IZQUIERDA UNIDA
Garzón reclama "una nueva" Izquierda Unida para no desaparecer
La coalición se debate entre la confluencia con Podemos o el mantenimiento de su autonomía como organización política

- colpisa. madrid
Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida a la Presidencia del Gobierno, reclamó "una nueva" organización "para otro tiempo político" si no quiere desaparecer. Para el líder emergente de la coalición la solución adoptada el viernes por la Presidencia Federal, de la que forma parte, respecto a los responsables de la formación en la Comunidad de Madrid no contribuye a cimentar esa nueva organización.
La crisis en Madrid es el reflejo de las que se viven en otras federaciones con el rasgo diferencial de las 'tarjetas black' de Bankia y Caja Madrid, de las que se beneficiaron tres cargos de la coalición, pese a los cual los que les avalaron se resisten a abandonar sus puestos. Pero en el fondo subyace la estrategia a seguir frente a Podemos. El sector crítico, mayoritario tras ganar las primarias para la alcaldía y el gobierno de la comunidad, es favorable a la confluencia con el nuevo partido que lidera Pablo Iglesias. Pero esta corriente, cuyo rostro más conocido es Tania Sánchez, no logra descabalgar a la vieja guardia que controla la dirección de IU Madrid.
Cayo Lara, desde la Presidencia Federal, se quedó entre dos aguas; abrió expediente a la dirección regional, pero ni los expulsó ni intervino la federación, como exigían los críticos. Garzón fue uno de los más beligerantes en sus intervenciones y hoy volvió a la carga desde Sevilla. Reclamó que en la "nueva" IU "no puede quedar sombra de corrupción ni de complicidad" con la corrupción. Es necesario, insistió, "asumir responsabilidades".
La pugna no es exclusiva de Madrid, pero ha sido la primera en saltar a la arena. La dirección de IU se negó a diluir sus siglas en una alianza con Podemos y la plataforma Ganemos para disputar la alcaldía de Madrid. Su oferta era ir en coalición, pero con identidad propia. Algo que no aceptaron Podemos ni Ganemos. Tania Sánchez y los suyos defendieron la convergencia, y perdieron en los órganos internos de la federación.
Cayo Lara, que mantiene una difícil cohabitación con Garzón, tampoco quiere dar el salto definitivo hacia la confluencia con Podemos. El candidato a la Moncloa, en cambio, es partidario del proyecto común de "la unidad popular" con el partido que lidera Iglesias y otras fuerzas de izquierda, como Equo.
Sin poder orgánico
Pero Garzón carece todavía de poder orgánico dentro de IU, y aunque su ascendiente entre la militancia es indudable, su voz no se impone en los debates de los órganos de dirección de la coalición. En la votación de la Presidencia Federal del viernes sobre la crisis en Madrid, por ejemplo, sus tesis para refundar esa federación fueron derrotadas.
El drama para Izquierda Unida, según reconocen desde Cayo Lara al último militante, es que después de las buenas perspectivas que se abrieron para ellos tras las elecciones generales de 2011, tres años después surgió Podemos y colonizó su espacio electoral. Una primera prueba de ello se pudo ver en los comicios europeos del año pasado, en los que los de Iglesias, con apenas cuatro meses de rodaje, lograron cinco diputados mientras que IU se conformó con seis cuando sus expectativas eran bastante mayores. Las posteriores encuestas constataron el retroceso de la coalición y el ascenso imparable de Podemos, que ahora triplica su intención de voto. Ante este panorama, Garzón y otros dirigentes de IU apuestan por el entendimiento. El propio candidato a la Presidencia del Gobierno reconoce que el auge del nuevo partido es consecuencia de que en IU "no hicimos los deberes" en su momento, y no quiere que ahora se repita la historia con consecuencias más dramáticas para la histórica coalición.
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