La campaña para las
elecciones del día 8 finalizó este lunes en
Sri Lanka tras un mes con
incidentes violentos, en el que tanto el presidente,
Mahinda Rajapaksa, como el candidato de la oposición,
Maithripala Sirisena, luchan hasta última hora por la victoria.
En uno de los periodos electorales más violentos y reñidos que se recuerdan en el país isleño,
Rajapaksa se ha centrado en el desarrollo económico y la estabilidad, mientras que
Sirisena ha hecho hincapié en las supuestas formas autócratas del mandatario.
Tras los
mítines, las acusaciones y las promesas, ambos candidatos llegan apretados a la recta final de las elecciones presidenciales de acuerdo con dos encuestas locales: una da la victoria a
Rajapaksa y la otra a
Sirisena por idéntico margen de tres puntos.
Rajapaksa, que busca un tercer mandato tras ganar las elecciones de 2005 y 2010 al frente de la Alianza para la Libertad del Pueblo Unido (
UPFA), encabezó este lunes hasta seis actos electorales a lo largo y ancho del país y se mostró hiperactivo en la red social
Twitter pidiendo el voto por la "unidad" de la nación.
"Por conseguir unos votos adicionales, no dividiré el país", afirmó el mandatario en la ciudad sureña de
Ambalangoda, según publicó en
Twitter, donde recordó la puesta en marcha de un proyecto de distribución de agua con fines agricultores en la zona.
"Confiasteis en mí en 2005 y otra vez en 2010. Os pido que mantengáis la misma confianza en mí una vez más", indicó
Rajapaksa, quien se enfrenta en unas elecciones inesperadamente reñidas a una oposición que se ha unido bajo el paraguas de las acusaciones de supuesto abuso de poder y corrupción.
Sirisena, secretario general hasta noviembre del Partido de la Libertad de Sri Lanka (
SLFP) de
Rajapaksa y hasta hace poco ministro de Salud en su Gobierno, participó también en actos electorales un día después de que tres personas resultaran heridas por disparos en un mitin que ofreció en
Kahawatta, en el sur de la isla.
En la localidad portuaria de Trincomalee dos miembros de la Comisión Electoral fueron ayer atacados por seguidores de Rajapaksa, de acuerdo con el diario local "Daily Mirror".
Estas
elecciones han experimentado un aumento de los incidentes violentos con 740 en total, dijo el director de la organización Acción del Pueblo por unas Elecciones Libres y Justas,
Rohana Hettiatachci, a medios locales.
"De ellos 173 han sido serios y 62 personas han sido hospitalizadas", indicó
Hettiatachci, quien afirmó que esta violencia ha sido una de las características de estos comicios en comparación con votaciones anteriores.
Una
violencia de la que la oposición, agrupada en torno a la Nuevo Frente Democrático (
NDF) que integran 40 partidos, culpa a
Rajapaksa, además de hacer uso del aparato del Estado durante la campaña con su continúa presencia en las televisiones públicas.
"Es una muestra de que tienen miedo. Recurren a la
violencia porque saben que podemos ganar. Y podemos ganar porque
Rajapaksa ha impuesto una tiranía en este país y la gente quiere un cambio", dijo recientemente
Rajitha Senarathne, miembro de la oposición y hasta hace poco ministro del mandatario.
El transfuguismo también ha sido protagonista de esta campaña pues, además de
Sirisena, otros 20 antiguos aliados han abandonado el presidente y se han unido a la oposición.
Entre ellos destacan adhesiones de las minorías musulmana y
tamil en un país donde los
budistas representan el 70% y los grupos minoritarios el 30%, por lo que los analistas consideran este voto fundamental.
Rajapaksa cuenta a su favor con su triunfo en 2009 en la guerra contra la guerrilla de los
Tigres de Liberación de la Patria Tamil, que duró 26 años, así como con el hecho de que la economía crece por encima del 7%.
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