Una
orangután hembra
murió el jueves pasado en la isla de Borneo con más de
cuarenta perdigones en el cuerpo y se convirtió en la última víctima conocida del conflicto entre la industria de la palma de aceite y la fauna salvaje, según la fundación Borneo Orangutan Survival (BOS).
Un equipo de esta organización en la provincia indonesia de Kalimantan Central informó en un comunicado fechado el viernes que recibió a la víctima hace dos días en un "estado horrible (...) tenía las piernas y los brazos rotos, y los rayos equis descubrieron más de cuarenta perdigones en el cuerpo".
El animal provenía de una
plantación de palma de aceite propiedad de una subsidiaria de la sociedad Makin Group.
"El equipo veterinario en Nyaru Menteng examinó inmediatamente el estado de la orangután hembra y descubrió que tenía la pierna derecha fracturada a la altura del muslo, el brazo izquierdo estaba en estado de descomposición, la parte superior del brazo izquierdo también estaba rota con heridas abiertas y se encontraba muy delgada por la malnutrición", según la nota de prensa.
"El equipo calculó que las heridas eran de hace tres días. Los rayos equis mostraron diez perdigones en la cabeza, ocho en la pierna y pelvis izquierda, dieciocho en la pierna y pelvis derecha, así como seis perdigones en el tórax y el brazo derecho", de acuerdo con Borneo Orangutan Survival,
La fundación señaló que hasta la fecha
ha rescatado a 166 orangutanes víctimas de las plantaciones que explota Making Group, de las cuales diecinueve han muerto (incluida esta última), tres no podrán recuperar la libertad nunca, 44 se encuentran bajo tratamiento y las cien restantes han podido ser reincorporadas a zonas naturales protegidas.
Los expertos creen que quedan
unos 55.000 orangutanes vivos en las islas de Borneo y Sumatra.
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