Un total de 23 personas han muerto a lo largo de este año en toda España por inhalar
monóxido de carbono, las dos últimas hoy en la localidad madrileña de
Collado Villalba, donde un hombre ha fallecido al intentar ayudar a su pareja, que se había desvanecido en la cocina.
La pareja, de 61 años, ha muerto en un piso de
Collado Villalba probablemente por la mala combustión de una caldera, que ha provocado que la mujer se desvaneciera mientras cocinaba y que, al intentar ayudarla, él también cayera desmayado.
El suceso se ha conocido una semana después de los ocurridos también en Madrid el pasado 7 de diciembre, cuando diez personas de dos familias resultaron intoxicadas, aunque de carácter leve, una de ellas en
Galapagar, por la mala combustión de una estufa, y otra en el barrio de
Vallecas, por el
monóxido emanado de un brasero.
Este año el accidente más grave tuvo lugar el 22 de febrero, cuando seis miembros de una misma familia fallecieron y otros cinco resultaron intoxicados por inhalación de humo tóxico, en un incendio en una casa rural de
Tordómar (Burgos).
A raíz de los sucesos en la
Comunidad de Madrid, el 112 aconseja, entre otras cosas, instalar en la vivienda un detector de
monóxido, y recomienda que un experto revise periódicamente las instalaciones de gas, calderas, calentadores y cocinas.
Jamás se debe comprobar si hay fugas de gas acercando una llama a las canalizaciones, sino rociándolas con agua jabonosa; si aparecen burbujas es porque hay fugas, y en tal caso hay que cerrar las llaves de paso y ventilar.
El
Instituto Nacional del Toxicología recomienda no dejar nunca encendidos braseros ni estufas en una habitación mientras alguien duerme y mantener en buenas condiciones los conductos de ventilación de humos de combustiones de chimeneas, extractores o rejillas de ventilación.
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