La sombra de Yulia
- La condena de siete años a Yulia Timoshenko frena las expectativas ucranianas de acuerdos con la Unión Europea
- RAFAEL MAÑUECO . COLPISA. VARSOVIA
LA Revolución Naranja, aquella revuelta que llenó de manifestantes las calles de Kiev a finales de 2004 con el objetivo de emancipar Ucrania definitivamente de Moscú y hacerla más democrática, murió el año pasado con la victoria de Víctor Yanukóvich en las presidenciales. Pero el martes recibió la puntilla con la condena a siete años de cárcel de Julia Timoshenko, la líder principal de aquel, ya lejano, levantamiento popular.
Después de la Revolución de las Rosas de 2003 en Georgia, el entonces presidente ruso y actual primer ministro, Vladímir Putin, juró que impediría que el ejemplo cundiese. Al año siguiente, en Ucrania se celebraron comicios presidenciales y Moscú logró que Yanukóvich, su favorito, le arrebatase la victoria fraudulentamente a Víctor Yúshenko.
La manipulación quedó al descubierto y las masas indignadas salieron a la calle. La Revolución Naranjaconsiguió forzar la repetición de las elecciones y Yúshenko, cuyo rostro quedó desfigurado por la acción tóxica de una dioxina sintetizada en un laboratorio ruso, se alzó con la victoria y nombró después a Timoshenko primera ministra. Se abría así un período de esperanza para los ucranianos.
La rivalidad
Pero pronto empezó la rivalidad entre los dos compañeros de barricada. Y eso que ambos coincidían en lo fundamental: la integración de Ucrania en la Unión Europea y en la OTAN. Pero, al final, terminaron poniéndoselo en bandeja a Rusia, contraria a que su antigua zona de influencia se acerque demasiado a Occidente.
Desde Moscú se hizo todo lo posible para desestabilizar a Ucrania, y el gas resultó ser la mejor palanca para ello. Si en 2005 Kiev pagaba el gas ruso a 36 euros el metro cúbico, hoy día el precio se eleva a 429 dólares.
Aunque por escaso margen de votos, la "dama naranja" perdió los comicios ante Yanukóvich en segunda vuelta de 2010. En cuanto a Yúshenko, había sido apeado ya en la primera vuelta.
Con todo, las relaciones entre Kiev y Moscú no han mejorado, debido precisamente al acuerdo del gas que Timoshenko firmó con Putin en enero de 2009.
Yanukóvich trata de obtener una rebaja de los precios, pero, al mismo tiempo, asegura que el futuro de su país «está en la Unión Europea», dos situaciones incompatibles, sobre todo ahora, después de que Yulia Timoshenko haya sido condenada a una pena sin precedentes por desmesurada para un jefe de Gobierno.