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Rajoy niega que la corrupción haya provocado una crisis política

- colpisa. madrid
El presidente del Gobierno no comparte la percepción de los analistas políticos ni los resultados de las encuestas sobre el impacto negativo de la corrupción en el sistema de partidos. El bipartidismo, en su opinión, no está en crisis en España, es más, es la mejor fórmula porque evita el surgimiento de "partidos estrafalarios", como ocurre en otros países, y se evita el riesgo de caer en "derivas no deseables".
Mariano Rajoy niega que haya una crisis política ni institucional fruto de la sucesión de casos de corrupción. Convino en que "hay cosas que mejorar", pero el sistema, aseguró, funciona y "la situación de los partidos es razonable". El jefe del Ejecutivo discrepó así con un diagnóstico muy extendido sobre la crisis en el sistema de partidos que nació con la transición. "Todas las encuestas siguen situando al PP como primer partido y al PSOE como segundo" y ambos "nos hemos alternado (en el poder) desde 1977", comentó con la precisión de que la UCD de Adolfo Suárez, que gobernó desde 1977 a 1982, era como "el PP de este martes".
Esta fórmula de dos partidos grandes y fuertes ha hecho posible que España no haya caído "en derivas no deseables". En resumen, dijo durante unas jornadas de economía organizadas por la revista 'The Economist', "España es estable, un país serio, con controles y (donde) las instituciones funcionan".
Solo aceptó que hay algunas "cosas" mejorables y anunció que hará propuestas en este sentido durante el Debate sobre el estado de la Nación del 20 y 21 de febrero para hacer los partidos "más transparentes" e introducir algunas reformas en el Tribunal de Cuentas, el organismo que fiscaliza las finanzas de las fuerzas políticas y blanco en las últimas semanas de fuertes críticas por su lentitud en la labor auditora.
La opinión de Rajoy es la posición del Gobierno, como demostró el pasado viernes la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que minimizó los informes internos de la Unión Europea que alertan del peligro que supone para el sistema de partidos la proliferación de los casos de corrupción. Un temor también expresado por organizaciones empresariales, como el Círculo de Economía que preside el exministro Josep Piqué, quien este martes alertó del "creciente desprestigio de nuestras instituciones y (la existencia de) una desafección muy fuerte de la ciudadanía a nuestro sistema de representación política".
A LA ITALIANA
El presidente del Círculo de Economía también advirtió de que "el deterioro del sistema político" puede conducir a España a "la situación italiana de hace 15 años" con la emergencia de "populismos y fenómenos antisistemas".
La visión del presidente del Gobierno tampoco se compadece con la opinión ciudadana reflejada en encuestas como la del Centro de Investigaciones Sociológicas, el organismo demoscópico del propio Ejecutivo, que sitúa a los políticos y los partidos como el tercer problema del país. Uno de cada tres ciudadanos dice que son el mayor quebradero de cabeza. Incluso el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, alertó a los dirigentes socialistas en una reunión interna a hacer una revisión a fondo del modelo de partido porque los fenómenos de corrupción pueden "llevarse por delante" la fórmula instaurada con la restauración de la democracia.
Pero las opiniones de Rajoy también tienen su contrapunto dentro del Gobierno. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aceptó que el sistema político se tiene que "sanear". Admitió asimismo que su partido tiene "un problema" con los casos de presunta corrupción, en alusión a la supuesta contabilidad B que manejaba el extesorero Luis Bárcenas, un asunto al que Rajoy no quiso referirse en las jornadas de 'The Economist' aunque fue preguntado por ello. "Ya he encargado una investigación interna", despachó por toda respuesta.
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