El presidente de
EE UU, Barack
Obama, anunció este miércoles el "fin" de una política hacia Cuba que está "obsoleta" y "ha fracasado durante décadas", en una comparecencia desde la Casa Blanca.
El
intercambio de cuatro presos por espionaje entre Cuba y Estados Unidos y la liberación del estadounidense Alan Gross abrieron la puerta a que los dos países pongan fin a más de cinco décadas de enemistad política.
Según altos cargos del Gobierno de Washington que hablaron a condición de anonimato, la Casa Blanca ha ordenado el inicio inmediato de un
diálogo con Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países, rotas desde 1961.
El martes, Obama y Castro hablaron por teléfono para cerrar el
acuerdo por el que ambos países se han comprometido a iniciar un diálogo sobre el restablecimiento de sus
relaciones diplomáticas, tras un proceso negociador en el que desempeñó un papel importante el papa Francisco, según altos funcionarios de la Casa Blanca.
Ello incluirá la apertura, dentro de unos meses, de embajadas en ambas capitales, según esas mismas fuentes.
Altos funcionarios estadounidenses señalaron que la decisión de
Obama supondrá el cambio más significativo en la política de Washington hacia Cuba "en más de 50 años" pues el presidente de EE UU cree que las medidas de acercamiento a La Habana son "una herramienta mejor que el aislamiento" al que se ha sometido a la isla en las últimas décadas.
Las medidas incluyen, entre otras, la flexibilización de las
restricciones a los viajes y el comercio entre EE UU y Cuba, así como a las remesas que reciben los cubanos desde territorio estadounidense, según las fuentes.
EE UU decretó en 1961 un
embargo económico unilateral sobre Cuba que se mantiene hasta hoy.
Además, Obama ha pedido a su secretario de Estado, John Kerry, que revise la inclusión de Cuba en la lista de países a los que EE UU considera patrocinadores del terrorismo.
El histórico acercamiento ha sido posible gracias al acuerdo para que el Gobierno de Cuba pusiera en libertad "por razones humanitarias" al contratista estadounidense Alan Gross, preso en La Habana desde hace cinco años y quien ya vuela de regreso a su país.
Además, el Gobierno de
Obama ha puesto en libertad a tres espías cubanos del llamado grupo de "Los Cinco" que cumplían condena en EEUU, a cambio de un oficial de inteligencia estadounidense que llevaba casi 20 años preso en Cuba y cuya identidad no se ha facilitado.
Se trata de los únicos agentes de la llamada "Red Avispa" que permanecían encarcelados desde hace trece años en Estados Unidos: Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labaniño.
Gross, de 65 años, trabajaba para la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), cuando fue detenido en La Habana en 2009 por distribuir tecnología de comunicaciones a una comunidad judía y posteriormente fue condenado a quince años de cárcel.
Los casos de Gross y de "Los Cinco" se habían convertido en una de las principales barreras para el deshielo de las relaciones entre
Cuba y Estados Unidos.
Antes del anuncio oficial que harán Obama y Raúl Castro, ya ha habido reacciones del exilio cubano en Miami (EEUU), que ha expresado su rechazo al canje de espías entre Estados Unidos y Cuba.
La liberación de Gross a cambio de la de los tres espías cubanos encarcelados en EEUU es un "tremendo error de la política internacional estadounidense", dijo Ángel Desfana, presidente de la organización Plantados.
Desfana opinó que Gross, condenado en
Cuba a 15 años de prisión, "ha sido la ficha de cambio" en manos del régimen castrista para el canje por los tres espías cubanos del llamado grupo de "Los Cinco".
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