La
policía surcoreana prepara un
amplio dispositivo policial con el despliegue de
decenas de miles de agentes y estrictas
medidas de seguridad para evitar incidentes durante la
estancia del papa Francisco, que iniciará este jueves en
Seúl una histórica visita al país asiático.
Durante su viaje a
Corea del Sur del 14 al 18 de agosto el pontífice participará, entre otros eventos, en la ceremonia de
beatificación de 124 mártires coreanos, que tendrá lugar el sábado en la simbólica plaza de Gwanghwamun de la capital.
Este encuentro es el que plantea un mayor
reto en materia de seguridad, ya que se desarrollará en pleno corazón de Seúl y contará con
170.000 asistentes registrados oficialmente, aunque podrían congregarse hasta un millón en la plaza y sus alrededores, según la policía.
Así,
30.000 agentes -el 30 por ciento del total de las fuerzas policiales- se desplegarán en la zona, mientras el
área restringida para la ceremonia estará acordonada con 4,5 kilómetros de
vallas de un metro de alto y 300
detectores de metales en los accesos, informó un portavoz de la Policía Nacional de Corea (KNP).
Las autoridades
sellarán los edificios contiguos, que no podrán abrir sus ventanas desde el viernes y contarán con
policías en cada piso, mientras agentes de las brigadas antiterroristas fuertemente armados ocuparán los
tejados y azoteas en un radio de 50 metros de la plaza de Gwanghwamun.
Además, se
cerrarán las galerías, museos y
edificios públicos aledaños, los
metros no pararán en las estaciones cercanas, los
autobuses desviarán sus rutas el día de la ceremonia y la policía
confiscará temporalmente
65.000 armas legales de uso particular.
Con esto, las autoridades pretenden
prevenir lagunas de seguridad como las evidenciadas durante la visita de
Juan Pablo II en 1984, cuando un joven estudiante con supuestos problemas mentales logró acercarse al vehículo del papa y disparar con una
pistola de juguete.
En todo caso, la policía ha sugerido que el mayor reto a la seguridad es el propio papa Francisco y su inusual tendencia a
acercarse a los ciudadanos y prescindir de excesivos blindajes, según reflejan medios locales.
"De todos los
visitantes de alto perfil que han llegado a Corea del Sur en los últimos años, creo que no ha habido uno solo de ellos que haya estado tan expuesto", indicó un responsable de la Agencia Nacional de Policía al diario local Korea Herald.
Y es que
Jorge Mario Bergoglio, en su línea habitual, ha rechazado usar un vehículo blindado a prueba de balas para recorrer la capital y, en su lugar, viajará en un
utilitario de gama baja Kia Soul.
Tampoco usará
chaleco antibalas, según adelantaron fuentes de la organización.
La policía también aseguró que está prevenida por si se diera el caso de que el vehículo se
desvíe de la ruta establecida por algún motivo y Francisco se disponga a establecer
contacto directo con los viandantes, tal y como ocurrió el pasado verano en Brasil cuando recorrió las favelas con la ventana del coche abierta.
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