12 kilómetros de profundidad. Además de la profundidad existen otras razones para notar con más o menos claridad un seísmo. “Las ondas, al transmitirse, se disipan más si tienen que atravesar colinas y subir y bajar que si van en línea recta”, indica Larrasoaña. También depende del tipo de edificio en el que uno se encuentra cuando se produce. “Aunque se esté en la misma altura, en un edificio que sea más ancho y con menos estructura de torre todo vibra menos”. Aretxabala, por cierto, aseguró que el de ayer fue el terremoto que ha sentido con más nitidez en toda su vida. “Me asusté y tal y dicen las normas me fui bajo el dintel de la puerta”. “No soy alarmista, sino que digo que hay que estar atentos. En Navarra, la inmensa mayoría de los edificios están bien construidos. Incluso los edificios viejos de zonas rurales están preparados porque heredaron una forma sismorresistente de construir”. ¿El terremoto se origina en la llamada falla de Pamplona? No está claro. La falla de Pamplona, que sigue un camino sinuoso desde San Juan de Pied de Port, en Francia, hasta Estella, vendría a separar dos estructuras diferenciadas de la corteza terrestre, dos subplacas que vendría una del País Vasco y otra de la zona del Ebro. Entre ambas subcapas se produciría una fricción continua, que se traduciría en terremotos. Sin embargo, el geólogo Juan Cruz Larrasoaña no lo tiene tan claro. “Es una falla que se reconoce, porque hay una serie de estructuras en la superficie que se ven, pero se sabe muy poco de ella. Se le echa la culpa de todo, pero no está tan claro”, afirma. “Parece que la falla desplaza a un lado y otro estructuras del Pirineo. Sin embargo, existe una interpretación más crítica que dice que esa falla ha desplazado cosas, sí, pero que lo hizo hace millones de años. Cuando se forma el Pirineo, su papel no es tan importante”. Si no es la falla de Pamplona, ¿a qué se deben los terremotos? “Tampoco está demasiado claro”, señala el geólogo pamplonés, que destacaba que del terremoto ayer había localizaciones ligeramente diferentes según la información procediera del Instituto Geográfico Nacional o del Servicio Geológico de Estados Unidos. “Lo que sí está claro es que se producen al norte de San Cristóbal, en torno a la Ultzama. Es una zona que pertence al Pirineo. Es un terreno con muchas estrucutras de pliegue, arrugas que se forman en la roca cuando se aprietan, y también fallas”. Sin embargo, dice el geólogo, no es sencillo relacionar un accidente concreto con el origen del terremoto. “En todo caso, más que la orientación de la falla de Pamplona, que va de Francia a Estella, parece que sigue la orientación del Pirineo, de este a oeste”. “Siempre se culpa a la falla de Pamplona pero creo que habría que hacer un repaso de lo que se sabe de la geología de aquí”. ¿Habrá más terremotos en Navarra? Por supuesto. “Terremotos los ha habido en todas las épocas. Se han descrito ya desde la edad media.Van a seguir ocurriendo, el problema es saber cuándo y dónde”, señala Larrasoaña. “Este fenómeno se volverá a dar. Vivimos en la segunda zona con mayor simicidad de la Península Ibérica y debemos ser conscientes de ello”, apuntaba Aretxabala. Larrasoaña, en todo caso, lanzaba un mensaje tranquilizador. “Los terremotos más habituales en Navarra pueden ser de una magnitud 4,1 o 4,2. Una magnitud de 5 o poco más es lo máximo que podríamos esperar”. Por eso, el geólogo señala que “no es esta una zona para tener miedo”. “Claro que tenemos registros de 20 o 30 años. Si tuviéramos de 100 o 200 podrían aparecer terremotos mayores”, matizaba el geólogo del Instituto Geológico y Minero de España. Aretxabala, por su parte, incidía en el mensaje de que había que tener en cuenta que Navarra es una zona donde se producen terremotos de vez en cuando y que eso había que tenerlo en consideración y no sólo a la hora de edificar. “Habría que extender una cultura para ser conscientes de que existen y saber qué hacer. Es algo que siempre se dice cuando se dan estos fenómenos, pero que después se va olvidando”. ¿Qué es un terremoto y cómo se mide? El geólogo recurre a un ejemplo: “Si pones la mano encima de la mesa y la mueves, se produce una fricción que genera vibraciones. Algo así es un terremoto, cuando dos masas se rozan al moverse a través de un plano intermedio, que es una fractura”. Se trata de una sacudida brusca de la corteza terrestre, que se transmite a través de ondas. Existen varios tipos de medida que reflejan la fuerza de un seísmo. Por un lado, está la magnitud, la energía que se libera en un terremoto y que habitualmente se mide por la escala de Richter. Es una gradiente, que en la práctica va desde el 2 (terremotos que apenas se notan y de los que se dan un millar cada día en el mundo) hasta el 9 (seísmos gravísimos). Por otro lado, se suele mencionar la intensidad, que es una medida cualitativa de los daños que provoca un seísmo. En este ámbito se suele utilizar la escala de Mercalli, que va desde el I, imperceptible para las personas, hasta el XII, que dibuja un terremoto catastrófico. En ese sentido, el primer terremoto de ayer tuvo una magnitud de 4,2 (ligero) y una intensidad entre el IV y el V (entre moderado y un poco fuerte). ¿Por qué los animales detectan primero los seísmos? Ayer, un pamplonés narraba a diariodenavarra.es que su perra se subió a la cama justo antes del terremoto, como si hubiera sabido de antemano lo que iba a ocurrir. Es muy posible. De hecho, en los grandes terremotos se ha observado que mueren menos animales que hombres y se ha llegado a ver serpientes que huyen de sus madrigueras hasta un mes antes del seísmo. Existen varias hipótesis. Una, que explicaría la conducta del perro, dice que los animales son capaces de detectar las ondas primarias del terremoto, que llegan antes que las secundarias, las que causan los daños. Otra, que daría cuenta de la huida de las serpientes, señala que podrían detectar los cambios químicos que se dan en la corteza terrestre antes de un terremoto. Además de Juan Cruz Larrasoaña, varios expertos dieron su punto de vista tras los temblores registrados en Navarra, como lo hizo a nuestro medio el geólogo Antonio Aretxabala.

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