Aprendiendo de los mejores cocineros
- La fundación Ilundain imparte estos días en la Peña Donibane un curso de ayudante de cocina para desempleados
- SARA NAHUM . PAMPLONA
Comenzó a trabajar en una cocina con 16 años y 28 años después asegura que si volviera a nacer volvería a ser cocinero. Javier Díaz Zalduendo, jefe de cocina del Restaurante Alhambra de Pamplona contagió el viernes la pasión por su profesión a una docena de jóvenes que se están preparando para seguir sus pasos.
La fundación Ilundain ha organizado un curso de ayudante de cocina para desempleados. El curso se enmarca dentro de los Itinerarios de Empleabilidad del Servicio Navarro de Empleo, y cuenta con la colaboración de Cocineros del Reyno y Diario de Navarra. La Peña Donibane ha cedido sus instalaciones. También Redcomiendo.com está presente. José Luis Aranguren profesor en los cursos organizados por este portal gastronómico es el encargado de dirigir las 60 horas teórico-prácticas. "Tienen muchas ganas de aprender. Son muy receptivos y eso es de agradecer", asegura.
Encontrar trabajo
Este martes terminarán la parte de teoría y entonces los alumnos tendrán 40 horas de prácticas en restaurantes y empresas de cátering como Serval, Horno Artesano, Irurena y La Hacienda. "La inserción laboral es el objetivo de estos cursos", explica Miguel Pérez Arbiol, de la Fundación Ilundain. Una organización sin ánimo de lucro y cuyo principal objetivo es prevenir conductas de riesgo y capacitar e integrar a personas en conflicto social. Aunque no siempre es así y con la crisis también ayudan a jóvenes a buscar empleo con talleres como éstos de orientación laboral.
El viernes todos se fueron a casa más motivados y con la idea en la cabeza de que "Si quieres, puedes". Díaz les contó cómo nacen las recetas de su restaurante y la satisfacción del trabajo bien hecho, pero también explicó cómo los turnos son duros y te quitan mucho tiempo de estar con tu familia. "Cuando vivía en Sevilla decía: cuando vuelva a Pamplona me haré socio de Osasuna. Al final decidí hacerme socio de mi mujer y mis hijas", bromeó. Y entre risas, confidencias y preguntas los alumnos se fueron contagiando de esa ilusión y de la idea de que aunque la hostelería es muy sacrificada "es una profesión muy bonita".