Unión Progreso y Democracia
Rosa Díez se someterá el sábado a una moción de confianza en UPyD
La líder del partido magenta nombra por sorpresa a Andrés Herzog como número dos de la formación y lo sitúa como su delfín

- colpisa. madrid
Rosa Díez, acosada por una rebelión interna que reclama su dimisión por el fracaso de UPyD en las elecciones andaluzas, ha decidido plantar cara de inmediato a los dirigentes críticos, entre los que están sus diputados y hasta ahora estrechos colaboradores Irene Lozano, Álvaro Anchuelo y Toni Cantó, y someterse el próximo sábado al equivalente a una moción de confianza en el partido tanto sobre su gestión como sobre su continuidad como líder de la formación.
La fundadora y portavoz de UPyD convocó hoy por sorpresa un Consejo Político extraordinario que tiene como único punto del orden del día someter a debate y votación de los 150 miembros del máximo órgano entre congresos de la formación su propuesta de estrategia política de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas. La reunión sucederá a otra ya prevista del mismo órgano, que fue convocada hace semanas para aprobar el programa marco del partido para los comicios locales y regionales del 24 de mayo.
La discusión extraordinaria de la hoja de ruta de las siglas, que según la dirección contiene un conjunto de medidas que buscan parar el actual retroceso de la formación y "consolidarla como un partido de futuro", rebrirá de par en par el debate sobre la conveniencia o no de buscar acuerdos electorales con Ciudadanos, como demanda el sector crítico, o de seguir el camino en solitario y también la polémica sobre si es preciso, o no, un relevo inmediato en la cúpula del partido tras el fracaso andaluz y lo que los rebeldes consideran una gestión personalista y fallida de Rosa Díez.
Aunque sobre el papel el debate que plantea Díez con su consejo extraordinario no es una consulta directa sobre su persona sí que lo será en la práctica. Sería imposible que la portavoz continuase al frente de la formación si su hoja de ruta y línea política resultasen el sábado derrotadas y desautorizadas por el órgano que incluye a los dirigentes y barones territoriales y que representa a todos los afiliados. Al contrario, si, como ella piensa, sale vencedora en la votación, ganaría por el momento su pulso a los críticos y los mantendría bajo control al menos hasta que se conozca el resultado de los comicios locales y regionales del 24 de mayo, que, para bien o para mal, serán con alta probabilidad su confirmación política o su sentencia.
Ciudadanos, que desde su gran resultado en las andaluzas no deja de repetir que su formación está abierta a todos los desencantados de UPyD que quieran formar parte de una alternativa de centro a PSOE y PP, trata de poner en dificultades a Díez el próximo sábado filtrando la idea de que mientras ella y su núcleo duro sigan al mando de la formación magenta no habrá posibilidad alguna de un entendiento entre ambos partidos.
LA OPCIÓN B
Pero el movimiento realizado hoy por Rosa Díez fue doble. No solo quiere demostrar el sábado a los rebeldes que por ahora sigue teniendo el apoyo de la mayoría sino también que no está tan aferrada a su silla como muchos piensan y que está dispuesta a hacer una apuesta de futuro para UPyD, a poner sobre la mesa un plan B, el que abriría paso a una sucesión ordenada en el liderazgo cuando sea necesaria.
Díez creó un nuevo cargo en la dirección nacional, el de portavoz adjunto de UPyD, que en la práctica se convertirá en el número dos de la formación. Para ocupar ese puesto elegió a uno de sus hombres de mayor confianza, Andrés Herzog. Es el actual responsable del área de Regeneración Democrática, la persona que en nombre del partido llevó a Bankia ante los tribunales por presunta estafa, pero también el dirigente el otoño pasado que se encargó de manera directa de la fallida negociación que exploró una entente con Ciudadanos.
Su sorpresivo movimiento se interpreta dentro de las siglas como la elección de un delfín. De la persona que propone para sucederla en el liderazgo de UPyD a medio plazo, o bien a corto plazo si las elecciones de mayo resultan otra hecatombe y se ve obligada, esta vez sí, a dejar la portavocía o, al menos, a dar un paso atrás y renunciar a ser la candidata a la Moncloa.
ETIQUETAS