Francia superó este viernes aliviada pero embargada por el dolor la ofensiva terrorista más trágica de su historia reciente. Las 50 horas de ataques combinados iniciados el miércoles contra la prensa, la Policía y la comunidad judía se saldaron con 17 personas muertas y los tres agresores
yihadistas abatidos por las fuerzas de seguridad.
Los hermanos
Chérif y
Said Kouachi así como su cómplice
Amedy Coulibaly, tres treintañeros franceses que reivindicaron actuar en nombre de
Al-Qaida, perecieron con las armas en las manos al poner término las unidades de elite policiales a dos tomas de rehenes simultáneas en
París y su extrarradio. El colofón más sangriento fueron los cuatro clientes fallecidos en un
supermercado de alimentación judía que se suman a la policía municipal asesinada la víspera a las puertas de
París, presuntamente por
Coulibaly, y las doce víctimas mortales del baño de sangre del miércoles en
Charlie Hebdo, atribuido a los hermanos
Kouachi.
"Nuestro país ha sido atacado tres días seguidos y le ha hecho frente", resumió
François Hollande en una solemne alocución al país radiotelevisada desde el
Palacio del Elíseo. El presidente francés tildó a los autores de los
atentados de "iluminados que no tienen nada que ver con la religión islámica" y pidió no crear "amalgamas" entre los
musulmanes y los fanáticos violentos. Tras subrayar que
Francia no ha terminado con las amenazas de que es objeto, emplazó a los ciudadanos a "la vigilancia, a la unidad y a la movilización".
Por su parte, el primer ministro,
Manuel Valls, insistió en que el país afronta "un desafío
terrorista sin precedentes" y avisó que "todavía puede ser blanco de ataques". "Los franceses están aliviados pero se dan cuenta de que ha pasado algo excepcional, que habrá un antes y un después", valoró.
Los dos asaltos que pusieron término a la pesadilla
yihadista fueron lanzados de forma casi simultánea al atardecer, hacia las 17.00 horas, en
Dammartin-en-Goele y en
París. En el primer lugar, a 40 kilómetros al nordeste de la capital, los hermanos
Kouachi, cuando trataban de escapar a tiros, fueron abatidos por agentes de elite del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (
GIGN) que liberaron sano y salvo al
rehén que tenían retenido. En realidad el rescatado, un hombre de 26 años, se había encerrado en un local de la primera planta del mismo edificio donde se habían atrincherado los secuestradores e informaba desde allí de sus movimientos a las autoridades.
TIROTEO CON LOS GENDARMES
Esta primera toma de
rehenes había comenzado cuando los fugitivos se toparon con un control a bordo de un
Peugeot 206 que acababan de robar a punta de pistola a las nueve menos veinte de la mañana a una automovilista en la localidad vecina de
Montagny-Sainte-Félicité, en el departamento de
Oise. Tras mantener un tiroteo que los
gendarmes en el que no hubo heridos, se refugiaron con un
rehén en el interior de una pequeña imprenta, en una zona industrial del municipio de
Dammartin-en-Goele.
El segundo asalto se produjo en la
Puerta de Vincennes, uno de los accesos a
París, un cuarto de hora más tarde a iniciativa del RAID y de la BRI, cuerpos de la Policía especializados en intervenciones de alto riesgo. Cuatro
rehenes resultaron muertos, según parece, al comienzo del secuestro poco después de la una de la tarde en el supermercado
Hyper Cacher de alimentación judía.
La quincena restante fue liberada mientras que tres agentes sufrieron heridas de bala en piernas o cadera en el allanamiento. También en este lugar las autoridades contaron con la valiosa ayuda de un topo. Fue el gerente del comercio que se encerró en una cámara frigorífica e informaba por móvil de los movimientos del secuestrador sin que éste lo supiera.
El
terrorista, también abatido por los policías, había sido identificado formalmente horas antes como
Amedy Coullibaly, presunto asesino de una policía municipal la víspera a las puertas de
París y amigo de los hermanos
Kouachi, cuya inmunidad exigía a cambio de la vida de los clientes del supermercado judío. Nacido en
Juvisy-sur-Orge (departamento de
Essone, periferia de París) el 22 de febrero de 1982,
Coulibaly fue condenado hasta en ocho ocasiones por robos, atraco y tráfico de estupefacientes a partir de 2001, cuando todavía era menor de edad.
Su conversión al
islamismo radical tuvo lugar durante su estancia en la cárcel. En junio de 2010, fue detenido por los servicios antiterroristas por participar en el plan de evasión de
Smaïn Aït Alí Belkacem, miembro del Grupo Islámico Armado (
GIA) condenado por ser el artificiero de un atentado contra el metro cometido en octubre de 1995 en
París.
LLAMADAS A LA TELEVISIÓN
Chérif Kouachi, con el que había trabado amistad en prisión, también fue detenido por ese proyecto pero salió exculpado por falta de pruebas. Por su parte,
Coulibaly fue condenado en diciembre de 2013 a cinco años de prisión, pena que terminó de purgar en mayo último por efecto de los beneficios penitenciarios. En la misma orden de busca y captura las autoridades pidieron la colaboración ciudadana para localizar a su esposa,
Haya Boumeddiene, de 26 años, en paradero desconocido.
En una llamada al canal de televisión
BFMT efectuada a las tres de la tarde, poco antes de consumar el anhelo de convertirse en un mártir de la yihad,
Coulibaly aseguró que "obedecía al califa del
Estado Islámico",
Abu Baker al-Bagdadi, y que se coordinó con los hermanos
Kouachi para cometer sus crímenes. "Sólo nos coordinamos en el inicio, ellos con
Charlie Hebdo y yo con los policías", dijo a la emisora que difundió sus palabras después del desenlace de las tomas de
rehenes.
Por su parte
Chérif Kouachi, al que la misma cadena contactó en otra llamada efectuada a las 9.45 horas a la imprenta en la que se atrincheraba con su hermano, aseguró haber recibido las órdenes y la financiación de
Al-Qaida en
Yemen. En la conversación, cuyo tenor fue también de difusión póstuma, explicó que fue adiestrado por el imán
Anwar al-Awlaki, muerto en septiembre de 2011 por un ataque aéreo de drones estadounidenses en
Yemen.
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